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Amposta

El milagro de San Fermín

El Gobierno de Navarra modificará los tiempos de entrada a la plaza y la actuación de la Policía Foral

Los toros de Fuente Ymbro se abren paso entre los corredores que abarrotan la entrada a la plaza larazon

Cuando llegaron los toros de Fuente Ymbro, el tapón ya estaba formado. Pánico. Presión. Calor. Agobio. Asfixia. Incertidumbre. Sensaciones vividas en dos minutos eternos que llevaban casi cuarenta años sin producirse. En esta ocasión, fueron dos los motivos que causaron el incidente: la masificación y una puerta cerrada. O abierta. Y es que por esa abertura entran los policías forales y la cierran antes de que llegue la manada. Sin embargo, ayer fue demasiado tarde y la presión del gentío empujó el portón. Media entrada al ruedo quedó bloqueada y muchos corredores empezaron a perder pie. «Cuando pude entrar en la plaza, vi muchas zapatillas en el ruedo y, al levantar la mirada, las caras de los corredores reflejaban lo que había pasado», relata Daniel Climent, corredor desde hace años del encierro y natural de Amposta (Tarragona).

El resultado del accidente, 23 traslados al hospital, 19 de ellos eran heridos como consecuencia del atasco, dos en estado grave. Para lo que podía haber pasado, estas cifras son un milagro. «Al principio la situación fue un poco desconcertante pero, al final, San Fermín nos echó un capotazo», describe Ángel Hidalgo, cirujano de la plaza de toros de Pamplona. Allí, en la enfermería, iban llegando los corredores que eran rescatados del tumulto. Uno a uno. Entre ellos estaba J.J.M.R, de 19 años y nacido en Vitoria (Álava). «Este corredor llegó en una situación dramática, sin respiración, con una parada cardiorespiratoria», explica el doctor Hidalgo. «Entre todo el equipo conseguimos reanimarle y, en estos momentos, su evolución es favorable dentro de la gravedad». Nadie esperaba que sucediera tal escena, pero los servicios sanitarios estaban preparados. Incluso intervinieron otros médicos para ayudar a las víctimas del caos. «A dos compañeros no les tocaba trabajar pero, desde su casa, se desplazaron para echar una mano; todo el mundo que pudo colaboró», subraya el cirujano del coso pamplonés.

Muchos heridos por traumatismos y contusiones, pero sólo dos por asta de toro. El primero, en la calle Estafeta, fue corneado en el glúteo y, el segundo, en la axila, que fue intervenido también en la plaza de toros. Otro milagro. Los toros de Fuente Ymbro tuvieron a su merced a decenas de corredores, pero «son animales muy nobles y cuando se encontraron en esa situación, desconocida para ellos, se asustaron», aclara Miguel Ángel Castander, corredor experimentado, de San Sebastián de los Reyes (Madrid). Bajo su punto de vista, además de cerrarse esa puerta, el motivo de la aglomeración fue «la asistencia de participantes, de corredores en masa, sin experiencia, a los que el pánico les ganó la batalla; porque las medidas de seguridad en el encierro funcionan a la perfección», sentencia Castander.

Sin embargo, el Gobierno de Navarra realizará «un análisis en profundidad de lo ocurrido en el encierro», según manifestó ayer Javier Morrás, consejero de Presidencia, Justicia e Interior del Gobierno navarro, en rueda de prensa. Asimismo, aseguró que «se modificarán los tiempos de entrada a la plaza de toros y la actuación de la policía foral; así, hoy se les dejará entrar antes, aunque es un día complicado al ser domingo por la cantidad de asistentes a las fiestas pamplonesas». Por otra parte, desde el ejecutivo navarro alabaron la labor de sanitarios, personal de la plaza y corredores que convirtieron el caos, al final, en orden.

Hablan de mala suerte, de algo improbable, de un accidente... pero sucedió. San Fermín vivió un episodio histórico. Tenso. Peligroso. Agobiante. Una escena que, por suerte o por el «capotillo» del patrón, no se convirtió en tragedia. Un día más, el milagro de San Fermín.

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