España

Un triunfo, un gran invento y un esfuerzo

Interesante tarde de Bautista, a hombros, Ponce y Morante con buena corrida de Joselito

Derechazo de Juan Bautista al tercero de la tarde
Derechazo de Juan Bautista al tercero de la tardelarazon

No habían pasado ni cinco días de lo que es para muchos la escalada taurina del Everest. Madrid, con sus 31 días y sus noches, cuando cruzamos frontera. Más de mil kilómetros a la espalda, más de mil motivos, una vuelta estelar con visos de ser única. Un solo día se perjura el maestro Joselito, aunque no le queramos creer. Pero antes de volver a ver a José Miguel Arroyo con el terno de luces le vimos en el callejón como ganadero. Fin de semana full time. Cambiamos Madrid por Istres. España por Francia. Una plaza de 24.000 localidades por 3.000. Otro concepto, otra cercanía, otro toro, incuestionable y que cuesta asumir, y una manera muy jugosa de vivir el toreo antes y después, no sólo en el ruedo, una Fiesta que logra envolver a la de la arena en una espiral. Después ocurrió que hubo argumentos muy distintos. Juan Bautista anduvo resolutivo con el toro más rotundo de toda la tarde que fue el tercero, animal bravo y repetidor que tuvo una faena intensa y medida. Lo vio Bautista, lo hizo fácil, metió la espada y lo tuvo en la mano después de haber firmado lo mejor en el toreo diestro. El sexto fue un toro de El Tajo, un Joselito, con muchos matices, el toro repetía en el engaño, también reponía pero se le intuía más continuidad que a la muleta del francés que ralentizó la faena en muletazos de uno en un uno.

El cuarto de la tarde andaba descoordinado y echando las manos por delante justo antes de que se pusiera con la muleta Enrique Ponce. Había poco que hacer. Nos equivocamos. El animal sacó el buen fondo que tenía en las manos del valenciano y duró en la muleta lo que no nos podíamos imaginar. La faena tuvo mucha miga, más allá de los premios. Al revés que ese primero noble y sosote, que desdibujó la tarde para empezar.

Morante quiso estar a la altura en esta mini feria en la que hace doblete. Y lo intentó con un segundo basto por el derecho que topaba más que embestir, aunque colocaba bien la cara por el zurdo pero sin fuerza. Nada que ver con un quinto ágil, espabilado, encastado, que punteaba el engaño pero por abajo. Morante hizo un esfuerzo sincero, y de esos que no encuentran respuesta directa en el público. Queda feria. Ayer hubo toros. Y tres versiones para poner la cabeza a pensar.