Ecología y televisión
La sostenibilidad revoluciona las cámaras
Profesionales del audiovisual se unen en Madrid para mostrar cómo integrar la ecología en rodajes sin encarecer, generando ahorro real y ganando reputación
Con el sugerente título “Un Planeta de Cine”, Mrs. Greenfilm, TÜV SÜD y el Clúster Audiovisual de Madrid reunieron el pasado miércoles a agentes clave del sector para una conversación que fue mucho más que un brindis al sol. La sostenibilidad no era un adorno para la galería, sino la bisagra que puede cambiar la forma de producir cine y televisión en España.
Representantes de plataformas como [[LINK:EXTERNO|||https://www.larazon.es/tags/movistarplus/|||Movistar Plus+]], productoras como Banijay Iberia, entidades financieras como CREA SGR y certificadoras desmenuzaron cómo un rodaje puede ser más ecológico, eficiente y rentable. Paloma Andrés, cofundadora de Mrs. Greenfilm, anduvo sin rodeos: planteó la sostenibilidad como algo estratégico, no un acto de filantropía. Si todos los eslabones del proceso se implican desde la idea inicial, las ventajas incluyen ahorro real y operaciones más pulidas. Su frase resonó como un golpe certero: “No es cuestión de buenismo, sino de negocio”.
Varios ponentes lo confirmaron: al principio puede suponer incidencias presupuestarias, sí, pero cuando los equipos incorporan medidas inteligentes desde el guion, el transporte y la energía, comienzan a fluir resultados concretos. Se habló de minimizar el plástico, de elegir rutas más inteligentes, de alquilar materiales reutilizables y de auditar consumos energéticos incluso antes de la primera claqueta. Todas reflexiones centrales que apuntan a una idea: la sostenibilidad empieza en la planificación.
Teresa Azcona, desde el Clúster Audiovisual de Madrid, reforzó esa visión. Según explicó, su organismo ya abre camino para que los creadores comprendan la ecología como valor esencial en cada etapa del proceso: desde la idea hasta la postproducción, y como criterio para acceder a ayudas o festivales. No se trata de ética; es visión empresarial.
El turno de Mrs. Greenfilm y TÜV SÜD en la apertura fue especialmente valiente. Se apoyaron en datos para subrayar que la sostenibilidad no es reivindicación, sino ciencia aplicada. Hablaron de métricas reales: medición de huella de carbono, uso optimizado del agua y control del residuo. Lo que se dijo fue simple pero contundente: si puedes medirlo, puedes mejorarlo. Y certificando todo, el mensaje a la audiencia y a los inversores suena mucho más firme.
Después llegó la mesa redonda, con nombres de relieve como Rubén Ferreras y Beatriz Morillas de Telefónica y [[LINK:EXTERNO|||https://www.larazon.es/tags/movistarplus/|||Movistar Plus+]]. Ellos pusieron cifras encima de la mesa: 28 series, cinco largometrajes y dos documentales con criterios medioambientales, y una rebaja del 14 % en emisiones gracias a esas prácticas. Un buen golpe de efecto —y de esperanza— para todo el sector.
Desde Banijay Iberia, Juanma López completó el retrato. Señaló que integrar políticas verdes impacta directamente en la moral de los equipos. Un rodaje que cuida el planeta también cuida a sus trabajadores y les da un motivo más para sentirse parte. Para él, es la clase de prácticas que atraen talento y alimentan la reputación del proyecto de forma orgánica.
Rafael Lambea, desde CREA SGR, añadió una nota crucial: integrar sostenibilidad en los criterios de financiación marca un antes y un después. Si un proyecto demuestra que reduce su impacto ambiental, es más atractivo para los inversores. No solo por responsabilidad, sino porque hoy los números verdes tienen peso real en el balance.
Por su parte, Victoria Gutiérrez de TÜV SÜD recordó que decir “somos sostenibles” ya no basta. Hay que probarlo, auditarlo, validarlo frente a estándares claros. Sin ese sello, la sostenibilidad es una promesa sin firma; con él, es un compromiso vinculante y creíble.
El ambiente fue intenso, pero también optimista. Lejos de encorsetarse, el sector articuló una hoja de ruta práctica y pragmática. Se habló de planificar desde el minuto uno, diseñar criterios comunes, medir avances y certificar resultados.
Madrid no tuvo una simple charla sobre producciones ecológicas, sino un taller estratégico en toda regla. No se discutió acerca de llegar a cero emisiones en décadas; se abordó cómo empezar hoy con ritmos realistas y beneficios tangibles. Porque el verdadero impacto, a corto plazo, no será visible en pantalla, sino en el balance de costes, en la facilidad de atraer buenos perfiles y en la reputación ante audiencias concienciadas.
Puede que ese giro no salte en los créditos de una producción, pero sí en los resultados. Y, a fin de cuentas, ese es el tipo de giros narrativos que este sector estaba esperando para seguir brillando sin dejar huella.