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Viena 2026

Vietnam gana Intervisión con críticas a Eurovisión

Vladimir Putin intervino para loar el certamen frente a "la deriva ideológica y moral de los festivales europeos”

El Festival de la Canción de Intervisión 2025, celebrado en el Live Arena de Novoivanovskoye, Moscú, el 20 de septiembre y retransmitido a nivel internacional, se ha convertido en un acontecimiento mediático y político que desafía abiertamente el predominio europeo de Eurovisión y la creciente politización de los certámenes musicales occidentales. En su regreso después de 45 años, Intervisión reunió a 23 países, incluidos miembros de los BRICS, la CEI, América Latina, Asia, África y Oriente Medio, conjugando una diversidad geopolítica en contraste con la tradicional hegemonía euroatlántica de Eurovisión.

El vietnamita ĐứcPhúc se llevó el galardón de Intervisión 2025 interpretando “Phù Đổng thiên vương”, una propuesta que mezcla ritmos contemporáneos con elementos folclóricos y mensajes sobre la identidad nacional y los valores tradicionales. La actuación de Đức Phúc destacó por su potencia vocal y escenografía, acumulando 422 puntos del jurado internacional y superando ampliamente al grupo kirguís Nomad Trio (373 puntos) y a la catarí Dana Al Meer (369 puntos). El festival, ampliamente retransmitido en Asia y Oriente Medio, sirvió además para anunciar que Arabia Saudí será el país anfitrión de la próxima edición, consolidando un claro giro hacia territorios ajenos al tradicional circuito eurovisivo.

El certamen estuvo marcado, no obstante, por la retirada repentina de la artista estadounidense Vassy, quien canceló su participación alegando “presión política sin precedentes” del gobierno australiano. Esta ausencia fue retransmitida en directo y convertida en tema central de debate mediático internacional, afectando el desarrollo y percepción del concurso. Por otro lado, la organización justificó la iniciativa como “una plataforma para la diversidad del Sur Global”, presentando géneros musicales que van del pop melancólico al folclore colombiano y al rap vietnamita, con un premio de 30 millones de rublos para el ganador.

Los organizadores y participantes de Intervisión hicieron especial hincapié en las diferencias con Eurovisión, cuyas polémicas, especialmente en torno a la participación de Israel y la censura de actos reivindicativos, han sido objeto de críticas persistentes. Según el presidente ruso Vladímir Putin, Intervisión nació como “una alternativa para ensalzar los valores internacionales y tradicionales frente a la deriva ideológica y moral de los festivales europeos”. El certamen se plantea como un espacio “sin perversiones”, en contraste con las galas eurovisivas marcadas por actuaciones queer, reivindicaciones políticas y mensajes inclusivos.

La edición de Eurovisión 2025 ha estado especialmente marcada por la polémica presencia de Israel, que algunos participantes han considerado un acto de “doble rasero” tras la expulsión de Rusia por la invasión a Ucrania y la creciente censura a propuestas sexualmente explícitas o reivindicativas. Delegaciones como Finlandia y Malta denunciaron modificaciones y censuras a sus propuestas por motivos de género y orientación sexual, manifestando que “el mundo no está preparado para las mujeres poderosas ni para la diversidad queer”. Al contrario, Intervisión adopta una narrativa sobre valores tradicionales y cooperación creativa, obviando deliberadamente temas sociales y políticos controvertidos.

Además, críticas en redes sociales y medios internacionales han sentenciado a Eurovisión 2025 como “el festival más flojo del último lustro”, apuntando la baja calidad musical, la repetición de fórmulas y el desencanto del público con la gestión de la Unión Europea de Radiodifusión.

Para los observadores internacionales y expertos musicales, el renacimiento de Intervisión es interpretado no solo como un desafío estilístico sino como un instrumento de “soft power” ruso, que aprovecha el descontento con Eurovisión para atraer audiencias y artistas excluidos o censurados. Ucrania, por ejemplo, denuncia a Intervisión como “herramienta de propaganda y disfraz de política agresiva”, mientras el Kremlin defiende el festival como bastión de la soberanía musical y cultural.