Islas Baleares

Los misterios subterráneos de Ibiza

Viajamos a San Josep de Talaia para conocer uno de los yacimientos púnico-romanos más «vírgenes» de la isla y pasear por las salinas que producen más de 50.000 toneladas al año

Yacimiento de Ses Païsses de Cala d’Hort, en San José
Yacimiento de Ses Païsses de Cala d’Hort, en San JoséCedida

Cuando Ibiza cierra su temporada veraniega, la isla respira. La calma regresa a la Pitusa y emergen los encantos que durante el verano quedan eclipsados por la belleza de sus calas y playas. En este viaje a la perla del Mediterráneo nos adentramos en su subsuelo, en su historia y su tradición. La isla guarda apasionantes yacimientos arqueológicos que narran la vida de este enclave único, que, debido a su encanto y posición estratégica, fue codiciado por fenicios, púnicos y romanos.

El yacimiento más antiguo de Ibiza (fundada en el año 654 a.C.) es Sa Caleta (del siglo VIII a.C.), impresionante, al igual que la necrópolis de Puig des Molins y tantos otros. Sin embargo, optamos por viajar al municipio de Sant Josep de sa Talaia (San José, como decimos los forasteros), donde se encuentra el yacimiento arqueológico de Ses Païsses de Cala d’Hort una de las mayores necrópolis púnico-romanas. Este enclave arqueológico, que data del siglo V a.C., es un espacio poco conocido por los turistas, pero que ofrece una inmersión fascinante para los amantes de la arqueología.

«En Ibiza, la prehistoria está muy mal estudiada, en parte porque los arqueólogos nos hemos centrado en las culturas fenicio-púnica y romana, sin profundizar lo suficiente en la prehistoria. En toda Ibiza solo tenemos siete yacimientos prehistóricos, mientras que Formentera, que es una cuarta parte de Ibiza, tiene más de 40», explica Juanjo Mari Casanova, arqueólogo y uno de los mayores expertos en la historia de la isla.

Mientras caminamos entre tumbas, hipogeos y antiguas «fábricas» de vino y aceite, Casanova nos relata que este yacimiento es uno de los más desconocidos de la isla, pero encierra un legado histórico apasionante. «Fue descubierto en 1917. Hallaron la necrópolis con 18 estructuras funerarias, no todas hipogeos. Con el paso del tiempo, la investigación se abandonó y hoy solo contamos con 11, faltando siete para llegar a las 18 originales», comenta el arqueólogo a este diario. Lo más interesante de este yacimiento es su cronología, que abarca más de mil años. Además, es el único en el que se pueden observar tanto la villa como la necrópolis al mismo tiempo.

Escarabeo de jaspe

La villa tiene unos 900 metros cuadrados y la necrópolis 150. Aún queda trabajo por hacer», nos dice Casanova mientras descendemos por la montaña con el majestuoso Es Vedrá al fondo, entre restos arqueológicos que antaño fueron viviendas, tumbas y centros de producción de vino y aceite. «Aquí también se encontró un escarabeo de jaspe verde con la figura del dios Bes, que es el símbolo del museo donde mostramos todo lo que hemos encontrado», agrega. De hecho, se ha realizado una recreación en 3D de cómo era esta villa y necrópolis hace mil años para ofrecer a los visitantes una experiencia inmersiva en los restos de la cultura fenicia, púnica y romana. «Este yacimiento no es tan conocido porque no se ha publicitado lo suficiente; ha habido un enfoque mayor en otros elementos. Sin embargo, desde el Ayuntamiento de San José están potenciando mucho este atractivo, que cada vez recibe más atención y afluencia de visitantes», aclara el investigador.

La Feria de la Sal rinde homenaje a la rica herencia salinera de la isla
La Feria de la Sal rinde homenaje a la rica herencia salinera de la isla Cedida

Y es que San José es uno de los municipios más auténticos y tradicionales de la isla. Además de este fascinante yacimiento, en San José se celebra anualmente, en el mes de septiembre, la Feria de la Sal, una festividad que rinde homenaje a la rica herencia salinera de la isla y a sus profundos vínculos con la naturaleza, la gastronomía y la cultura. La celebración comienza con el encendido tradicional de hogueras, un acto simbólico que antaño indicaba a los trabajadores de las salinas que era hora de iniciar la recogida.

Luego se realiza la cosecha manual de la sal, donde los expertos locales comparten los secretos de este antiguo oficio. Los vecinos y los visitantes pueden ver cómo la sal, conocida como «el oro blanco», sigue extrayéndose de manera artesanal, como en tiempos pasados. Cada año, en septiembre, durante tres días intensos la sal es la protagonista: hay talleres de cocina, tratamientos de bienestar a base de sal, mercadillos salinos... un tributo sin fin a este mineral del que se producen unas 50.000 toneladas al año. Cabe señalar que la mitad de esta sal se exporta, principalmente a las Islas Feroe, para la conserva del pescado.

Bullit de peix

Y conectando una vez más con el pasado, la sal ya era utilizada por los fenicios, aunque fueron los romanos y musulmanes quienes empezaron a «compartimentar» las salinas para profesionalizar su tratamiento. Impresiona ver las vastas explanadas de sal y cómo los colores rosáceos brillan con el reflejo del sol mientras los flamencos disfrutan caminando entre ellas.

Antes de poner fin a nuestra escapada «histórica», decidimos poner también un poco de sal a nuestra dieta. Hacemos una parada en Cas Mila, ubicada en la fabulosa Cala Tarida y sellamos así un día redondo mientras degustamos uno de los platos estrella, el bullit de peix arropado por una ligera salsa alioli. Pasado presente y futuro de Ibiza en un solo plato. A disfrutar.