El Puerto de Santa María
Valientes cobardes: la polémica de El Puerto
Vergonzosa gestión de ANOET sobre la tensión comenzada por sectores antitaurinos
Los podemitas se encargaron de levantar la polémica, totalmente previsible, con mensajes en twitter. Monedero se despachó a gusto y también el propio Echenique. Nada nuevo bajo el sol. Todo sobre lo previsible. No las formas. No es necesario insultar ni estigmatizar. No es necesario ser pijo ni de derechas ni racista para que te gusten los toros. Pero, la pobreza espiritual de los políticos de este país se retratan sin ningún pudor, día tras día, tuit a tuit tejiendo una vergonzosa historia de sus desvergüenzas. Un país que no se merecen. O sí. Llega un punto que uno no sabe. Ya comenzó la historia, la polémica en la plaza de Huelva, donde la empresa tuvo que salir a dar sus cifras e intentar zanjar la polémica con datos. Los que hablaban de más aforo del permitido.
La realidad es que la Junta de Andalucía permite el 50% del aforo. 50 por ciento es la mitad. Hasta donde yo sé. Podemos seguir avanzando aun más y atrevernos a decir que es un asiento no y uno sí. E incluso que si una plaza afora 8.000 pueden entrar 4.000. Siendo de letras hasta ahí llego. En Huelva zanjaron las polémicas imágenes afirmando que no sólo es que no hubiera un 50 % sino que había un 39% en la plaza. (No porque así quisieran, sino porque la plaza en ese caso no se había llenado. Legalmente se podía llegar al 50%).
El Puerto de Santa María fue impecable en la preparación de la corrida. El cartel, la plaza pintada, la banda de música... Y sí, se acabó el papel. Según manifiesta el empresario José María Garzón. El de la mitad del aforo. Y así fue lo que vieron mis ojos. Un asiento sí y uno no. Un asiento sí y uno no. Pudoroso. Modélica la entrada, como también lo fue en la plaza de Osuna unos días antes. Tomar la temperatura a todos los asistentes. Lavar las manos. Distancia social hasta con el acompañante con el que comes e incluso duermes. (Fuera de toda lógica y lo que no pasa media hora después cuando te sientas en un restaurante). Pero se cumplió.
Por megafonía se recordó el uso de la mascarilla y la necesidad de que cada uno ocupara su asiento, aunque eso obligara a estar solo. Que algunos se la bajaron para comer, beber o fumar, sí. Como ocurre en una terraza, pero ahí se está más junto.
En tiempos raros, difíciles y convulsos en los que poco sabemos, al menos en apariencia se hizo todo según la nueva normalidad, como también ocurrió en Osuna. Solo que en El Puerto se acabó el papel en pocos días y fueron muchos los que quisieron comprar entrada y no hubo manera. No ocurrió lo mismo en las otras plazas. Todo hay que decirlo. Algo tendrá que decir ahí el trabajo de Garzón, pero igual eso molesta. (Parece) Si la plaza está vacía es el anzuelo perfecto para los antis para decir que el espectáculo está muerto y cuando está llena, según la legalidad impuesta por la Junta de Andalucía, al menos hasta que se demuestre lo contrario, es una barbaridad. El toreo es carne de cañón. Y con insultos incluidos. Esto ya se sabe, lamentablemente.
Lo que sí es penoso es que a este carro se sume el propio sector. ¡Ojo! Si mañana hay una prueba real de que las cosas se han hecho mal, será necesario que la Tauromaquia esté unida y reproche un comportamiento erróneo, pero hasta el momento no hay pruebas de ello. Ninguna. De ahí que impresione el comunicado de Anoet dando por hecho “disconformidad con la actuación de la empresa de El Puerto”.
¿Con qué exactamente? ¿Con llenar una plaza, bajo los parámetros permitidos? ¿Con dar categoría a la tauromaquia en el momento más difícil quizá de la historia? ¿Disconformidad con anunciar a Morante, Ponce y Aguado? ¿Con decorar la plaza en homenaje a Joselito e idear una corrida con una banda de música espléndida? La mediocridad es un mal endémico en el mundo del toro, pero juzgar antes de que ocurran las cosas cuando la condena viene de los antitaurino roza la barbarie. El mal gusto, ni decir la torpeza, en tiempos en los que el sector ya no se lo puede permitir, pero parece que no se han dado cuenta.
Si mañana, José María Garzón, empresario gestor de Lances de Futuro, es multado por haber hecho algo de manera incorrecta en la organización de El Puerto de Santa María será el momento de pedir explicaciones, pero condenar a uno de los nuestros dando voz a los que quieren cortar la cabeza con olor a revancha por todo lo que ha pasado en ANOET precisamente en tiempos de confinamiento es una puñalada demasiado trapera. Demasiado sucia. Ya no es que los trapos sucios se laven en casa es que el daño se lo hacen a la Fiesta y esta, señores, es de todos. Respétenla. O mejor apártense. Hace mucho tiempo que no están a la altura.
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