Andalucía verde
Objetivo: reducir el consumo de la energía primaria un 40% para 2030
La «revolución verde» de la Junta pretende aportar a partir de fuentes renovables al menos el 42% del consumo final bruto
Un jornada después del Día del Medio Ambiente y cuando han pasado más de dos años desde que Juanma Moreno tomara posesión marcando como prioridad la «revolución verde», la irrupción de la pandemia ha condicionado los tiempos. Los objetivos se mantienen. La Junta, que creó un comisionado para el cambio climático y la Transición Energética, pretende «reducir el consumo tendencial de energía primaria en 2030, como mínimo el 39,5% excluyendo los usos no energéticos» y «aportar a partir de fuentes de energía renovable al menos el 42% del consumo de energía final bruta en 2030».
El objetivo, en palabras del consejero de Presidencia, Elías Bendodo, «es que nuestra comunidad pueda transitar hacia un nuevo modelo energético». El Plan Andaluz de Acción por el Clima contempla la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero difusas de Andalucía un 39% en el año 2030 con respecto al año 2005. Acciones concretas: la bioclimatización y las energías renovables en centros educativos –400 actuaciones de instalación de sistemas de refrigeración adiabática (aprovechar la tendencia del aire a absorber humedad) y placas solares fotovoltaicas por 140 millones– o la aprobación en abril de dos proyectos de energía solar fotovoltaica impulsados por Repsol Renovables e Ignis Energía en las provincias de Cádiz y Sevilla declarados de interés estratégico en Consejo de Gobierno, lo que supone una inversión global de 261 millones y la generación de 1.210 empleos durante la construcción y desarrollo de diez plantas. La «revolución verde», por tanto, tiene que implicar a todas las consejerías. El papel del comisionado, aclara la Junta, es coordinar la transversalidad.
En la actualidad, según datos de Presidencia, la Junta tiene admitidos a trámite 706 proyectos que equivalen a 21.000 megavatio y suponen unos 17.000 millones de euros. El 92% se corresponde con proyectos fotovoltaicos y un 7% son de carácter eólico. Para la tramitación de los expedientes, la Junta ha reforzado el personal de Administración, con un Plan de Refuerzo para impulsar más de 1.700 contrataciones en todas las provincias, así como la digitalización. La otra pata de las políticas de la «revolución verde» pasa por los «proyectos que mejoran la gestión del agua; el almacenamiento de energía; y la gestión de residuos y economía circular».
Los grandes problemas actuales se deben al «elevado peso de fuentes de energía fósil en la estructura de consumo de energía»; el «exceso de consumo de energía respecto al necesario»; el «elevado peso del sector transporte»; el «deficiente suministro energético en determinadas zonas de Andalucía»; y «la dificultad de las empresas e industrias energéticas andaluzas para acceder a financiación».
La Junta se ha marcado como meta «el liderazgo en renovables». Según el documento «Directrices energéticas de Andalucía, Horizonte 2030», «Andalucía tiene un elevado potencial de energías renovables, destacando el asociado a generación eléctrica con estas fuentes cifrado en 300 GW4». Su aprovechamiento, junto con la disminución del consumo de energía fósil, permitiría «reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para cumplir, e incluso superar, los objetivos de la UE».
La biomasa es la fuente que más aporta a la estructura de consumo de energía primaria procedente de fuentes renovables (42% en 2019), considerando tanto el consumo para uso térmico como para generación eléctrica, seguida de la termosolar (34%) y eólica (16%), señala el estudio. Particularizando en la generación eléctrica, en 2019 la potencia renovable instalada ascendió a 7.216 MW, el 43% de la potencia eléctrica total (48% eólica, 25% fotovoltaica, 14% termosolar, 9% hidráulica, 4% biomasa), «lo que ha supuesto que la electricidad de origen renovable represente el 39% del consumo final de Andalucía durante ese año. En términos de producción de energía eléctrica de origen renovable, la eólica supone más de la mitad (51%) de la electricidad generada con fuentes limpias, seguida de la termosolar (19%), la fotovoltaica (13%) y la biomasa (12%).
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