Las tardes de agosto en Sanlúcar de Barrameda tienen algo de ritual. Cuando baja la marea y el sol empieza a caer ofreciendo esos espectáculos que solo se pueden disfrutar en la costa gaditana, la playa se convierte en pista y los caballos galopan junto al agua. Esta tradición, que lleva celebrándose más de un siglo y medio, vuelve a vivir su momento durante dos ciclos: del 5 al 7 y del 19 al 21 de agosto.
Es mucho más que un espectáculo deportivo; es un encuentro que reúne a locales y visitantes en una mezcla de emoción, tradición y paisaje. La arena mojada se transforma en escenario donde los caballos desatan su fuerza y velocidad mientras la gente aplaude, hace apuestas improvisadas y brinda con manzanilla. Son momentos que duran poco, pero que quedan grabados en la memoria.

El mejor punto de partida

Para vivir estas carreras de cerca sin renunciar a la tranquilidad, el Hotel Albariza es un punto de partida perfecto. Pequeño, bien situado y con carácter, este alojamiento boutique combina lo esencial con el cuidado por los detalles. Está en el centro, a pocos minutos de la playa, y su patio interior, con fuente y vegetación, es de esos sitios en los que apetece quedarse un rato sin mirar el reloj.
Las habitaciones (solo 15), todas decoradas con un gusto exquisito, están pensadas para descansar de verdad: sábanas de algodón de 300 hilos, toallas suaves, materiales agradables al tacto, luz natural. El hotel apuesta también por la sostenibilidad. Paneles solares, recogida de agua, gestión de residuos... todo está integrado con sentido común y responsabilidad.
Desde Albariza, todo Sanlúcar queda a mano: el mercado, las tabernas, las terrazas donde tomar una copa de manzanilla, los paseos al atardecer... También la playa donde tienen lugar las carreras, que más que un evento deportivo son una tradición.

Su patio interior, con abundante vegetación, es un oasis en pleno centro histórico

El hotel es el refugio ideal para quienes quieren estar cerca de la acción, pero también disfrutar de momentos de paz. Su patio interior, con una fuente de inspiración árabe y rodeado de vegetación, se convierte en un oasis para relajarse, leer o simplemente desconectar sin prisas. Este pequeño tesoro escondido es un auténtico descubrimiento para los huéspedes que lo visitan por primera vez. Tanto, que casi siempre repiten.
Es fácil imaginar empezar el día allí con un desayuno casero que mezcla productos locales, panes artesanos, frutas frescas y zumos naturales, con el sonido del agua de fondo. Un contraste perfecto con la energía de las tardes en la playa.
Pero Sanlúcar es mucho más que carreras... Es también un lugar donde el mar, la huerta y la cercanía del parque natural de Doñana marcan la identidad local. Sus sabores son otro de los grandes atractivos: langostinos frescos, tortillitas de camarones recién hechas y vinos únicos que solo pueden producirse aquí gracias a la mezcla de tierra, clima y tradición.

Sabores locales y desayunos caseros cierran una experiencia auténtica

El Hotel Albariza refleja esta esencia en su propuesta gastronómica, sencilla pero cuidada, que busca realzar los productos de la zona en cada plato. Sus desayunos, generosos, saludables y con los sabores locales como protagonistas, preparan el cuerpo para un día activo.
Asimismo, desde el hotel se puede acceder fácilmente a tabernas y terrazas donde degustar estas delicias, o pasear por calles adornadas con flores y participar en las fiestas patronales que animan el mes de agosto.
Las carreras, que este año celebran su 180 aniversario, se convierten así en el punto de partida de una experiencia más amplia que mezcla cultura, naturaleza y gastronomía. Agosto en Sanlúcar invita a vivir a otro ritmo, donde la prisa se sustituye por la atención a los detalles cotidianos: el relajante sonido de las olas del mar, la luz dorada del atardecer, el trote de los caballos en la arena. Y el Hotel Albariza es, sin duda, el mejor lugar para alojarse.