"Méritos e infamias"

Yo pasaba por allí

“Sobre los casos de corrupción de la anterior etapa apenas se ha avanzado unos metros para conocer en profundidad cómo funcionaban las redes clientelares”

La senadora del PSOE-A y ex presidenta de la Junta, Susana Díaz
La senadora del PSOE-A y ex presidenta de la Junta, Susana DíazMaría José LópezEuropa Press

La resaca de la noche triste de Susana Díaz le alcanzó hasta antier, a los tres años y un día del batacazo electoral que la sacó de la Junta de Andalucía. Fue el primero de otros traspiés que la actual senadora ha tenido que aguantar en su dolorosa salida de la comodidad que otorga el poder. Cuando le preguntaron por lo que sucedió en la Faffe dijo lo que cualquiera en su situación hubiera hecho. Contar que cuando ella llegó las irregularidades ya eran cosa del pasado, que pertenecían a esa nebulosa donde habita todo lo que no nos gusta, que no iba con ella. En puridad es así, lo dice el almanaque, pero como ex presidenta y líder del PSOE-A nos dejó con la miel en los labios, una vez más, al no hacer un mínimo de autocrítica respecto a la gestión de su partido. Tampoco lo hicieron sus mentores, Chaves y Griñán, que si debieron saber algo de lo que se cocía en la fundación no abrieron el pico. Con el mismo cinismo se puso a la misma altura que el actual equipo de Gobierno, como si ella hubiera bajado de un platillo volante sobre San Telmo y no desde la nave nodriza de la calle San Vicente. Ya ven, entre santos anda el juego. No está claro en qué ha cambiado la costra política en Andalucía durante estos tres años porque a pesar del contento general con la gestión de Juanma Moreno, sobre los casos de corrupción de la anterior etapa apenas se ha avanzado unos metros para conocer en profundidad cómo funcionaban las redes clientelares que sustentaron durante años el éxito de un partido cuya gestión no logró jamás sacar a los andaluces del furgón de cola, aunque, paradojas de la vida, le votaba mucha gente. Misterios del pasado, éxitos de otro tiempo, puede que quizás nosotros no estuviésemos allí, que todo fuera una imaginación maligna, un mal sueño como nos dio a entender el viernes Susana Díaz.