Medio Ambiente

Balsas de riego, entre asegurar el agua y negar la sostenibilidad

La que está en marcha en Palma del Río es “uno de los ejemplos de los que es la nueva fórmula, la nueva gestión del agua por parte de la Junta de Andalucía”

La balsas de riego, como la que se construye a casi siete kilómetros de Palma del Río (Córdoba) con 4,6 millones de euros de Fondos Europeos, abre el debate entre el asegurar el riego durante el período en que no hay agua disponible desde la CHG y la negación de su sostenibilidad. EFE / Rafa Alcaide
La balsas de riego, como la que se construye a casi siete kilómetros de Palma del Río (Córdoba) con 4,6 millones de euros de Fondos Europeos, abre el debate entre el asegurar el riego durante el período en que no hay agua disponible desde la CHG y la negación de su sostenibilidad. EFE / Rafa AlcaideRafa AlcaideAgencia EFE

La balsas de riego, como la que se construye a casi siete kilómetros de Palma del Río (Córdoba) con 4,6 millones de euros de Fondos Europeos, abre el debate entre el asegurar el riego durante el período en que no hay agua disponible desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y la negación de su sostenibilidad.

El catedrático responsable del Grupo de Investigación de Economía del Agua, Medio Ambiente y Recursos Agrícolas de la Universidad de Córdoba (WEARE), Julio Berbel, ha afirmado a EFE a que “en el Guadalquivir las balsas se están utilizando para permitir que una comunidad de regantes no consuma más agua, sino la que tiene autorizada, pero pueda tener más flexibilidad, más disponibilidad”.

“Cuando la CHG da agua generalmente es del 1 de mayo al 15 de septiembre y cada vez más el calendario de riego se está ampliando y tienes cultivos que necesitan regarse en marzo o abril”, argumenta, lo que hace la balsa se convierta en “una especie de colchón, un poquito de margen de maniobra con el que poder ampliar y flexibilizar un poquito más los riegos”.

Tony Herrera, presidente del Centro Ibérico de Restauración Fluvial y miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua, en cambio, asegura a EFE que las balsas se presentan “como si fuesen una contribución a la sostenibilidad en la gestión del recurso y, salvo que se produjera unas lluvias excepcionales y permitieran llenar todas, y aun así los ríos corrieran, lo que parece años luz, lo que suele ocurrir es que captan el agua bien de los embalses o bien de los ríos o de otros acuíferos, con los que estamos en las mismas, le quitamos el agua para estar en la balsa”.

Además, añade, “el problema es que como hay tantas, sobre todo en las provincias de Córdoba y Jaén, el agua las vamos extrayendo del río con un difícil control”, por lo que “podemos controlar, una, diez, pero cuando hablamos de miles es muy difícil”.

La que está en marcha en Palma del Río es “uno de los ejemplos de los que es la nueva fórmula, la nueva gestión del agua por parte de la Junta de Andalucía, en la que se están desarrollando infraestructuras básicas y muy importantes para nuestro campo, que necesita más que nunca el apoyo de la Administración más cercana”, ha señalado a EFE el delegado del Gobierno regional en Córdoba, Antonio Repulllo.

En su opinión, se trata de “una inversión importante de la Unión Europea”, que ejecuta la Comunidad de Regantes del Canal de la Margen Derecha del Genil con Fondos FEDER, “en la que la Junta de Andalucía escenifica el apoyo de nuestros regantes como uno de los principales gestores productivos”.

Esta nueva balsa, Mirabueno II, estará operativa en junio, dos meses después de lo previsto por problemas de abastecimiento y de alza de costes, ha dicho a EFE Francisco Gutiérrez, ingeniero agrónomo de Wats Técnicas de Ingeniería, la empresa redactora del proyecto y que supervisa la obra, adjudicada a la constructora cordobesa JICAR.

La nueva balsa, con 333.743,1 metros cúbicos de capacidad máxima normal, actuará de decantación al estar interconectada con la ya existente, Mirabueno I, con una capacidad de almacenamiento de 200.000 metros cúbicos y desde donde el agua se distribuye a lo largo de los 54 kilómetros la red primaria para llegar a una superficie regable de 2.235 hectáreas, donde los cítricos suponen el 55,61 por ciento del cultivo, según el proyecto de modernización en el que se justificó la obra.

La Junta de Andalucía ha movilizado 1.500 millones de euros en tres años en obras de depuración, abastecimiento y mejora del regadío, ha especificado a EFE el delegado Territorial de Agricultura, Ganadería y Pesca en Córdoba, Juan Ramón Pérez Valenzuela, un 10 por por ciento en la provincia.

Para Tony Herrera, “por más infraestructuras que hagamos, el agua es la que hay y cada vez va a haber menos; con el Cambio Climático todo apunta a que cada vez va a llover menos” y “todo lo que sea incrementar la demanda de agua es ir contra la sostenibilidad del sistema, porque ya está saturado”.

Por eso, a su juicio, “el problema está en que se está pretendiendo incrementar las superficies de riego y eso es totalmente insostenible”.

Frente a ello, Julio Berbel plantea que con las balsas, “sin aumentar el consumo, lo que hacemos es, al tener al agua más flexible, tenemos un agua que aumenta la productividad, pero en ningún caso las balsas que se han hecho conlleva aumento de volumen concedido, porque eso, a estas alturas de la película, no se le va a dejar a nadie”.

Por eso cree que en este proyecto se le ha concedido la ayuda europea, ya que en se “pide que justifiquen el impacto socioeconómico de la medida, conlleva una mejora de la productividad, del empleo y de la economía sin que lleve asociado un aumento del consumo”.