Historia

¿Por qué perdieron los judíos Israel?

Desde la primera exportación en el año 732 a.C hasta la última masacre de judíos a manos del emperador Adriano, Israel se deslizó entre las manos de sus habitantes originales

¿Por qué perdieron los judíos Israel?
¿Por qué perdieron los judíos Israel?FILIP SINGERAgencia EFE

Resulta prácticamente imposible desterrar a millones de personas de su tierra, durante miles de años, si no se hace de forma constante. No puede dejarse una tarea de este estilo en manos del azar. Es importante preocuparse por que la labor se complete, apretar las tuercas si es necesario, dar las órdenes pertinentes a los secuaces encargados. Debe hacerse de forma metódica, haciendo nada más que pequeñas pausas para tomar un respiro y reorganizar la estrategia.

Por esta razón, la pérdida de Israel no fue para los hebreos cosa de un día, ni de un año ni de cien. Hubieron de pasar siglos de conquistas, persecuciones, revueltas y cabezazos políticos para que los judíos, que habían habitado la tierra de Israel desde los tiempos de Josué, fueran desperdigados por el mapa del mundo sin remedio, hasta la nueva creación del Estado de Israel en 1948. No es sencillo responder a la pregunta del titular cuando la respuesta se estira a lo largo de dos mil quinientos años, al no poder señalar un día y una hora y un lugar concreto para decir, fue aquí, en este momento, en este lugar. No es posible. Por tanto lo mejor será volver atrás, al inicio de ese éxodo fatídico, para buscar las primeras preguntas entre las diez tribus perdidas de Israel.

Las diez tribus perdidas

Desempolvando la Biblia, el Libro del Génesis, recordamos que Abraham tuvo un hijo y le llamó Isaac, e Isaac tuvo también hijos y a uno le llamó Jacob, y Jacob tuvo a su vez doce hijos (y al menos una hija). A estos doce hijos los nombró Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín. Hasta aquí, nada nuevo. Sabemos que José fue vendido como esclavo por sus hermanos y que aterrizó en Egipto, donde consiguió reunir cierto poder hasta que, años después, sus hermanos tuvieron que acudir a Egipto en busca de cobijo, después de que una sequía terrible asolara sus tierras. Entonces José les perdonó y les dio la bienvenida, luego murieron todos pero sus descendientes se quedaron en el país del Nilo, las relaciones entre egipcios y semitas se volvieron tensas, apareció Moisés, llovieron plagas, se abrió el Mar Rojo...

Exposición «Jacob y sus doce hijos», que tuvo lugar en 2018 en el Museo Judío de Jerusalén
Exposición «Jacob y sus doce hijos», que tuvo lugar en 2018 en el Museo Judío de JerusalénABIR SULTANAgencia EFE

Lo importante es que estos doce hermanos y sus descendientes fueron quienes conformaron lo que hoy conocemos como las Doce Tribus de Israel. Al llegar los semitas a su Tierra Prometida tras huir de Egipto, cada una de las doce tribus se asentó en un territorio: la tribu de Judá obtuvo el territorio de la parte occidental del mar Muerto, incluyendo el desierto de Idumea; la de Rubén se situó al este del Mar Muerto; la de Benjamín contenía las ciudades de Jerusalén y Jericó, y así sucesivamente hasta ocupar, las doce juntas, el territorio que hoy conocemos como Israel. Con el tiempo fueron unificadas bajo la corona del rey Saúl (y posteriormente David y Salomón) y las doce tribus que hasta entonces habían sido aparentemente independientes se agruparon bajo el nombre de Reino de Israel. El reino duró tres reyes, poca cosa, y al morir Salomón se provocó una escisión en su turbulento reino, creándose en el sur el Reino de Judá y en el norte, otra vez, el Reino de Israel.

No nos hemos olvidado de las Doce Tribus, aunque ahora formen parte de uno de los dos reinos recién formados en torno al siglo IX a. C y hayan perdido su independencia inicial. Las tribus no se llevaron especialmente bien entre ellas pese a estar unificadas y llegó un momento en que su división provocó su debilidad, cuando el Imperio asirio conquistó el reino de Israel en el año 732 a.C y deportó a las clases medias y altas de la región a Mesopotamia. Aquí encontramos el primer grupo de israelitas que fueron expulsados de su tierra. Diez años después los asirios volvieron a conquistar Israel y Judá, y deportaron al resto de los habitantes de Israel. Dejando en la región a nada más que la tribu de Judá, de Simón - que fue absorbida por la de Judá - y la de Benjamín, que huyeron en masa a la ciudad de Jerusalén para fortificarla y aguantar allí los bandazos de sus enemigos. Aquí ocurre la segunda expulsión de los judíos de su tierra. De doce tribus que empezaron, solo quedaban dos dentro de su región original, ambas en el reino de Judea cuando el reino de Israel ya apenas contaba con habitantes semitas. A las diez tribus deportadas, hoy desaparecidas, se las conoce como las Tribus Perdidas de Israel.

Conquista romana de Jerusalén

Los años siguieron cayendo a plomo. Las guerras se amontonaron. Tras el Imperio asirio surgió el Imperio persa y tras este rugieron Alejandro Magno y sus generales. El reino de Judea mantenía una mínima independencia en el centro de este huracán bélico hasta que, en torno al año 1 d. C, el emperador Augusto de Roma convenció al monarca de Judea, Herodes el Grande, para que su reino se convirtiera en vasallo de Roma. Herodes murió, como hacen todos los hombres, y sus hijos se pelearon entre sí para hacerse con el control de la corona, dando lugar a una amplia división entre judíos y creando un panorama de inestabilidad social y política. Una situación excelente para las intenciones de Augusto, que no dudó en asimilar el reino bajo el mandato de Roma y señalar Judea como una nueva provincia romana.

El Muro del Templo recibe diariamente la visita de miles de personas y es uno de los grandes símbolos de la ciudad de Jerusalén
El Muro del Templo recibe diariamente la visita de miles de personas y es uno de los grandes símbolos de la ciudad de Jerusalénlarazon

Los judíos aceptaron su destino como vasallos de Roma hasta el año 66 d. C, año en que estalló la primera gran revuelta de los judíos contra los romanos, conocida como la primera guerra judeo-romana. Fue una guerra sumamente complicada para Roma. El primer contingente de legionarios que enviaron para sofocar la rebelión terminó en desastre absoluto, y ni siquiera el general Vespasiano consiguió aplacarla del todo pese a sus dotes militares, antes de ser nombrado emperador y dejar el engorroso asunto en manos de su hijo Tito.

Tito despidió a su padre jurando que tomaría Jerusalén, por aquél entonces en manos de los rebeldes, a cualquier precio. Y costó caro. Fueron dos semanas de combates hasta que los romanos consiguieron recuperar Jerusalén, en una larguísima batalla que sacó el lado más oscuro de los legionarios: cuando ya habían penetrado las murallas de la ciudad corrió el rumor de que un judío había intentado escapar cargado de oro, y los romanos reaccionaron destripando a cada judío vivo que encontraban. Por si las moscas. Según relata Flavio Josefo en sus crónicas, 425.630 judíos murieron “por la fuerza de las armas, por el fuego, por el hambre y por la pestilencia”. Esta masacre puede considerarse como el tercer éxodo judío, ocurrió el mismo día que las tropas de Tito destruyeron el Templo de Salomón. Es solo que este éxodo no albergaba la posibilidad de retorno alguno.

Dos revueltas sin sentido

Los judíos no se resignaron bajo el poder de Roma, sin embargo. Ocurrieron dos revueltas más a lo largo de los siglos siguientes, la primera durante los tiempos del emperador Trajano en el 113 y la segunda poco después, durante el gobierno de Adriano en el año 132. Ambas con idéntico resultado a la anterior.

Uno de los relieves de las Columnas de Trajano, emperador romano nacido en España
Uno de los relieves de las Columnas de Trajano, emperador romano nacido en Españalarazon

Durante la revuelta contra Trajano, los judíos exiliados se reunieron para recuperar Jerusalén en un lastimero intento lanzado desde Egipto. El emperador contestó a la afrenta dando carta blanca a todos los habitantes de los territorios afectados para que asesinaran a los judíos, si querían, y ordenó también exterminar a todos los judíos que habitaban Mesopotamia desde la primera expulsión. Envió a sus legiones a Egipto y allí aplastó a los rebeldes.

Adriano quiso terminar con el problema judío de una vez. Mandó asesinar a cerca de medio millón de ellos tras su última sublevación y vendió al resto como esclavos, diseminándolos a lo largo de todo el Imperio romano. Se dice que en tiempos de Adriano costaba menos un judío que un caballo, debido a la gran oferta que existía.

Es cierto que no todos los judíos fueron expulsados de su tierra en la Antigüedad. Todavía quedaron un puñado de ellos resistiendo en Jerusalén y sus alrededores, que vendrían a ser asesinados en gran medida por los sucesivos conquistadores bizantinos, árabes, cruzados y otomanos. Se calcula que antes de la Segunda Guerra Mundial, medio millón de judíos vivían todavía en Palestina. En la actualidad, seis millones y medio de ellos conforman el nuevo Estado de Israel.