Turismo
Las grandes cadenas de restauración desplazan al bar del autónomo del centro de Madrid
La apertura de nuevos hoteles ha provocado un cambio de las actividades económicas de las ciudades, según un informe de FEDEA
La apertura de nuevos hoteles ha provocado un cambio en la composición de las actividades económicas de la ciudad y en las formas de propiedad de los negocios, favoreciendo a las empresas con forma societaria sobre los autónomos, produciéndose un notable desplazamiento de bares y restaurantes regentados por autónomos hacia aquellos que son propiedad de sociedades de mayor envergadura. Así lo recoge un estudio de Alberto Hidalgo (Scuola IMT Alti Studi Lucca y Universidad Complutense de Madrid), publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), que estudia el impacto económico y social de la apertura de hoteles en edificios protegidos ha tenido sobre la ciudad de Madrid. El autor no se limita a analizar el crecimiento del turismo, sino que también examina cómo este fenómeno ha influido en la transformación de la actividad económica y el mercado inmobiliario en los barrios de la capital. Utilizando un conjunto de datos único a nivel de sección censal, en el trabajo se detalla cómo la apertura de nuevos hoteles en áreas urbanas ha generado un efecto positivo sobre el número de establecimientos comerciales y la creación de empleo en las zonas aledañas, señalando una revitalización económica significativa impulsada por la industria hotelera.
Sin embargo, el trabajo también destaca que este impacto positivo no es homogéneo. Las actividades relacionadas con el turismo y el sector servicios, como restaurantes, tiendas de moda y souvenirs, se ven beneficiadas, mientras que las industrias tradicionales se han visto desplazadas del centro de las ciudades.
Otro aspecto clave que se analiza en el trabajo es el impacto de la apertura de hoteles sobre el mercado inmobiliario. El análisis desarrollado permite observar un incremento en los precios de alquiler y en la inversión residencial en las áreas circundantes a los nuevos hoteles, sugiriendo un efecto de gentrificación. Estos cambios reflejan cómo el turismo y el desarrollo hotelero pueden alterar la estructura económica y social de las ciudades, llevando a una reconfiguración del espacio urbano y a modificaciones en la composición demográfica de los barrios. Sin embargo, en el trabajo se destaca que la mayoría de los nuevos hoteles se ubican en edificios protegidos previamente desocupados o utilizados como oficinas, lo que mitiga el impacto sobre el stock de viviendas de alquiler. Esto sugiere que el aumento en los precios de alquiler se debe más a un efecto de regeneración de la zona que a una reducción de la oferta de viviendas.
En suma, el autor enfatiza que es esencial comprender la interacción entre turismo, desarrollo urbano y cambios socioeconómicos. Este trabajo proporciona evidencia de cómo la transformación de edificios históricos en hoteles puede contribuir tanto a su conservación como al impulso económico de las zonas aledañas. Sin embargo, es crucial considerar que esta reconversión podría influir negativamente en el mercado de alquileres y viviendas de la ciudad, en caso de que esos edificios se hubieran destinado a tales fines. Por tanto, el autor recomienda un seguimiento constante del desarrollo turístico en la ciudad para maximizar los beneficios, tales como la reactivación de inmuebles abandonados y la generación de empleo y actividad económica local, al tiempo que se minimizan los impactos negativos. Entre estos últimos, se incluye la identificación de áreas sobrecargadas por el turismo, donde la apertura de nuevos hoteles podría intensificar el desplazamiento de residentes locales y la pérdida de atractivo turístico debido a una oferta de servicios más homogénea y saturada.
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