Entrevista

Ramón Campos: «En España estamos preparados para series políticas, pero nadie se atreve a hacerlas»

Acaba de estrenar «El caso Asunta» con mucho éxito, pero el también creador y escritor tiene varios proyectos abiertos

Ramón Campos durante la premiere de "El caso Asunta"
Ramón Campos durante la premiere de "El caso Asunta"Netflix

Ramón Campos es historia viva de la televisión. De su privilegiada mente han salido éxitos como «Velvet», «Desaparecida» , «Gran Hotel», «Now and Then» y «Las chicas del cable» y medio centenar más de series de todos los géneros y para todos los públicos. El cofundador de Bambú Producciones acaba de presentar «El Caso Asunta» de Netflix, un reflejo de su interés en el true crime.

¿Por qué ese reloj insistente en «El Caso Asunta»?

Porque el caso pasa muy lentamente, aunque el espectador no lo crea. En los medios de comunicación parece que todo va muy rápido, y para todos los implicados, la justicia, los guardias civiles, los acusados, cada segundo que pasa están pasando 1.000 cosas alrededor, pero para ellos es muy, muy pesado. Nos parecía importante eso y nos parecía muy importante que el espectador estuviese situado en qué hora exacta pasó cada cosa. Ten en cuenta que todo lo que sucede en la ficción es lo que pasó tal cual; a la hora que pasó. No hemos modificado nada para ficcionarlo, solo hemos intentado ordenar algunas cosas porque había pistas que se solapaban. Entonces cada vez que le decimos al espectador esto pasó tal día, a tal hora, en tal segundo, pasó en ese momento y es un pacto de lectura.

¿Por qué Asunta?

Yo soy de Noia, a 34 kilómetros de Santiago. Viví cerca de donde vivía Asunta, caminé por esas calles. Cuando un crimen así sucede en un sitio donde tú has vivido y tú has estado, te llama mucho la atención. Mi hermana es psicopedagoga y trabajaba en muros a1 lado de Noia y un niño se le acercó cuando estaba todo el revuelo mediático en 2013 y le preguntó si sus padres podían matarles. Y de repente me di cuenta que había algo de los medios de comunicación que estaba provocando que una generación de chavales de 11, 12,13 años, a los que tienen que protegerles, que son sus padres, empiezan a poder cogerles miedo. Y a mí que me gusta mucho reflexionar sobre nuestra profesión de periodismo, soy periodista de formación, me di cuenta que no estábamos siendo responsables. No estábamos analizando las consecuencias de lo que hacíamos. Cuando hacemos el documental «Operación Nenúfar» («El caso Asunta»), mucha gente ha sufrido mucho. Hace dos años que fue el el juicio, hace cuatro años, cinco años que fue el asesinato. Muchísima gente no quiso hablar conmigo. Amigas de Asunta, familia, compañeros de trabajo. Y también porque era el principio de true crimen. El nuestro y «Muerte en León», creo que fuimos los dos primeros, y la gente no sabía aquí lo que era el true crime. No sabía si iba a ser algo amarillista o si iba a ser algo serio. Y cuando lo vieron dijeron ‘esto es otra cosa’. Entonces se pusieron en contacto conmigo muchos de ellos y empezaron a contarme cosas. Empecé a pintar detalles de situaciones muy pequeñas, pero que yo no había podido entender. Un ejemplo es la fotografía del féretro, que para mí siempre era como una imagen de ¿por qué hacen esta fotografía en este momento? Parece un selfie, pero lo que pasa es que tienen unos móviles muy malos y el reflejo del cristal les refleja a ellos. Ellos hacen una fotografía del féretro, y una persona que estaba allí me dijo lo que dijo Rosario: «Yo necesito un recuerdo de esto. E hizo la fotografía». Más allá de que hiciese Rosario, eso lo entendí. Esto se puede contar, pero no se puede hacer un documental, no se puede contar en una ficción. Con todo lo que habíamos recopilado, nos dimos cuenta que podíamos, lo dice muy bien mi amigo Carrasco, «poner luz en la oscuridad y de repente vamos a iluminar estos detalles. Porque de repente el caso Asunta, que es un caso muy complicado, es muy sencillo. Una familia normal que por una concatenación desgraciada de hechos, que en otra familia no hubiera acabado en un asesinato en este acaba en un asesinato, una infidelidad, un divorcio, una pelea, una guerra entre marido y mujer. Y al final eso acaba provocando que en verano que asesina Asunta, Rosario sin duda, y Alfonso, no se sabe si como colaborador o como asesino también.

Tenía sus sospechas, y puede mostrar varios finales, pero no puede aseverarlo.

Hay una cosa que me dice siempre la Guardia Civil y la policía, y me dijo Marcos, el jefe de investigación del caso Asunta, el de Diana Quer... Una metáfora muy cinematográfica: Nosotros cuando investigamos un caso, tenemos fotogramas, tenemos el segundo uno, el minuto 4:33, el minuto 12. Y lo que hacemos es intentar unir esos fotogramas. Pero nadie está en la casa de Teo cuando asesinan a Asunta, por tanto, tú no puedes decir que fue eso exactamente lo que pasó. Lo que puedes es teorizar sobre las pruebas que tengo y uniendo esos puntos, puedes teorizar sobre lo que pudo haber sucedido. Pero no puedes decirlo al 100%. Ahora sí, hay una cosa cierta: hay una verdad judicial que dice que ellos fueron. Y luego hay otra cosa que está en el documental de alguna manera, que es la influencia de cómo las filtraciones acaban influyendo como un juicio. Claramente, que Alfonso Basterra llegue como un pederasta al juicio, a un jurado popular le va a afectar, aunque no quieran saberlo, pero le va a afectar. Entonces me parecía muy interesante, porque eso en el documental no estaba, reflexionar sobre eso: ¿Es el jurado popular un sistema justo cuando te van a juzgar? Hay una frase de abogados que dicen siempre que si eres culpable, que te juzgue un jurado popular, si eres inocente, que te juzgue un juez, porque si es un jurado popular y eres inocente, puedes acabar en la cárcel porque el jurado popular es influible.

¿Cómo se ficcionan los momentos a solas entre Alfonso y Rosario?

Hay una forma de saber lo que pasó. Yo tenía toda la documentación del caso, que es inmensa. En esa documentación hay muchos elementos que son emails, mensajes, cartas. Tengo lo que sucedió antes y lo que sucedió después de ese momento a solas y los reproches que vienen de esa conversación. Entonces, si puedo recrear lo que pasó ahí, el momento en el que él va a decir lo del divorcio, yo sé lo que pasó ahí. No sé el diálogo exacto, pero si sabes que eso fue de esa manera, que él llegó, que no entró, porque hay información que nos cuenta eso, entonces todo lo que está contado sobre Rosario y Alfonso sucedió. Matizado que es una ficción, que son actores, pero sucedió. Lo único que no sucedió son las vidas personales de los personajes que rodean el caso.

¿Qué porcentaje de ficción diría que hay en la serie?

No te puedo decir porcentajes, pero son las vidas privadas del juez, de los guardias civiles, de los abogados... El jurado popular es un personaje inventado, que es un convenio de algunos jurados que estuvieron, pero que creamos un personaje para representar al jurado popular. Pero el resto es todo real. Es más, los interrogatorios son tal cual.

¿Y había que ficcionarlo?

¿Cómo lo cuentas? ¿cómo cuentas el momento féretro? Y luego había otra parte que para mí era importante, que se habla mucho sobre Rosario: ¿podía bajar a la niña sola por las escaleras? Tú dices bueno, sí, porque me lo dices tú. Si tú lo ves, de repente dices «ah, así se puede bajar». Acuérdate que la baja arrastrando y la niña no tiene zapatillas... Cuando tú bajas a alguien, las zapatillas van golpeando y se caen. Tira las alfombrillas. De repente tira zapatillas, tira una manta, a un contenedor. No se registraron los contenedores porque no se buscaban las alfombrillas. Entonces, como que si yo lo digo es, bueno otro más que lo dice, otro podcast que lo dice, pero si se ve, dices ah, vale, es posible. Entonces, eso es muy difícil hacer un documental cuando además no pongo voz en off y no hago recreaciones.

¿No le gusta?

Me parece que hacer una recreación, o tienes mucho dinero para contratar grandes actores y lo haces de verdad bien, o al final no acaba siendo la realidad.

¿Por qué para los secundarios eligió tanto actor famoso?

Fíjate, la estructura de la serie tenía un riesgo. Desde el momento uno, antes de empezar a escribir, tuvimos la estructura clara. Yo quería que en el capítulo cinco fueran las teorías. Le dije a mi equipo de guiones el cinco son las teorías, el seis es el juicio. 1,2,3 y 4 tenemos que contar hasta llegar a las teorías para que el espectador las entienda. Entonces ya era una línea muy clara. ¿Qué sucede con este caso? Hay tres personajes que se mantienen toda la serie Alfonso, Rosario y el fiscal Ricardo de Barreiro. Mientras el juez se hace muy fuerte durante los tres primeros capítulos, que es Javi Gutiérrez, además, que es una presencia muy importante. En el cuatro empieza a desaparecer, en el cinco se diluye y en el seis casi no está. Necesitaba poner actores al nivel de Javi Gutiérrez, porque si no se me iba a caer , ¿y ahora quién puede sostener esto? Y ahí tiene sentido Francesc Orella y Alicia Borrachero, que de repente la serie se mantiene al mismo nivel. Y luego otra clave: en el jurado necesitaba buenos actores. Creo que hay dos personas que son figuración, pero el resto son actores. Y si te das cuenta, eso hace que cuando están escuchando, cuando están mirando, cuando están recibiendo, actúan. Habitualmente utilizaríamos figuración. Dije no, hasta los que están escuchando tienen que ser actores, aunque sea solo para la secuencia luego del debate. Pero tú ves a todos y los ves muy enfocados. Y eso pasa en las series americanas cuando tienes presupuesto. Entonces, para mí era muy importante que todos fueran muy buenos actores. Y Santi Prego lo que hace es una maravilla.

¿Estamos en España preparados para según qué determinadas cosas?

Creo que estamos preparados para casi todo salvo, ahora mismo, para series políticas. Y creo que estamos preparados. Otra cosa es que creo que nadie se atreve a hacerlas. La polarización que estamos teniendo ahora mismo en España es demasiado heavy y está todo el día en la política, en un movimiento, además fuerzas, y creo que todo el mundo ahora mismo está como con un cuidado de no nos vamos a meter en eso. Y creo que es el siguiente paso que tenemos que dar, hablar de la política cercana, que no sean series sobre la Transición, sobre el 23F... Que podamos empezar a hablar de cosas que pasan ayer. Los americanos lo hacen; no pasa nada.

¿En qué proyectos está ahora mismo?

Estamos grabando «Manual para señoritas» para Netflix, que es una especie de heredera de «Las chicas del cable», por decirlo así, o por lo menos para el mismo público. Ahora estrenamos «El caso Asunta»; estamos en Televisión Española con «La promesa», que continúa. Estamos felices con la serie. Estamos en «La favorita 1922», en Telecinco, que estamos grabando ya y hemos entregado los primeros capítulos. Y nosotros estamos felices y Telecinco está feliz. En Amazon estamos con un proyecto muy chulo que tienen que anunciar ellos. Vamos a rodar «Rondallas», que es la película de Daniel Sánchez Arévalo en septiembre en Galicia, el 2 de septiembre empezamos el rodaje.