Escalada bélica

¿Qué está pasando en Palestina?

A la hora de analizar el recrudecimiento del conflicto entre Israel y Palestina, conviene conocer el cúmulo de sucesos que les empujaron hacia esta situación

Vista de humo después de un ataque israelí a la torre Al-Shorouq en la ciudad de Gaza.
Vista de humo después de un ataque israelí a la torre Al-Shorouq en la ciudad de Gaza.MOHAMMED SABERAgencia EFE

No es sencillo comprender qué ocurre en la otra punta del Mediterráneo. Aunque los medios de comunicación de hoy nos sirven una retahíla de imágenes rocambolescas de explosiones y figuras emborronadas, y basta un click, quizá dos, para saber qué ocurre de aquí a Marte, sin embargo todavía existe un punto en común entre la información que se recibía en Hispania sobre el Reino de Israel hace dos mil años y la información que se recibe hoy en España acerca del Estado de Israel. Y es que en ambos casos no comprendemos lo que ocurre con exactitud, siendo como es algo que pasa tan lejos, desde hace tanto. Por qué ocurre. Así, a grandes rasgos, reconocemos que los israelíes y los palestinos llevan desde 1948 peleándose por un pedazo de territorio en Oriente Medio, suponemos que los israelíes son judíos y que se mantienen con el apoyo inapreciable de los Estados Unidos, y que los palestinos son musulmanes, y que Arabia Saudí los sustenta de alguna manera. También sospechamos que los temidos terroristas islámicos, de estar en algún lugar, se encuentran entre las filas palestinas.

Pero, ¿qué ocurre si algunos israelíes son musulmanes? ¿Y si algunos palestinos son judíos? ¿De qué tipo de conflicto hablamos cuando nos referimos a los enfrentamientos entre uno y otro lado? ¿Es un conflicto religioso? ¿Territorial? ¿Cultural, económico? Aquí vienen un puñado de respuestas para comprender más claramente la penosa situación que envuelve a la región.

Enemigos bíblicos

En torno al siglo XII a. C, una serie de pueblos de origen desconocido, probablemente venidos desde Bulgaria o de Grecia, se asentaron en la región de Canaán, que básicamente comprende la zona costera que une el sur de Siria con el norte de Egipto. Esta unión de pueblos emplazados en Canaán fueron llamados filisteos por los griegos, y su recién adquirido territorio pasó a conocerse como Filistea, o Palaistine.

El «David y Goliat» de Tiziano
El «David y Goliat» de Tizianolarazon

Pero ocurrió por unas fechas rabiosamente aproximadas que apareció un segundo pueblo atraído desde la zona del Sinaí, en el reino de Egipto, dice la tradición que guiado por un hombre que podía comunicarse con Dios e incluso recibió unos mandamientos. Este nuevo pueblo, los semitas, decían descender directamente de un tal Abraham, que milenios atrás ya había asentado su tribu en la región de Canaán; por lo que, a sus ojos, lo único que estaban haciendo era regresar a una tierra que pertenecía a su familia desde mucho antes de que aparecieran esos filisteos.

Los filisteos se asentaron en las regiones costeras, divididos en pequeñas tribus prácticamente independientes entre sí, mientras que los semitas se acomodaron tierra adentro y organizaron los reinos de Israel y de Judá (antes de unificar ambos en un único reino). Los semitas de Israel pasaron a llamarse israelitas y los de Judá, pues judíos. Y como viene a ser normal en estos negocios de la tierra que se trae el ser humano, es de suponer que no tardaron en originarse una serie de enfrentamientos entre los filisteos y los israelitas, hasta el punto en que el Antiguo Testamento viene plagado con los conflictos que se forjaron tres mil años atrás. Goliat, el mítico gigante al que derrotó David con su onda, no era otra cosa que un soldado filisteo. El Primer Libro de Samuel acusa a los filisteos de robar el Arca de la Alianza; el rey Saúl combatió contra ellos en la batalla del monte Gilboa, con el desenlace fatal de la muerte de sus tres hijos y el posterior suicidio del monarca judío; Sansón tiró las columnas que le mantenían preso para matarse a él mismo y a los filisteos que lo atormentaban...

Tierra de nadie

Aunque la Historia ha “beneficiado” a los judíos a la hora de señalarlos como un pueblo sin tierra, después de su expulsión definitiva de Jerusalén durante el Imperio romano, la verdad es que los filisteos (ya va siendo hora de que los mencionemos con su nombre actual, palestinos) tampoco han salido bien parados en términos generales. Fueron conquistados por los asirios, los persas y los romanos. Fueron conquistados por los árabes después de que Mahoma señalara Jerusalén como ciudad sagrada del Islam. Si bien los judíos podían considerarse un pueblo sin tierra, los palestinos fueron durante milenios un pueblo con tierra, puede ser, pero una tierra que a efectos prácticos no llegaba a pertenecerles a ellos, sino a los imperios que posaban su bota de hierro en el desierto donde termina el mar Mediterráneo.

Jerusalén puede considerarse el núcleo de los enfrentamientos entre palestinos e israelíes, al considerar ambos bandos que la ciudad les pertenece por derecho.
Jerusalén puede considerarse el núcleo de los enfrentamientos entre palestinos e israelíes, al considerar ambos bandos que la ciudad les pertenece por derecho.ATEF SAFADIAgencia EFE

Ambos pueblos sufrieron una serie de catastróficas desdichas que derivaron en una especie de obsesión por mantener un dominio efectivo sobre Canaán. Los judíos soñaban desde su refugio en Europa con el día en que regresarían a la tierra prometida; mientras los palestinos, convertidos lenta pero inexorablemente a la religión musulmana bajo el dominio árabe, soñaban con ser dueños de su propio destino. Dos nociones cargadas de romanticismo, dos ideales dirigidos hacia un mismo pedazo de tierra imposible de compartir. Y durante este tiempo no fueron pocos quienes guerrearon por adueñarse de la ciudad santa de Jerusalén. Allí están las cruzadas para demostrarlo. Cristianos europeos y árabes musulmanes combatieron durante siglos en territorio judeo-palestino, mientras los judíos vagabundeaban por Europa y los palestinos se afiliaban a una u otra religión, combatiendo ahora con los cruzados y ahora con los árabes, ahora desentendiéndose de la guerra y manteniéndose al margen, en un miserable intento por participar en el gobierno de su propio territorio. Los mamelucos también mantuvieron un control efectivo sobre Palestina hasta el siglo XVI, y después de ellos llegó el turno del Imperio otomano, hasta su derrumbe con el término de la Primera Guerra Mundial.

Avance sionista

Los nacionalismos europeos del siglo XIX pusieron en peligro la seguridad de los judíos en el continente. Un sentimiento antisemita creciente y que derivaría en el Holocausto fortaleció los sueños de la tierra que los judíos llevaban cargando consigo desde hacía milenios, y llegados al comienzo del siglo XX podríamos hablar de los primeros movimientos migratorios de judíos sionistas de vuelta a Canaán/Palestina/Israel. Se puede suponer que los palestinos que vivían en dicho territorio, ahora convertido en un protectorado británico, vieron con ojos temerosos el aterrizaje de su enemigo bíblico, y presionaron todo lo que pudieron presionar a los ingleses para que frenasen la turbamulta de judíos que aparecía sin descanso desde el Mediterráneo. Y si bien los británicos hicieron lo que mejor se les da, que es dividir territorios y señalar aquí donde vivirán unos y acullá donde vivirán los otros, y dividieron Palestina entre Palestina y Transjordania (hoy conocido como Jordania), y procuraron dividir a la propia población de Palestina entre judíos y palestinos sin crear un nuevo estado, en 1945 ocurrió un suceso del todo imprevisible.

Enfrentamientos entre protestantes palestinos y fuerzas de seguridad israelíes en Hebron, 18 de sepriembre de 2020.
Enfrentamientos entre protestantes palestinos y fuerzas de seguridad israelíes en Hebron, 18 de sepriembre de 2020.ABED AL HASHLAMOUNAgencia EFE

El descubrimiento del Holocausto a finales de la Segunda Guerra Mundial empujó a los judíos de todo el mundo a movilizarse en dirección a su tierra prometida, esta vez para quedarse. Las migraciones esporádicas que llevaban dándose desde comienzos de siglo se multiplicaron, mientras los británicos no pudieron ni quisieron frenar esta movilización a gran escala que derivaría en 1948 con el reconocimiento del nuevo estado de Israel. Para sorpresa de los Palestinos que vieron cómo su historia se repetía y, otra vez, lo que ellos consideraban su propia tierra volvía a caer en manos de terceros. Organizaciones palestinas se negaron a aceptar esta nueva amputación de su territorio y comenzó la guerra árabe-israelí de 1948. Que enfrentó al recién formado ejército israelí y sus milicias sionistas contra organizaciones militares palestinas y pequeños grupos armados procedentes de los países árabes de la zona. Venció Israel, que al finalizar el conflicto se quedó en posesión del 78 % del antiguo protectorado británico de Palestina, mientras que Jordania ocupó Cisjordania y Egipto se anexionó la conocida Franja de Gaza (este último el territorio histórico por excelencia de los palestinos).

Los palestinos que huyeron de la región durante la guerra tuvieron prohibido el retorno por parte de las nuevas autoridades israelíes, mientras que se facilitó la llegada masiva de judíos al recién adquirido Estado de Israel. El sentimiento de rencor y confrontación palestino se acentuó entonces. Luego llegó 1967. En la conocida Guerra de los Seis Días, Israel consiguió hacerse mediante un ataque similar al Blitzkrieg alemán con Cisjordania y Jerusalén Este, que hasta ahora habían pertenecido a Jordania; arrebató los Altos del Golán a Siria, y la Franja de Gaza y la Península del Sinaí a Egipto. El mundo árabe echaba fuego por la boca. Estados Unidos, aliado incondicional de Israel, avaló su victoria y presionó en Naciones Unidas para evitar una intervención internacional. La pequeña porción de tierra que los británicos habían concedido a los israelíes se amplió considerablemente.

De intifada en intifada

Los años fueron pasando en la segunda mitad del siglo XX y la tierra prometida fue moldeada y moldeada una y otra vez. En 1978 se firmó un tratado de paz entre Egipto e Israel (conocido como los acuerdos de Camp David) que derivó en la devolución de la Península del Sinaí al país de los faraones, la presunta desmilitarización de la Franja de Gaza y la instauración de un régimen doble: el Estado de Israel y los Territorios Ocupados de Palestina. Básicamente se puede considerar un acuerdo que favoreció enormemente los intereses egipcios, pero también los israelíes, al aceptar Egipto que los palestinos no podrían conseguir, de momento, su ansiada independencia de toda fuerza extraña. Un acuerdo que, hablando en plata, afectó de forma directa a los palestinos sin que estos tuvieran ni voz ni voto en el asunto. Desde entonces el mundo se ha dividido entre aquellos que reconocen el Estado de Palestina (África, Sudamérica y la práctica totalidad de Asia) y quienes no lo reconocen (Norteamérica y la mayoría de Europa).

Manifestantes en Pakistán apoyan a Palestina. Resulta curioso comprobar que uno y otro lado señalan al contrario como terroristas.
Manifestantes en Pakistán apoyan a Palestina. Resulta curioso comprobar que uno y otro lado señalan al contrario como terroristas.ARSHAD ARBABAgencia EFE

La consecuencia directa de este tratado fue la creación de un sentimiento de abandono y malestar creciente entre los palestinos. La única solución viable que encontraron fue la fuerza, y de esta manera se fueron organizando una serie de movimientos violentos que conocemos como intifadas. Breves destellos de resistencia palestina contra el dominio israelí, donde los primeros combatían con piedras y cócteles molotov mientras los segundos se apoyaban en un ejército regular eficaz y completamente modernizado. La Primera Intifada ocurrió en 1987 y se saldó las muertes de 3.162 palestinos y 127 israelíes. La Segunda Intifada ocurrida en el año 2000 terminó con 5000 palestinos y más de 1000 israelíes muertos. La Tercera Intifada no pasó de unos pocos disturbios. Ninguna de las intifadas reportó cambio alguno en las condiciones de los palestinos. Más bien al contrario, ya que los israelíes endurecieron desde entonces el control militar sobre los territorios ocupados.

¿Qué hizo el mundo mientras tanto? Pues bien, es que el asunto es complicado, tampoco vamos a ponernos a juzgar. Ambos pueblos tienen el mismo derecho histórico a la tierra. Los israelíes justifican sus operaciones armadas señalando que se tratan de movimientos puramente defensivos para mantener su integridad territorial, mientras los palestinos argumentan que sólo desean su pedazo de tierra prometida y el acceso a Jerusalén, la ciudad santa. Los israelíes cuentan con el apoyo occidental que parte de los remordimientos que originó Holocausto; los palestinos (en su mayoría musulmanes) cuentan con el apoyo de organizaciones armadas estrechamente relacionadas con el terrorismo islámico, enemigo número uno de Occidente. Sin embargo es importante que el lector sepa discernir entre el terrorismo islámico y los movimientos palestinos. Relacionados por un enemigo común (los israelíes) pero con objetivos claramente diferenciados, donde los palestinos buscan su territorio de vuelta mientras los islamistas radicales pretenden imponer la religión musulmana en todo el mundo. Que quede claro: violencia palestina y violencia islamista pueden ser primos segundos, quizá terceros, pero en ningún caso hermanos.

¿Qué ocurre ahora?

Abre el periódico, enciende el televisor. Allí encontrarás toda la información que buscas sobre el conflicto que se lleva fraguando desde hace cuatro mil años y que hoy se ha recrudecido. Opina lo que creas conveniente, pero no olvides mantener lúcida tu capacidad crítica. Que el gatillo de los misiles que lanza Hamás a Jerusalén no lo apretó el fundamentalismo islámico, sino el movimiento palestino. Que los israelíes han esperado dos mil años para recuperar su tierra y no tienen intención de abandonarla, como ocurriría con cualquiera de nosotros. Que el territorio en conflicto pertenece, por derecho, a ambos por igual. Aunque Jerusalén es más israelí que palestino y Gaza más palestina que israelí. Que el problema principal entre uno y otro bando, sin importar la gota que colmó el vaso en esta ocasión concreta, parte de una incapacidad histórica para entenderse y convivir en armonía. Que la gota que colmó el vaso importa bien poco cuando el vaso lleva tres mil años llenándose.

Palestinos se refugian en una escuela de las Naciones Unidas después de los bombardeos israelíes en Gaza, el 14 de mayo de 2020.
Palestinos se refugian en una escuela de las Naciones Unidas después de los bombardeos israelíes en Gaza, el 14 de mayo de 2020.Khalil HamraAgencia AP

Mis amigos árabes odian a los israelíes y mis amigos israelíes odian a los árabes. Así de crudo, con escasas excepciones. Pero ningún amigo mío musulmán odia a los judíos, ni mis amigos judíos odian a los musulmanes. Es importante distinguir entre patriotismo y religión en este caso, porque el lector se sorprendería al encontrar un número respetable de judíos palestinos y de musulmanes israelíes pululando por la región. Es muy triste y muy complicado de solucionar, quizá no sea imposible. Los israelíes son más fuertes y tienen el respaldo del capitalismo. Los palestinos son desorganizados, una nación de tribus, el mundo árabe les ha abandonado. El acertijo se solucionará como suele ocurrir en este mundo, sin que importe quién lleva la razón, solo por la fuerza. Se solucionará y cambiaremos el canal del televisor, buscando insaciables un nuevo drama en el que no podemos interceder pero sobre el cual opinaremos con toda la fuerza que tengamos. Así funcionó siempre.