Brexit

Bye, bye, love

“Ahora somos un parque temático más pequeñito y poco más, donde se incrusta nuestro mínimo reino andaluz”

Bajada de la bandera de la Unión Europea en Gibraltar
Bajada de la bandera de la Unión Europea en GibraltarCarrasco RagelAgencia EFE

El Reino Unido cierra la puerta de la UE entre lágrimas y aplausos, es decir, en plena contradicción sobre su futuro. Con el primer capítulo de esta aventura ya hay incertidumbre suficiente para destemplar los nervios de los políticos continentales, que ven empequeñecido, aún más, el papel de Europa en el tablero internacional. Perdemos a uno de los motores económicos y a la principal fuerza bélica en pleno aumento de las exigencias de Trump y con el patio trasero bien caldeado por las presiones expansionistas de Putin. Ahora somos un parque temático más pequeñito y poco más, donde se incrusta nuestro mínimo reino andaluz. Viene el arranque internacional porque mientras estrenamos nueva imagen corporativa y el campo andaluz se rebela cortando autovías, el adiós de los británicos pone ante la realidad al Gobierno de la Junta, que tiene que poner en marcha, ahora sí, las 112 medidas anunciadas el otoño pasado para el Campo de Gibraltar. No es una tontería que se vaya la bandera de las estrellas ni la mala cara de Picardo. A los andaluces nos toca de lleno la gracia por el volumen de inversión, por la localización estratégica del peñón, por los 10.000 trabajadores que cada día trabajan allí y por la colonia estable de súbditos de su majestad que han decidido vivir lo que les queda de vida en la Costa del Sol y ahora, pese al periodo transitorio, no saben si sus compatriotas les chafarán el plan de morirse lejos del mal tiempo británico. El Brexit nos deja aún más solos en este sur de España donde los «grandes problemas» siguen alimentados por una política de gestos que ve en el «pin parental», por ejemplo, la raíz de los impedimentos que atosigan a Andalucía. Vamos a ver mucho durante las próximas semanas tanto el nuevo logo como las referencias a los cuarenta años de autonomía sin que sepamos muy bien por qué no termina de arrancar este F-1 que ahora pilota Juanma Moreno. De momento, al sur de Cádiz ya se preguntan como llegarán, una tras otra, las 112 herramientas para calmarles. «Bye, bye love/ I feel like I could die».