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La duna más alta de Europa está a dos horas de San Sebastián

La duna de Pilat, en la región francesa de Aquitania, puede tratarse de una escapada ideal para el próximo fin de semana

Duna de Pilat.
Duna de Pilat.David Gimaraesdreamstime

Es una cosa rarísima. Yo había visto fotos de la duna de Pilat en Internet y entonces no me pareció tan impresionante. Me pareció curiosa, nada más, y como Carcassone me pillaba de camino a San Sebastián hace unas semanas y solo necesitaba hacer un desvío de media hora para llegar allí, pues quise visitarla y de paso conocer esta esquinita del golfo de Vizcaya. Pero es una cosa rarísima. Cuando vemos una fotografía del Everest o de las llanuras de Tanzania no somos conscientes de lo grandes que son, quizá porque en las fotografías todo es más pequeños que nosotros, mientras que el Everest o las llanuras de Tanzania vistos a escala real constituyen inmensos monumentos de la naturaleza que rebajan nuestra condición humana y nos subyugan ante su tamaño. O podría ser porque la única manera de comprender una imagen requiere precisamente de verla a escala real, con su entorno concreto, comparándola con nuestro pulgar viéndola desde lejos, haciendo absurdas escalas con los árboles de su alrededor (o rocas o ríos o nuestro coche) para que nuestro débil cerebro comprenda de alguna manera cosas tan fantásticas.

Pero que la duna de Pilat es una cosa rarísima, de eso no cabe duda. Nadie esperaba una enorme ola amarilla que parece a punto de derrumbarse sobre el bosque de pinos que los francesitos plantaron en el siglo XIX para frenar su avance al interior. Pero la duna es imparable, avanza 4 metros cada año devorando todas las ramas frágiles de los pinos.

Una duna muy interesante

El proceso de formación de la duna es complejo. Lento. Hace cerca de cuatro mil años que comenzaron a acumularse la arena y los sedimentos arrastrados por el viento y las corrientes marítimas, y primero tenía una elevación de un metro, luego de dos o cuatro metros, de veinte, cuarenta metros, en el siglo XVIII aumentó radicalmente su tamaño debido al colapso de un gran banco de arena oceánica situado frente a su costa... hasta que llegamos al siglo XXI y gracias a un tipo de perseverancia constructiva somos testigos de su asombrosa altura de 102 metros. Diez metros más que la Estatua de la Libertad. Casi nada. Y es todo arena, son 60 millones cúbicos de arena extendidos a lo largo de 3 kilómetros de costa como el escupitajo reseco de un fumador. La verdad es que se trata de un fenómeno muy raro. Habitual en la costa de Aquitania, donde se han contabilizado hasta 1.500 dunas de mayor o menor amplitud, pero rarísimo para un españolito acostumbrado a no tener que subir cuestas cuando se baña en las playas de Cádiz.

Dato curioso número 78 sobre la duna de Pilat: la arena es uno de los mejores conservantes de objetos arqueológicos que existen, como demuestran las ruinas del antiguo Egipto atrapadas en el Sáhara. De esta manera se han descubierto incluso objetos de la Edad de Bronce enterrados en las primeras capas de la duna de Pilat.

En la duna de Pilat también puedes hacer parapente.
En la duna de Pilat también puedes hacer parapente.Luca Campisidreamstime

Pero subir la duna tiene truco. Cuando fui a visitarla, antes de subirla yo mismo, observé unos puntos diminutos que supuse personas que se pensaron más inteligentes que los demás (imagino) y que no quisieron utilizar las escaleras habilitadas para alcanzar su cima. En su lugar decidieron subir los 102 metros por la propia arena y yo les veía entonces avanzar dos o tres pasos, hundir los pies, detenerse, llevarse la mano al pecho, estresarse, mirar arriba y abajo, sudar copiosamente, volver a avanzar un par de metros antes de repetir el angustioso proceso. Subir la duna de Pilar por cualquier otro lugar que no sean las escaleras, como no seas Alex Honnold o alguno de sus atléticos coetáneos, es una idea digna de llevarse el premio ganador en la cena de los idiotas. Aunque vayas con la novia y quieras hacerte el machorro, aunque pienses que sea buena idea regalarle esta experiencia a tus hijos, para que sufran y se hagan más fuertes. Subir la duna por cualquier otro lugar que no sean las escaleras te convertirá en uno de esos puntitos desgraciados que seguro que no disfrutaron demasiado de la experiencia.

Desde arriba obtenemos una de las vistas más interesantes de Francia. Frente a nosotros, el mar, monótono y azul; detrás, un bosque de pinos que esperan aterrados a que llegue su momento para desaparecer. Nosotros somos surfistas vestidos con pantalón corto y con tiempo para hacer fotos. Y tachamos la duna de Pilat de nuestra lista de sitios raros.

Alojamiento en Arcachón

Vista de paseo marítimo de Arcachón.
Vista de paseo marítimo de Arcachón.Alfonso Masoliver Sagardoydreamstime

Es evidente que si visitamos la duna tendremos que cubrir una serie de necesidades básicas: dónde dormir, dónde comer, etc. Y para cumplir con esto podemos aprovecharnos (como si los franceses y la naturaleza se hubiesen compinchado para recrear el sitio ideal) de la archiconocida localidad de Arcachón con su paseo marítimo, sus agradables terrazas y su airecillo deliciosamente veraniego. Se trata de uno de esos lugares que siguen de forma casi matemática la morfología de un pueblo de veraneo. Aquí hay casas blancas con muros de ladrillo desgastado, enredaderas de buganvillas asomando por las esquinas, pinos, palmeras, bocanadas de aire húmedo y aromatizado, chiquillas estridentes y morenas pasando de una quedada a otra. Creo que todos nos sentimos seguros en sitios como Arcachón, protegidos. Recuperamos las sensaciones de la infancia cuando rápidamente aprendemos a desenvolvernos por sus callejas, tan familiares aunque las veamos por primera vez.

Comer aquí también es muy sencillo. Basta con buscar uno de los restaurantes dispuestos en el paseo marítimo para disfrutar de pescados y mariscos de excelente calidad, a un precio razonable y, lo que es más importante cuando queremos darnos un capricho, servidos en grandes cantidades que nos saciarán la gula. Y creo que ya está. Esto es todo. No quiero decirte mucho más sobre Arcachón y la duna de Pilat porque quitaría todo el misterio a tu visita y a mí no me pagan para amargarle las vacaciones a nadie. Basta con saber este puñado de curiosidades, reconocer que merece la pena una escapadita aquí y que, no lo olvides (te lo pido por favor), ni se te ocurra subir la duna por otro lugar que no sean las escaleras.