Entrevista

Jeppe Gjervig Gram: «El populismo político es lo que más me preocupa: de izquierdas o derechas»

Guionista y Head of Programme of European Showrunner Programme acudió a Iberseries & Platino Industria 2025

Jeppe Gjervig Gram durante Iberseries 2025
Jeppe Gjervig Gram durante Iberseries 2025Iberseries 2025

Jeppe Gjervig Gram (Odense, Dinamarca, 1976) se sorprendió al llegar a Madrid para participar en Iberseries & Platino Industria en Matadero, del éxito que ha tenido en nuestro país la serie «Borgen», de la que fue coguionista. Ahora, como fundador y director del European Showrunner Programme, capacita a escritores de series experimentados en las habilidades necesarias para convertirse en «showrunner».

¿Cómo ha cambiado su proceso creativo desde «Borgen» hasta ahora?

En «Borgen», yo era coguionista, no el showrunner. Así que tuve que aprender mucho cuando pasé a ser showrunner en «Follow the Money». Eso cambió bastante el proceso. Como guionista en «Borgen», hablaba con los actores, con los editores, con todo el equipo, pero no era la persona que tenía la última palabra. Y eso cambia mucho, porque cuando ocupas el rol líder de una serie, cuando la diriges como showrunner, todo cambia: de repente toda la responsabilidad recae sobre ti. Y cuando la gente tiene preguntas o, no sé, el productor te llama por la noche, tienes que tener una respuesta. Ese nivel de responsabilidad lo cambia todo. Creo que uno de los grandes filósofos de la guerra dijo que no puedes saber lo que significa ser mariscal de campo hasta que estás en esa posición, porque la responsabilidad es lo que cambia la experiencia. Así que, cuando tratamos de crear el programa europeo de showrunners, intentamos enseñar eso. Pero, básicamente, es imposible de enseñar. Lo que hacemos es dar a los participantes herramientas para gestionarlo: cómo hablar con un editor, cómo hablar con un director, cuánto implicarte, qué tanto profundizar, cómo gestionar todo eso. Porque también tiene mucho que ver con delegar. Dicen «delegar o morir».

En España tenemos miedo a escribir ficción sobre política, ¿algún consejo?

Cuando hicimos «Borgen» sabíamos que queríamos crear una serie para toda la población. Ese era el reto, porque no hacemos muchas series en Dinamarca. Así que, cuando haces una, debe ser un éxito con una gran audiencia. Sabíamos que sería imposible hacer una serie política con solo un ángulo, solo de izquierdas o de derechas. Así que diseñamos «Borgen» como una celebración de la democracia. Y claro, había que escoger a un personaje principal de un partido político. Elegimos un partido de centro, aunque muchos de sus valores son humanistas y la gente diría centroizquierda.Pero había que elegir uno. Porque debía ser creíble. No puedes tener un político que esté a favor de todo; eso no existe. Elegimos un personaje de centro, que nunca había tenido el poder, porque queríamos hablar de la democracia y el poder más que de izquierdas o derechas. Sabíamos que la serie hablaría, en cierto modo, de corrupción, pero no de corrupción política. No queríamos ser como esos periodistas que persiguen a los políticos corruptos, sino que queríamos creer en la democracia. Queríamos mostrar cómo el poder corrompe el corazón, no porque seas una mala persona, sino porque llevar tanto peso te hace corromper tu familia, tu vida personal, etcétera. Esa fue la idea inicial de «Borgen», su premisa. Y esa fue nuestra forma de tratar la política. Al principio, tanto políticos como periodistas atacaron el enfoque político. Decían si Birgitte Nyborg era demasiado —no usábamos esa palabra entonces— “woke”, demasiado liberal… pero muy pronto incluso los políticos entendieron que la serie no trataba de eso, sino de qué hace la política contigo. Y aun así, si eres político, la política es lo más importante del mundo. Y también creo que, para el público general, la serie era una carta de amor a la democracia. Y, con la forma en que la política ha cambiado en el mundo desde que hicimos Borgen, me duele el corazón, porque creo que la democracia parece debilitarse un poco.Afortunadamente no tanto en Europa, pero si miras a EE UU, es profundamente problemático que la gente abrace sentimientos antidemocráticos. No me importa si son de izquierda o derecha, pero creo que el respeto por la democracia y el propio sistema debería valorarse. Creo que la gente lo está perdiendo un poco.

¿Sobre qué es lo que más teme escribir?

Creo que el populismo político es lo que más me asusta, tanto de izquierda como de derecha. Porque ofrecer soluciones simples a problemas complejos se está volviendo muy popular. Y a la gente no le importa si esas soluciones funcionan. Antes había respeto por quienes manejaban la complejidad: funcionarios, personas en sus roles. Hoy todos quieren que todo sea simple. Pero la sociedad no lo es. Y creo que quienes ofrecen respuestas demasiado simples a preguntas complejas son los que más me preocupan.

Como director del programa de Showrunners europeo, ¿cómo ve la evolución de este rol en Europa?

Creo que lo que más nos afecta en Europa es la falta de confianza: de las productoras y a veces de los ejecutivos de las cadenas. Entiendo su miedo a perder dinero si la serie no funciona, o a perder el empleo, así que quieren apostar a lo seguro y mantener el control. Pero no se pueden crear series originales sin dejar que los creativos tomen el control y asuman riesgos. Quizá a corto plazo hacer un drama criminal genérico funciona, pero en este mercado enorme, si quieres tener éxito real, debes destacar. Ser original. No significa que tu serie deba ser Twin Peaks, pero debe haber espacio para la originalidad. En Alemania, por ejemplo, hacen muchísimas series criminales idénticas. Los productores, que no escriben ni dirigen, son los que mandan; ellos son los “showrunners”. Y eso es un error. Así es como se hacen malas series. Pero las cosas están cambiando: ahora en Alemania también hay ficciones excelentes hechas por showrunners creativos, como Dark o Unorthodox.

En tu trabajo con jóvenes showrunners europeos, ¿qué nuevas tendencias creativas o tecnológicas consideras esenciales para el futuro?

Todas esas innovaciones son clave. Siempre ha sido así en el cine: primero llegó el sonido, luego el color. Con la IA también tenemos que avanzar con ella y usarla. Yo la uso para investigar, no para escribir; todavía no puede escribir por mí. Tal vez en el futuro. He intentado pedirle que escriba una escena y es horrible. Pero puedo usarla para muchas otras cosas: investigar, discutir, buscar ideas. A veces da algo interesante, aunque no siempre. Pero mejora rápido. Hay que mantenerse al día con la tecnología, pero al final una buena serie se basa en una buena historia. Y eso no se puede ignorar. La historia es lo esencial. Y, aunque en el futuro la IA pueda crear historias, no sé si la gente realmente querría ver historias hechas solo por máquinas. Yo no. Cuando escribo, quiero llegar a personas, y sé que quienes ven mis series quieren que alguien les cuente una historia.

Hay un problema ahora con Netflix y la serie "El internauta" Estaba basada en un cómic argentino y las escenas de Buenos Aires se crearon artificialmente. ¿Es eso un problema ético?

Creo que la cuestión ética con la IA es difícil, porque todo avanza tan rápido que es complicado mantenerse al día. Hay una ética del uso en nuestra industria, pero también una ética más amplia. Hoy por hoy, no tengo respuestas. Pregúntame en un año, quizá sepa más.