Medio Ambiente

Ofensiva a gran escala en Cádiz contra la lagarta peluda

Más de 40.000 hectáreas del Parque de los Alcornocales están afectadas por una oruga que impide el descorche

Ejemplares de alcornoque recién descorchados en el Parque Natural de los Alcornocales
Ejemplares de alcornoque recién descorchados en el Parque Natural de los Alcornocaleslarazon

Si las condiciones meteorológicas acompañan, entre finales de abril, mayo y junio la Delegación provincial de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de Cádiz pondrá en marcha la que podríamos llamar la «madre de todas las campañas» contra la lagarta peluda (Lymantria) o, dicho de otra forma, una de las mayores enemigas de encinas, alcornoques y, con ello, del sector del corcho.

Serán casi tres millones de euros los que, entre 2022 y 2023, invertirá la Junta de Andalucía para intentar frenar la acción de una oruga que, como ya se observa sobre el terreno, está provocando el debilitamiento de dos de los árboles más icónicos de una de la joyas naturales de la provincia, el Parque Natural de los Alcornocales, y poniendo contra las cuerdas el aprovechamiento del corcho.

Pero, ¿quién es y qué hace la lagarta peluda? Con un área de distribución natural que abarca gran parte de Europa, el Norte de África y Oriente Medio, la lagarta peluda es un lepidóptero que utiliza la corteza de alcornoques y encinas para realizar sus puestas.

“La imposibilidad de descorchar supone un gran varapalo económico para propietarios, cuadrillas, etc.”

Una vez que eclosionan y salen las orugas, «éstas», apuntan responsables técnicos de la Junta, «se alimentan de yemas y hojas tiernas del brote en los primeros estadios, produciendo defoliaciones parciales o completas en el árbol». «Como consecuencia de estos daños», añaden, «se produce la pérdida de fructificación, así como un menor espesor suberoso y leñoso; además de provocar perturbaciones en los procesos fisiológicos del árbol».

La mariposa del corcho, también conocida como lagarta peluda, se come las hojas de las encinas y alcornoques pero es inofensiva para los hombres y animales
La mariposa del corcho, también conocida como lagarta peluda, se come las hojas de las encinas y alcornoques pero es inofensiva para los hombres y animaleslarazon

Ataques que, de repetirse en siguientes ciclos vegetativos, «pueden llevar a acabar con los ejemplares afectados», tal y como ya se aprecia.

«Jaque» al descorche

Sin actuar directamente sobre el corcho, al que, según señala Luis Luque, ingeniero de montes, «no afecta directamente y tampoco a su calidad», el debilitamiento que genera en el alcornoque la defoliación de la oruga impide que se puedan desarrollar las tareas de descorche, «ya que generaría un doble estrés o debilitamiento en el árbol y, con ello, provocaría su muerte».

Así, para evitar la posible muerte de los árboles afectados, «el único camino que existe es no descorchar y esperar al año siguiente».

La Junta invertirá casi 3 millones de euros para frenar el debilitamiento de la masa forestal y garantizar su aprovechamiento

Si bien es cierto que el ataque de la lagarta peluda comporta siempre un perjuicio, «lo es aún más si se produce en el periodo óptimo en el que se tiene que ejecutar el descorche, cada 8 o 9 años».

Y es que de ser así, los propietarios de las fincas se ven abocados a tener que esperar a próximas campañas, perdiendo el corcho sus propiedades óptimas.

«Hay que tener en cuenta», añade, «que hay que esperar nueve años para sacar este producto tan valioso y que, si llegado ese tiempo, no puedes descorchar es un enorme varapalo económico tanto para los propietarios de las fincas como para las cuadrillas y demás personas que viven en esta zona de la provincia del corcho».

40.000 hectáreas afectadas

El esfuerzo que se va a realizar por tierra y aire para plantar cara a la lagarta peluda está más que justificado, ya que ésta, que no ha dejado de expandirse en los últimos años, afecta nada menos que a 40.000 de las 170.000 hectáreas del Parque Natural de los Alcornocales.

Cabe recordar que ha sido en los últimos 60 años cuando la lagarta peluda más ha atacado los alcornocales de Cádiz y Málaga, destacando los primeros años de la década de los 80.

«Proteger los alcornoques y encinas de esta plaga es fundamental para evitar el daño y debilitamiento de esta masa forestal y sus aprovechamientos del corcho, por eso hemos redoblado los esfuerzos y cambiado de estrategia de aplicación, implicando a los Ayuntamientos y propietarios particulares en su ejecución», apunta Daniel Sánchez, delegado provincial del área.

Campaña que, como establece la normativa, se desarrollará con el empleo de productos biológicos, que deberán ser muy certeros, ya que, a diferencia de los químicos, persisten entre cinco y siete días.