Andalucía

“Kichi” para rato

El descomunal perímetro adquirido por su vientre plasma mejor que ninguna declaración a cuál de las dos categorías canónicas de Umberto Eco, apocalípticos o integrados, se ha adscrito

La segunda legislatura de José María González Santos, la primera tras haber vencido en unas elecciones municipales que –recordemos– en 2015 aún ganó con cierta amplitud Teófila Martínez, se ha inaugurado este fin de semana carnavalescamente hablando, que es la forma de encapsular el tiempo en Cádiz. Y a pesar de que su cuate Vera Luque ha vuelto a ganar el primer premio en chirigotas, de nuevo entre una estruendosa bronca por las sospechas de favoritismo, el concurso ha estado menos politizado. Pareciera que el jurado quisiese agradar a la autoridad más allá del deber, porque el alcalde se muestra en público cada día más aposentado e institucional, lejos de la demagogia vocinglera que practicaba cuando decidió cambiar las aulas y el activismo callejero por el ejercicio de la política. El descomunal perímetro adquirido por su vientre plasma mejor que ninguna declaración a cuál de las dos categorías canónicas de Umberto Eco, apocalípticos o integrados, se ha adscrito «Kichi». Fuera de estas pequeñas miserias locales, la Tacita de Plata disfruta despreocupada de su Carnaval gracias a la ‘pax’ procurada por un paisanaje que no necesita un vuelco en las urnas para evadirse de la cotidianeidad: a doce años de PSOE en el Ayuntamiento los siguieron dos décadas del PP y ahora va camino de hacer callo el trasero del caudillo anticapitalista sobre el sillón de Fermín Salvochea, de quien se reivindica sucesor directo. Será que la ciudad asimiló la altura de miras de los prohombres de 1812, librepensadores virtuosos en el arte de lo posible y en los acuerdos de mínimos. Si la vida, mal que bien, merece la pena con un regidor al frente, ¿para qué cambiarlo? Cunde el rumor de que González Santos suplirá a su novia al frente de Adelante Andalucía, la escisión nacionalista de Podemos. Viviría la larga agonía de los peces fuera del agua así que, inteligente como es, lo normal es que le pase la vez a algún incauto. Está muy bien donde está.