A debate
¿Transformará la industria la nueva política de Netflix sobre las cuentas compartidas?
La plataforma desafía el propio modelo que ella misma implantó hace años
y cobrará por añadir cada subcuenta
Netflix fue uno de los primeros exponentes de la cultura de la economía compartida en España. Lo que hoy supone un problema que parece haberse ido de las manos, en su día supuso la solución definitiva contra la piratería en la industria audiovisual. Incontables, aunque rondan los 100 millones según fuentes de la compañía, son los grupos de Whatsapp y operaciones de Bizum que se han hecho solo para cumplir con los pagos de las cuentas compartidas. En ocasiones incluso, este compromiso es el único contacto periódico entre algunos grupos de personas.
Desde la crisis de usuarios e ingresos que vivía el año pasado Netflix, se disparó la rumorología sobre las reacciones que tomaría la plataforma. Una de las primeras medidas fue ofrecer un modelo con publicidad, que cuenta con una tarifa reducida para sus clientes y que a Netflix le permite tener un porcentaje de ingresos garantizado a largo plazo.
Pero pronto, la amenaza de acabar con la flexibilidad en su política de cuentas compartidas empezó a sobrevolar el panorama audiovisual. Sin embargo, muchos expertos auguraban que este cambio de política espantaría a un gran volumen de usuarios, lo que no haría más que agravar dicha crisis. De hecho, desde que el pasado miércoles Netflix confirmara la decisión de que ya no se podrán compartir una misma cuenta entre miembros de distintos domicilios de forma gratuita, el hashtag #AdiósNetflix se consolidó como tendencia.
El nuevo paradigma
Netflix acaba así con las cuentas compartidas entre distintos hogares en España, pero no sin crear funciones pensadas para verse en una sola casa. Los suscriptores podrán elegir la ubicación principal de su cuenta para que puedan usarla todas las personas que vivan en su hogar. Eso sí, deberán pagar un extra para añadir cuentas adicionales para aquellas personas con las que no convivan. Pero paralelamente se ha aclarado que los suscriptores que viajen pueden ver la aplicación en sus dispositivos personales o iniciar sesión en otro televisor, como ha sido siempre. Ahora, cualquier persona que use una cuenta puede trasladar su perfil a su propia cuenta de pago, conservando sus recomendaciones personalizadas o historial de visionado.
En otro caso, los suscriptores de planes Estándar o Premium de muchos países (Canadá, España, Nueva Zelanda y Portugal incluidos) pueden añadir subcuentas para dos personas, como máximo, con las que no convivan. Cada una de esas subcuentas tendrá un perfil, recomendaciones personalizadas, nombre de usuario y contraseña propios, a un coste adicional de 5,99 euros al mes por persona (en España). De esta forma, las tarifas aumentarán a 18,99 euros al mes con el modelo Estándar y un suscriptor extra y a 29.97 euros mensuales con la cuenta Premium y dos suscriptores extra.
Para asegurarse de que los dispositivos están asociados a dicha ubicación principal, los usuarios han de conectarse con cierta frecuencia al WiFi del hogar y abrir Netflix, ya sea la versión web de la plataforma o la aplicación para dispositivos móviles. Así, la plataforma revisará la frecuencia con la que el usuario se conecte a la WiFi de la ubicación asociada a la cuenta principal y comprobará que se haya conectado al menos una vez cada 31 días. De lo contrario, sugiere que bloqueará el perfil que no haya tenido actividad con esta conexión. Queda esperar a si esto generará cambios en la competencia.
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