Actualidad

Feria de Bilbao

Paco Ureña vuelve por sus fueros en Madrid

El murciano corta una oreja del buen sexto a golpe de natural en un festejo en el que la terna se repartió otras tres vueltas al ruedo

La Razón
La RazónLa Razón

Las Ventas (Madrid). Se lidiaron toros de Martín Lorca y Escribano Martín (1º y 4º), desiguales de presentación. El 1º, manejable pero a menos; con movilidad y buen fondo, el 2º; descastado y a menos, el 3º; el 4º, aplomado; peligroso, el 5º; y con clase el buen 6º. Un cuarto de entrada.

Iván García, de lila y oro, aviso, dos pinchazos, estocada atravesada, tres descabellos (silencio); estocada, aviso, segundo aviso (vuelta al ruedo). Javier Solís, de grosella y azabache, estocada casi entera, aviso, dos descabellos (silencio); buena estocada (vuelta al ruedo). Paco Ureña, que confirmó alternativa, de caña y oro, estocada muy baja (vuelta al ruedo); pinchazo, estocada caída (oreja).

A duras penas alcazaban el guarismo del mal fario, 12 (de Paco Ureña) + 1 (de Javier Solís). Trece paseíllos en total acumuló la terna de ayer en Las Ventas durante todo 2012. Ese nubarrón que cubre la Fiesta a golpe de descenso en los festejos. Al arcón del ostracismo toreros muy capaces. Ureña, que reverdeció sus laureles de novillero con una oreja rotunda; Solís, valentísimo en el quinto; e Iván García, torerísimo con el percal, así nos lo corroboraron.

El toro de la tarde fue a parar a manos del confirmante. El murciano aguardó una eternidad desde la ceremonia hasta el sexto. La espera valió la pena. Para el torero y para el que paga su localidad. Dos tandas al natural excelsas, cumbre, encajado y toreando con los riñones, acompasando la embestida del animal. De muchos kilates. La puesta en escena, muy torera, hasta en los tiempos muertos entre serie y serie también colaboró a edificar un trasteo de peso. Aún hubo otra serie más a pies juntos por la izquierda. Pinchó en hueso a la primera y se volcó literalmente sobre el morrillo para dejar una estocada caída que lo despenó con celeridad. Oreja sin discusión.

Había confirmado antes con «Hispano». Seis veranos desde su prometedor paso como novillero en el Certamen de Nocturnas. El murciano derrochó ganas e hizo un esfuerzo con un castaño, algo atacado de kilos, distraído de salida pero manejable en el último tercio. Había q provocar mucho su arrancada, pero luego pasaba. Mejor Ureña al natural. Por ahí, dos tandas limpias y templadas en las que tragó lo suyo entre parones y miradas. Buena colocación en una faena edificada desde la economía de movimientos. Hubo quietud. Tras un ceñido epílogo por manoletinas, lo despachó de una estocada muy baja. Vuelta al ruedo tras petición.

Iván García mostró variedad capotera en el primero de su lote. Movió el percal con gusto en el saludo a la verónica a un colorado que tuvo buen fondo y repitió después en el quite. Soberbias las dos medias de propina. Antes ya se había hecho notar con otro por chicuelinas en el que rompió plaza. Planteó un trasteo largo -cayó el aviso antes de perfilarse por primera vez- en el que hubo buenos momentos. Derechazos en los que corrió bien la mano aprovechando la enclasada embestida del "Martín Lorca", pero se echó en falta más rotundidad. Una intensidad más continuada. Sin altibajos. Marró con la espada y fue silenciado.

El cuarto fue un galán, muy astifino y con dos navajas por pitones. Como la mayoría de sus hermanos, acabó muy a menos. Para entonces, el madrileño ya le había arañado varias tandas en redondo con gusto. Cobró una estocada en buen sitio, pero el puntillero no estuvo certero y el animal se levantó para tragarse la muerte unos instantes. Ahí pudo irse el posible trofeo. Vuelta al ruedo.

Segundo paseíllo del año en Madrid para Javier Solís después de ejercer de sobresaliente en la descafeinada encerrona isidril de Talavante con "Victorinos". Sin abrirse de capote aquella tarde, el pacense tampoco tuvo suerte con su primero, castaño sin gracia ni emoción alguna. A la falta de transmisión se unió su falta de raza y en el último tercio se vino a menos. Muy aplomado. Le costaba pasar un mundo y Solís, que logró robarle algún natural suelto estimable, terminó por desistir.

Le buscó de nuevo las vueltas al quinto, al que la movilidad le duró sólo una tanda. Ligada y con buen trazo. Cambió el de Martín Lorca y se agarró al piso. Tobillero y peligroso, se fue quedando más corto y Solís no dudó en macerar pase a pase las embestidas. Todo con mucha importancia. Valor seco en un arrimón sin trampa ni cartón. Enfibrado. Hundió la tizona a cámara lenta y asomaron los pañuelos. Por tercera vez, todo quedó una vuelta al anillo.

Y es que sólo a la cuarta fue la vencida. Tarde para valientes en el ruedo y para ver toreros muy capaces. El tesón mueve montañas. Ureña, oreja en mano, da buena fe de ello.