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Ferias taurinas

Un «Histérico» lleno de bravura y raza

López Simón roza el triunfo en Sevilla con un excelente toro de Fuente Ymbro

Muletazo de López Simón al tercero larazon

La Maestranza (Sevilla). Tercera de la Feria de Abril. Se lidiaron toros de Fuente Ymbro, bien presentados. Destacó el 3º, bravo y encastado. El 6º, codicioso. El resto, a menos. Casi tres cuartos de entrada.

Curro Díaz, de azul marino y oro, estocada caída (silencio); pinchazo, media, tres descabellos (silencio).

David Mora, de espuma de mar y oro, estocada, dos descabellos (saludos); tres pinchazos, estocada (silencio).

Alberto López Simón, de blanco y plata, pinchazo, estocada, aviso (saludos); pinchazo, estocada (saludos).

Un gran toro de nombre «Histérico» rompió ayer tarde la melancolía taurina que asumía La Maestranza y nos elevó, junto a la faena de su matador, a los momentos más intensos de lo que va de feria. Pero, el sueño de Alberto López Simón nos lo convirtió en pesadilla su espada. El madrileño se destapó como un torero con sed de triunfo. Destacó por su aguante y capacidad de improvisar para dar variedad a su repertorio. Delante tuvo un gran toro. Un «Histérico» que embistió con raza, nobleza y mucha transmisión. Las tandas del diestro se hicieron interminables, de seis o siete muletazos, enroscándose las bravas acometidas del castaño de Fuente Ymbro. Estuvo muy cómodo y relajado en la cara del toro al amparo del entusiasmo del público. Faena de oreja que sólo la espada negó.

Con el codicioso sexto estuvo muy decidido pagando como peaje dos volteretas sin consecuencias. Más voluntarioso que técnico, buscó el reconocimiento del público por ambos pitones. Se justificó de nuevo sin ningún reparo.

Curro Díaz no tuvo suerte con el toro que inauguró la tarde, un animal que cabeceó en demasía y embistió rebrincado. Ante esas adversidades, el jiennense estuvo dispuesto planteando una faena de difícil consecución, pero que, al menos, valió para justificar su presencia en el abono sevillano. Entonado, primero, en las tandas por la derecha y, luego, con la zurda, a medida que el burel acentuó sus defectos para la lidia. Tampoco le ofreció opciones el cuarto. A semejanza del que rompió plaza, rebrincó sus embestidas y llevó un molesto cabeceo. Intentó sacarle partido el espada de Linares, pero apenas pudo conseguirlo.

David Mora dejó una faena entonada y de buenos trazos al primero de su lote. Supo regalarle distancia y tiempo de reposo para que el astado se fuera arriba en sus embestidas. Tuvo buen juego, aunque le faltó una pizca de codicia y humillación. El de Borox le sacó tandas muy aceptables por el pitón derecho, mientras que al natural la res se vino a menos. Estuvo muy a gusto con el quinto, al que instrumentó una faena templada y con suavidad, que se fue diluyendo a la par que al noble toro le escaseaban sus embestidas.