Toros
El «fandiñismo», más vivo que nunca dos años después
Iván Fandiño moría hace justo dos años en el ruedo de Aire Sur L’Adour (Francia). Su huella permanece en toda España y el país galo
Iván Fandiño moría hace justo dos años en Aire Sur L’Adour (Francia). Su huella permanece en toda España y el país galo.
Hace 24 meses que el «León de Orduña» perdía la vida en la plaza francesa de Aire Sur L’Adour, pero su rugido sigue vivo en decenas de «fandiñistas», movimiento en apoyo al torero vasco que tomó forma a través de Twitter en 2013. Seis años después mantienen su compromiso de publicación diaria, conservando vivo el recuerdo de Fandiño sin ningún tipo de condición. Decenas también de historias, como las de Eva María Sánchez o Tamara Barreña, de Madrid y Salamanca, demuestran que la afición por Fandiño no entendía de fronteras ni distancias: «Hay fandiñistas por toda España, Francia y también en Sudamérica» describe así Eva la dimensión que alcanzó la huella de Fandiño. «Mis vacaciones dependían de sus actuaciones. Siempre tenía la maleta hecha por si surgía alguna sustitución inesperada», recuerda Tamara con una sobrecogedora nostalgia, «ahora, por la mayoría de pueblos por los que paso pienso ‘aquí estuve viendo a Iván’».
Una afición que no tiene cuentakilómetros: «Le vi en todas las plazas de primera y en innumerables de segunda y tercera, tanto de Francia como de España. A veces me cogía un avión a Francia para solo dos días y otras me hacía viajes en coche de seis horas. Hubo temporadas que pude ir a verle hasta treinta tardes. Cualquier plaza merecía la pena por verle, por que él no entendía de categorías, daba la misma entrega siempre». Pero como responden estas «fandiñistas» a cada gracias, «por Fandiño lo que sea».
Como confirma Eva, la unión que creó el toreo de Iván ha sobrevivido a su muerte: «Somos una verdadera familia, nos seguimos reuniendo todo lo que podemos y participamos en todos los homenajes que se le hacen. Ha sido uno de los movimientos en apoyo a un torero más activos de España» . Tamara, que lleva un león, símbolo del torero vasco, tatuado en su piel, confiesa que a pesar de su gran afición por los toros ha estado mucho tiempo sin pisar una plaza. «El año pasado no fui a ninguna corrida, sentía que le estaba fallando. Pero este año he vuelto, porque he entendido que debo seguir apoyando a lo que Iván entregó su vida».
Aún recuerda como si fuese ayer la tarde en la que falleció Iván Fandiño: «Yo estuve a punto de ir y creo que fue la única tarde que no estuvo ninguna fandiñista. Yo sabía que le había cogido, pero pensé que se trataba de una cornada más de las muchas que sufrió. Pero me llamó un periodista dándome la trágica noticia. Perdí el conocimiento. Cuando pude recuperarme físicamente cogí el primer tren a Madrid (desde Salamanca) y desde allí un coche hasta Orduña (Vizcaya) -la localidad natal del matador y donde se ubicó su capilla ardiente-. Las fandiñistas también debíamos estar en su adiós». Tanto Tamara como Eva recuerdan al malogrado torero como alguien muy agradecido y que siempre tenía una sonrisa para sus seguidores por muy mal que hubiese ido la tarde. Estas seguidoras de Iván también estarán hoy recordando a Fandiño en Tórtola de Henares (Guadalajara) municipio en el que vivió Fandiño durante su juventud taurina y donde tiene una calle a su nombre. Fandiño siempre será recordado en plazas como Bilbao y Madrid entre muchas otras, donde hoy se le rinde tributo.
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