Misterio

Cuando el demonio revela su nombre, no hay lugar para resguardarse

"Dime tu nombre" es una serie que ahonda en los exorcismos en el islam y en los temores interreligiosos

Michelle Jenner durante el rodaje de 'Dime tu nombre'
Michelle Jenner durante el rodaje de 'Dime tu nombre'Amazon Prime Video

Este Halloween se estrena en Amazon Prime España “Dime tu nombre”, una serie de seis capítulos que aborda un tema poco conocido: los exorcismos en el mundo islámico. El director, Hugo Stuven, lo resume con una frase clara: “El miedo no distingue de razas ni de creencias.”

Client Challenge

Ambientada en 1997, la trama se sitúa en un pequeño pueblo español donde conviven católicos y migrantes musulmanes. Lo que parece una historia sobre convivencia pronto da paso a fuerzas que nunca debieron despertar.

Todo comienza en Río Blanco, donde un grupo de temporeros marroquíes se asienta en Fuensanta, una aldea abandonada cerca del pueblo. Allí, Sonia (Michelle Jenner), una activista, el Padre Ángel (Darío Grandinetti) y el imán Safir (Younes Bouab) perciben una calma tensa. Pero en Fuensanta hay algo más: una presencia antigua, más allá del rencor y los conflictos.

En el islam, la forma de enfrentar este tipo de fenómenos es a través de un ritual llamado ruqyah, que exige identificar al demonio por su nombre. De ahí, el título de la serie. La pregunta central: ¿qué hay de verdad en las posesiones fuera del cristianismo?

¿Qué es la ruqyah?

La ruqyah es el exorcismo islámico. Según esta religión, existen los jinn -o genios-, seres invisibles que pueden interactuar con los humanos, provocando desde dolencias físicas hasta trastornos mentales. El ritual para expulsarlos incluye versos del Corán, súplicas, agua bendita e incluso toques físicos o golpes moderados.

Quien practica la ruqyah, el raqi, debe tener fe firme, conocer el Corán y llevar una vida religiosa respetable. En algunos estudios modernos, como el caso de un raqi en Estocolmo, se observa cómo combina gestos simples —como poner la mano en la frente del paciente— con remedios tradicionales, buscando puntos de dolor atribuidos a los jinn.

Aunque en medicina moderna muchos de estos casos se diagnostican como enfermedades psiquiátricas, hay situaciones donde la ruqyah se usa como complemento. Un informe en Indonesia cuenta cómo un hombre con problemas psicológicos mejoró tras varias sesiones del ritual.

Casos documentados

En 2017 se viralizó un video en India que mostraba una ruqyah real, y recientemente, un imán en Reino Unido permitió grabar un exorcismo para mostrar cómo funciona. También se han reportado rituales en lugares inusuales, como un salón de manicura en Glasgow, donde se realizó una sesión ante testigos.

Estos casos revelan cómo rituales antiguos siguen vivos, cómo algunas personas atribuyen sus síntomas a lo invisible, y cómo muchos buscan respuestas entre la fe y la ciencia.

Entre la fe, la salud y el espectáculo

No todos dentro del islam aceptan la ruqyah sin reservas. Algunos la ven como una respuesta emocional o una forma de sugestión. También se debate cuándo el ritual deja de ser espiritual y se convierte en espectáculo o incluso abuso.

En Marruecos, por ejemplo, un imán fue arrestado por abusos vinculados a exorcismos. Lo acusaron de explotar a sus pacientes y actuar como charlatán, usando el ritual como excusa.

Un puente entre dos mundos

“Dime tu nombre” va más allá del terror: plantea una reflexión sobre la convivencia entre culturas, la fuerza de la fe y el impacto del miedo. La serie muestra cómo los demonios no entienden de religiones y cómo, cuando dos mundos espirituales se cruzan, pueden surgir fracturas profundas.

El año 1997 no es casual. Representa un momento de cambio en España, con llegada de migrantes, tensiones culturales y un pasado religioso aún latente. La historia sugiere que, bajo esa aparente calma, se escondían temores muy antiguos.

Lejos de ser algo exótico, los exorcismos islámicos siguen presentes en muchas comunidades. Pero también plantean preguntas importantes: ¿cómo distinguir entre enfermedad y posesión? ¿Debe el Estado intervenir? ¿Es posible que la ciencia y la espiritualidad dialoguen sin prejuicios?

Fuensanta podría abrir una puerta que nunca debió abrirse. Y aunque “Dime tu nombre” es ficción, su conexión con la práctica real de la ruqyah recuerda que el miedo, como dice su director, no entiende de credos.