"Méritos e infamias"
Doña Erre que erre
Pedro Sánchez, desaparecido en combate cuando los hospitales vuelven a estar hasta arriba de enfermos de Covid-19 y media España sufre los efectos de la nevada del siglo, manda al ministro Ábalos a Sevilla. Territorio, junto con el resto de Andalucía, olvidado por los gobiernos centrales en cuestiones de infraestructura desde los años dorados de la Expo’92. ¡Gracias, Felipe! Pero no ha venido a presentar presupuestos ni futuras licitaciones que inyecten inversión en la obra pública, ha llegado hasta el fortín de la calle San Vicente, casi de tapadillo, para enmendar el lío de los socialistas andaluces. A lo Cernuda, la realidad y el deseo de unos y de otros no queda clara, menos el enésimo puñetazo en la mesa de Susana Díaz para volver a repetir que no le van a quitar el timón. Ciertamente, como bien ha dicho en más de una ocasión, nadie entendería que la ex presidenta de la Junta se buscara la vida de otra manera que no fuera así, agarrada a un cargo de partido, pero el problema se lo pasa, una vez a más, a la principal formación política de la comunidad que como mínimo debería estar codo con codo con el Gobierno regional para ayudar en todo lo posible a superar la pandemia. Todo lo contrario, Susana Díaz, metida en el papel de «Doña Erre que erre», insiste en defender su papel de lideresa frente a la adversidad cuando todas las voces internan le señalan la puerta de salida y piden un partido nuevo. ¿Pero quién se queda con la patata caliente? ¿Dónde colocamos a Susana Díaz? La incógnita por resolver al final la pagará el contribuyente cuando le asignen un cargo público con renombre, un buen sueldo y poca capacidad de gestión. El sueño dorado para la retirada de los dinosaurios de la política. Sin embargo, la última insistencia en presentarse como candidata para ser la alternativa en las próximas elecciones andaluzas sólo demuestra el marasmo de una formación lastrada por los casos de corrupción y el nepotismo.
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