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«Stitchers», un muestrario de méritos ajenos

Lo más destacable de la serie de ciencia-ficción, “Stitchers”, que acaba de empezar a emitir Divinity, son los elementos que toma prestados de títulos previos

Emma Ishta, protagonista de la ficción que da vida a Kirsten Clark
Emma Ishta, protagonista de la ficción que da vida a Kirsten Clarklarazon

La protagonista de «Stitchers» aqueja un desorden psicosocial que la hace incapaz de decir nada que no sea cortante o grosero o inapropiado. Y, gracias a ficciones previas como «Elementary» o «The Blacklist», ya sabemos que ese rasgo la convierte en una figura idónea para la resolución de crímenes. No es el único aspecto de la serie, que acaba de empezar a emitirse en el canal Divinity, que la hace parecer poco más que un remedo fabricado zurciendo retazos de otras ficciones previas, todas ellas mejores.

La joven en cuestión es una brillante estudiante de turbio historial familiar llamada Kirsten Clark (Emma Ishta) recién reclutada por una de esas agencias gubernamentales tan supersecretas que inevitablemente operan en el sótano de un restaurante chino. Echando mano de tecnología punta –¿la hay de otra clase en este tipo de series?–, esta organización trata de prevenir y/o resolver crímenes penetrando en la perecedera consciencia de los recién fallecidos y capturando así visiones de lo que experimentaron antes de morir.

Para explicar cómo diablos es semejante cosa posible, «Stitchers» vomita sobre la pantalla un engrudo compuesto de palabrería pseudotécnica, un ajustado traje de fibra negra, un depósito de agua probablemente inspirado en el tanque de aislamiento sensorial de «Fringe» –a su vez inspirado en el de «Un viaje alucinante al fondo de la mente» (1980)– con la esperanza de confundirnos lo suficiente como para que no nos percatemos de lo ridículo que resulta todo. Hasta la premisa de «iZombie», cuyo personaje central adquiría un conocimiento similar comiéndose los sesos de los muertos, resulta más plausible en comparación.

Cuando el tiempo no pasa

Cuando el protagonista de un drama criminal se caracteriza por ser víctima de una discapacidad psicológica, lo suyo es que dicho hándicap le sea de ayuda en su investigación. En «Monk», para entendernos, el trastorno obsesivo-compulsivo del detective Adrian Monk le resultaba enormemente útil a la hora de obtener pistas. En «Stitchers» la heroína sufre displasia temporal, un mal que la hace incapaz de percibir el paso del tiempo. Un síndrome así sin duda le vendría de perlas a todo aquel que pretenda enfrentarse a la serie sin mirar constantemente el reloj, pero por lo demás no parece cumplir función relevante alguna en la trama. En la práctica, solo sirve para hacer de la tal Kirsten un personaje totalmente vacío de emociones y expresividad. El creador de la serie, Jeff Schechter, espera que la veamos como una mujer increíblemente inteligente, pero la mayor parte del tiempo resulta simplemente inaguantable.

Cierto que eso es algo que promete ir corrigiéndose con el paso de los episodios y, de hecho, en los cuatro primeros ya se nos da a entender que la joven irá paulatinamente aprendiendo a entenderse a sí misma y a interactuar con los demás a través de sus experiencias con los recuerdos en los que penetra. Aunque en realidad son muchas cosas las que deberían cambiar. «Stitchers» parece incapaz de decidir entre reírse de su propia ridiculez o tomarse demasiado en serio a sí misma; algunos de sus efectos visuales son sorprendentemente efectivos, mientras que otros resultan del todo risibles; circunstancias personales de un personaje son subrayadas en un episodio y olvidadas por completo en el siguiente.

Pero quizá el problema más grave de la serie, el que la hace olvidable y carente de toda inventiva de principio a fin, es que los misterios que plantea la serie son tan ramplones –una muerte en una rave, la localización de una bomba – que resulta inevitable preguntarse por qué es necesaria tanta sofisticación tecnológica y tanta complicación logística. Sin duda los miembros de «C.S.I» –no importa qué ciudad– podrían resolverlos sin necesidad de agua ni trajes especiales.

DIVINITY: «Stitchers». Miércoles a las 22:45 horas.

Por qué hay que verla: solo se recomienda a los fans de la ciencia-ficción más completistas y menos exigentes.

El mayor acierto: su falta de méritos artísticos recuerda a las ficciones de las que toma préstamos.

Si le gusta también puede ver... «iZombie» y «Fringe», sus referentes más obvios, pero también nos recuerda a «C.S.I», «Minoriry Report» y «Monk».

El dato: en Estados Unidos dejó de emitirse en agosto del año pasado, después de tres temporadas.