Gastronomía

Chalito y la milanesa que se ganó Barcelona

Todo un éxito el de Chalito, un grupo de restaurantes que ofrece disfrutar de milanesas artesanales en lugares tan bien situados como su local de la Rambla Catalunya barcelonesa

Chalito y la milanesa que se ganó Barcelona
Chalito y la milanesa que se ganó BarcelonaToni Montesinos

En Barcelona, ciudad de tapas, mariscos y alta cocina mediterránea, la milanesa ha logrado hacerse un hueco entre locales y visitantes. No hablamos de cualquier filete empanado, sino del que sirven en Chalito, un grupo de restaurantes nacidos en 2016 con una idea clara: tomar una receta humilde y universal, y convertirla en protagonista. El resultado ha sido una cadena en expansión que mantiene el corazón artesanal de su origen, mientras gana presencia tanto en Cataluña como fuera de ella.

La historia de Chalito empieza con una apuesta sencilla pero eficaz: reivindicar la milanesa como un plato central, lleno de posibilidades. Inspirados en la tradición uruguaya y argentina, pero también adaptados al gusto mediterráneo, los locales de Chalito ofrecen una versión elevada de este clásico, sin perder el espíritu casero. El equipo elabora las milanesas cada día, a mano, con ingredientes seleccionados, y las presenta con combinaciones que van desde lo más clásico hasta lo más creativo: jamón ibérico, quesos fundidos, verduras asadas, huevos fritos, aliolis suaves o salsas de tomate especiado. Hay opciones para todos los gustos y dietas: de ternera, pollo, lomo e incluso berenjena, para quienes prefieren una base vegetal.

Pero reducir la experiencia de Chalito solo a su plato estrella sería quedarse corto. Las empanadas artesanales —otro de sus grandes reclamos— se preparan una a una, con masa crujiente y rellenos sabrosos; están elaboradas una a una en su obrador propio, con rellenos clásicos (carne cortada al cuchillo, jamón y queso, caprese) y versiones más contemporáneas como bacon con roquefort o queso de cabra con cebolla caramelizada. La carta se completa con pizzas de masa casera, roscas para compartir y postres con herencia dulce y porteña: chocotorta, tarta de queso horneada o milhojas de dulce de leche que cierran cualquier comida con una sonrisa. Todo, servido en un ambiente moderno, informal, ideal para una cena distendida, una comida en familia o un pedido a domicilio.

Gastronomía Grupo Chalito
Gastronomía Grupo Chalito Toni Montesinos

En Rambla Catalunya 12

Hoy Chalito cuenta con veintidós locales, la mayoría en Barcelona —en zonas como la Rambla, La Maquinista, Poblenou o Collblanc— y otros en Madrid (en diferentes zonas: La Gavia, Xanadú, Parque Sur, entre otras, y pronto también en el centro de la ciudad), Girona o Platja d’Aro. El modelo de negocio ha crecido, pero se ha cuidado con mimo. Mantienen obrador propio, han reforzado el servicio de «delivery» con cocinas específicas y no han perdido su apuesta por la comida hecha a mano: lo artesanal se percibe tanto en los platos como en el trato, el ritmo del servicio y la calidez del entorno.

Por ejemplo, en pleno corazón de Barcelona está el establecimiento sito en Rambla Catalunya 12, en un sitio que no puede ser más céntrico —uno de los primeros en abrir, a un paso de Plaza Cataluña y la Gran Vía— y que se ha consolidado como una de las mejores puertas de entrada al universo Chalito: artesanal, sabroso y desenfadado. Por delante de su puerta pasa un millón de turistas y lugareños, y los que no entran mirarán de reojo el lugar para visitarlo alguna vez y disfrutar de una milanesa clásica como la “Napolitana” (con salsa de tomate, mozzarella y orégano), la “Ibérica”, “México Lindo” o “5 Quesos”. Todas se acompañan con guarniciones que se pueden personalizar, como patatas, arroz con parmesano o ensaladas.

Gastronomía Grupo Chalito
Gastronomía Grupo ChalitoToni Montesinos

Pero el encanto del local va más allá del plato central. En Rambla Catalunya, Chalito mantiene su espíritu de restaurante casual y moderno: madera clara, iluminación cálida, mesas amplias y una decoración funcional que invita tanto a sentarse con calma. La cocina está activa prácticamente todo el día, lo que lo convierte en un sitio muy conveniente para almuerzos fuera del horario tradicional o cenas informales. Además, permite reservar mesa, algo que no todos los locales del grupo ofrecen, lo que lo hace especialmente cómodo para quienes prefieren evitar esperas. Por cierto, desde su fundación, Grupo Chalito ha vendido ya más de 4 millones de milanesas. A ver qué otro restaurante puede decir tal cosa.