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“No he visto a nadie hacer ruído”: una española que vive en China comparte su experiencia en Japón

Las experiencias personales de la española Claudia Pérez iluminan las diferencias sociales entre las dos naciones asiáticas

La tiktoker Claudia Pérez La Razón

Claudia Pérez, directora de la academia de idiomas Kejia Inquiries, ha compartido sus vivencias tras una breve estancia en Japón, ofreciendo una perspectiva única sobre las particularidades culturales de este país en comparación con China, su lugar de residencia actual.

Sus impresiones surgen desde la observación directa y la inmersión cultural, proporcionando una mirada fresca y auténtica sobre los comportamientos sociales de ambas naciones.

El civismo japonés destaca como uno de los elementos más significativos de su relato. Pérez resalta la disciplina social evidenciada en aspectos como el respeto por las colas y la tranquilidad en los espacios públicos, en marcado contraste con la dinámica social china, donde las conversaciones en el transporte público son más frecuentes y animadas: «Siento que los japoneses son un poco más cívicos. Todavía no he visto a nadie colarse o intentar colarse en una cola, de la misma manera que en sitios públicos, sobre todo en transporte, no he visto a nadie hacer ruido ni siquiera tener una conversación, cosa que en China no pasa. En China no está mal visto hablar en el metro».

Estética y comportamiento social

La moda y la limpieza urbana representan otro punto de análisis fundamental. La estética japonesa se caracteriza, según Pérez, por un refinamiento sutil y una atención meticulosa a los detalles, tanto en la vestimenta personal como en el entorno urbano.

Los espacios públicos japoneses muestran una limpieza extraordinaria, con calles impecables y baños que reflejan un alto nivel de cuidado y modernidad. Esta observación contrasta con la experiencia urbana en China, donde los estándares de limpieza son diferentes: «Siento que ni China ni Japón son países sucios, pero he visto mucha menos suciedad en las calles de Japón, así como unos baños públicos mucho más cuidados. También puede ser porque los retretes aquí son supermodernos».

Las dinámicas de socialización encuentran su expresión más evidente en los hábitos gastronómicos. Mientras China promueve una cultura de comida compartida y altamente social, Japón presenta un modelo más individualista, con espacios de alimentación que privilegian la experiencia personal.

Los contrastes en los modales alimenticios son reveladores. En China, gestos como eructar o comer con la boca abierta pueden interpretarse como señales de disfrute, mientras que en Japón tales comportamientos resultan completamente inaceptables.

La disposición de los restaurantes japoneses, con espacios diseñados para comensales individuales, simboliza esta tendencia hacia el individualismo, alejándose del modelo de interacción grupal característico de la cultura china.

Un punto de convergencia fundamental radica en la importancia del idioma. Pérez recomienda el aprendizaje de expresiones básicas como herramienta para la comprensión intercultural, destacando el valor del conocimiento lingüístico para facilitar la comunicación y el respeto mutuo.