Literatura

Ángela Quintas: «El peso ideal no tiene ningún sentido, hay que buscar encontrarse bien»

Desgrana los detalles de su libro “El secreto de la buena digestión”

Ángela Quintas
Ángela QuintasManuel OlmedoLa Razón

Ángela Quintas está empeñada en que cuidar nuestra alimentación es la mejor prevención y después de publicar el libro «Adelgaza para siempre» presenta «El secreto de la buena digestión».

¿Por qué relacionamos estar delgado con estar sano?

Y no es cierto. Recuerdo que cuando era pequeña no vivía tan obsesionada con todo esto de la imagen. Te puedes encontrar una persona con un ligero sobrepeso que sus analíticas estén bien y al contrario con una persona delgada. El peso ideal no tiene ningún sentido, hay que buscar el peso saludable en el que cada uno se encuentra bien.

¿Eso es lo que más le cuesta transmitir?

Sí, me cuesta, sobre todo cuando viene gente a mi consulta y dice: «quiero pesar cincuenta kilos». Hay que ver qué cantidad de grasa tienes, dónde la tienes colocada... se deben analizar muchos parámetros, no puedo mirar el peso en una tabla y la altura que le corresponde. Es casi como decir, como soy morena con los ojos verdes tengo que medir tanto. No tiene sentido.

Tiene un capítulo entero dedicado a la caca. Hablar de sexo, de la muerte y de la caca son los tres tabúes de nuestro tiempo.

No sé por qué. El sexo habrá unos que sí y otros que no, pero la caca es algo que hacemos todos. Morirnos es algo que no llega todo el rato, tenemos tiempo para pensarlo. Pero la caca tenemos que hacerla todos los días, ¿por qué se convierte en tabú?

Que quisiéramos hacer todos los días...

(Risas) Bueno, hay una cierta frecuencia. Una cosa que he notado mucho en las entrevistas es que dependiendo de la provincia en la que esté tienen más o menos pudor en hablar de ello. En Cataluña todo el rato era hablando de la caca y de repente llegas a Valencia y hablan de «aguas mayores», «popó»... ¿Qué está pasando? Vamos a ponerle un nombre. Los catalanes son muy escatológicos, cosa que mola.

¿Por qué lo ha titulado «El secreto de la buena digestión»?

Porque realmente es un secreto, la gente no sabe lo que pasa cuando introducimos comida en el cuerpo, es un poco como de brujería. Comemos tres veces al día y la idea era contarlo de una manera que la gente lo entendiera.

¿Qué pautas sencillas daría?

Hay cosas muy simples como elegir los alimentos y cocinarlos de manera correcta, no abusar de fármacos cuando no los manda el médico, mantener a raya el estrés...

Se contrapone con el estilo de vida que llevamos.

Hay estudios que demuestran que el estrés puede alterar nuestra microbiota. Es lo que antes se conocía como flora intestinal. Le hemos cambiado el nombre porque no tenemos flores, tenemos «bichitos». Ocupa desde la boca a hasta el ano y tiene funciones muy importantes. Si estiráramos nuestro intestino delgado tendría la superficie de una cancha de tenis, trescientos metros cuadrados.

Nos hemos convertido en un país de alérgicos e intolerantes, no solo en la política, también con los alimentos.

Es verdad que las intolerancias se están disparando, no se sabe a ciencia cierta por qué. Una de las teorías es que en España nacen cada vez más niños por cesárea, tenemos un 25% de partos cuando lo recomendable sería entre un 10 y un 15%. El momento del nacimiento es súper importante porque el bebé dentro de la madre se encuentra en un medio prácticamente estéril y empieza a colonizarse con los «bichitos» que tiene la madre en el momento del parto.

¿Cómo hemos llegado hasta esta situación?

Por el estilo de vida, porque consumimos menos productos de proximidad, podemos comer todo cuando queramos y comemos alimentos muy palatables, que tienen muchas grasas y azúcares. Nos producen sensación de placer y eso nos tiene muy enganchados. También el estrés, que vamos como locos, y el abuso de los fármacos. Los antibióticos nos han salvado a lo largo de la historia, pero ahora nos están devolviendo la otra cara.

¿El miedo a las verduras se transmite genéticamente?

(Risas) Creo que no, pero tienes que dar ejemplo. Si los niños no te ven comer fruta y verdura, no las van a comer. Tenemos tantas frutas, que seguro que alguna le gusta.

Comer bien requiere una inversión económica.

Sí. Hicimos un estudio sobre cuánto costaba la cesta de la compra y nos dimos cuenta de que un paquete de pasta con tomate era muy barato y podían comer cuatro personas, pero nos hemos olvidado de los pucheros: la legumbre es muy barata y siempre va a ser mejor que la pasta.