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Escapadas

Diversidad y cultura, más allá del típico tour por Aranjuez

El tiempo corre lento en un municipio lleno de riquezas culturales y una oferta gastronómica que no tiene comparación

Aranjuez ©Hugo FernándezComunidad de Madrid

La Comunidad de Madrid nos sigue demostrando su capacidad para atrapar a los viajeros por su diversidad cultural y su acogedor paisajismo. En total, cuenta con cinco joyas reconocidas como Patrimonio Mundial por la UNESCO, además del Paisaje de la Luz en la capital, cuatro de ellas se encuentran a las afueras: el Monasterio y el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, la Universidad y casco histórico de Alcalá de Henares, el Hayedo de Montejo y el Paisaje Cultural de Aranjuez. Y es precisamente este último el que, a tan solo cuarenta minutos del centro de Madrid, nos invita a detener el tiempo y rendirnos ante su riqueza.

Aunque hacer una escapada de día completo desde Madrid es posible, este municipio madrileño merece alargar la estancia por todas las experiencias que tiene para ofrecer. Pasear por sus jardines, recorrer sus palacios o saborear los productos de su huerta son solo algunas de las actividades que nos llenarán el alma de vida y que requieren calma.

El reino de los jardines reales

El Real Sitio, la joya arquitectónica que da forma al corazón de la villa, fue construido por orden de Felipe II y ampliado por sus sucesores, es un compendio de estilos y épocas que deslumbran en cada estancia. De todas, destacan el Gabinete de Porcelana, una fantasía rococó de figuras chinescas modeladas en relieve, y el Gabinete Árabe, inspirado en la Alhambra, que refleja la fascinación orientalista que se veía en el siglo XIX. Pero el verdadero espíritu de Aranjuez se revela al salir al aire libre. Más de 111 hectáreas de jardines y huertas rodean el Palacio, convirtiendo este lugar en el conjunto ajardinado más extenso del sur de Europa. El Jardín del Príncipe, con su Estanque Chinesco y la Fuente de Hércules y Anteo, es un paseo por el refinamiento ilustrado.

En el Jardín de la Isla, las fuentes barrocas, como la de Ceres o la del Niño de la Espina, parecen narrar fábulas mitológicas entre el murmullo del agua y el canto de los pájaros. Además del Palacio y los jardines, merece una visita la Real Casa del Labrador, un exquisito palacete neoclásico levantado en tiempos de Carlos IV, y la Real Capilla de San Antonio, que preside con elegancia la Plaza de la Iglesia.Más allá del palacio, en el municipio encontraremos diversas actividades que nos atraparán. El Teatro Real Carlos III, inaugurado en 1769, sigue hoy ofreciendo una programación de música, danza y teatro en un edificio que conserva todo el encanto del siglo XVIII. Y para los curiosos, el Museo de Falúas Reales muestra las embarcaciones que utilizaban los reyes para navegar por el Tajo, conservándose como unas auténticas obras de arte flotantes.

Sabores de la huerta y del vino

Así, Aranjuez se puede disfrutar a través de paseos en barco por el Tajo, en vuelo en globo sobre los jardines reales, pasando por rutas en bici o el pintoresco chiquitrén para los más pequeños. En el calendario destacan el Festival de Globos y la Recreación del Motín de Aranjuez, fiesta de Interés Turístico Nacional que revive el histórico levantamiento de 1808.

La tradición agrícola de Aranjuez también ha dado fama a sus productos de la huerta, especialmente los fresones, espárragos y alcachofas.

En sus restaurantes, como Casa Pablo, Casa José o Carême, la cocina local se transforma en arte.

Para los amantes del vino, las experiencias enoturísticas de Bodegas El Regajal y Bodegas Real Cortijo permiten recorrer viñedos y degustar vinos con carácter. La bodega El Regajal ofrece una experiencia enoturística inolvidable: visitas guiadas por sus 16 hectáreas de viñedo ecológico y sus variedades, rodeados de un paisaje natural declarado reserva entomológica única en el mundo.

Llegar a Aranjuez también forma parte del encanto. Desde la estación de Madrid-Delicias parte el Tren de la Fresa, un tren histórico de vagones de madera que cada primavera y otoño (fines de semana de octubre y noviembre) recorre los paisajes del sur madrileño. A bordo, los viajeros disfrutan de productos locales y representaciones teatrales que evocan los tiempos de Isabel II.