Sociedad
Kichi, víctima del ‘fuego amigo’ del Carnaval de Cádiz: “Una gran mentira, sin proyectos y sin miras”
Un pasodoble de ‘Los sumisos’, de Antonio Martínez Ares, le dice: “Me importa un carajo -le espeta- que te enfades, enfadao está medio Cádiz y te importa un carajo a ti”
Aunque haya causado un revuelo desorbitado y, quizás, extraño tratándose de la fiesta por antonomasia de la crítica, la sátira y el humor, el pasodoble de la comparsa de Antonio Martínez Ares contra José María González ‘Kichi’ ha situado al Carnaval de Cádiz donde debe estar. En ese escenario de libertad, ingenio, controversia y frescura que ha hecho de él algo diferente y aplaudido en toda España.
Y es que los integrantes de la comparsa de Ares, revolviéndose contra su propia naturaleza, ‘Los sumisos’, se han puesto disfraces de insumisos de la palabra y el pensamiento para, amistades y roces a un lado, ‘castigar’ con dureza la labor de un alcalde (también de tablas del Falla) hasta ahora desacostumbrado a los dardos del carnaval.
Dardos quirúrgicos, que no envenenados, con una letra que, aunque delicadamente sorteada por el propio Kichi (“un alcalde tiene que cerrar la boca cuando un poeta de Cádiz habla”, dijo), ha encontrado los aplausos del público y a buen seguro ha llamado a la reflexión al gobierno municipal. Más aún con las municipales a la vuelta de la esquina.
“Recuerdo, Plaza del Ayuntamiento, esperando ese momento a que saliera mi alcalde. Recuerdo gente escupiendo a la Teo, entre insultos, forcejeos, mañanitas de contraste. Recuerdo el bastón mirando al pueblo. Sí, señores, esto es vuestro, ilusión a reventar. Ante notario, son ocho años, no es profesional, es vocacional”, le recuerda Martínez Ares a su amigo Kichi: “Te dije que no me mordería la lengüita y ese día ha llegado, c’est fini”.
“Me importa un carajo -le espeta- que te enfades, enfadao está medio Cádiz y te importa un carajo a ti. De carnavales no voy a hablarte porque prontito estarás aquí. Mentira, eres una gran mentira, sin proyectos y sin miras”. Y después lo acusa de “tirano, gordo de poder y prepotente”. “Que tienes un carril de bicicletas y un piojito en La Caleta. Viva tu menda lerenda, como no hay nadie a tu altura dices que vas a seguir. Qué torpe, se lo estás poniendo a huevo a los nietos del gallego. ¿No lo ves? Maldita sea. Lo siento, no sabes cuánto lo siento. Tú no eres ni queriendo mi Salvochea, mi Salvochea”, en referencia al alcalde anarquista gaditano.
“He tenido que diferenciar entre el amigo y el alcalde”, explicaba después el autor gaditano, quien recordó que también ‘disparó’ sus letras contra el socialista Carlos Díaz y la popular Teófila Martínez y subrayó que le había dado “siete años de margen”.
La diferencia, si existe, es que las críticas le llegan desde un lado, el carnaval, del que ha formado parte y de alguien, Martínez Ares, que presume de ser su amigo. Lo que demuestra que en el Carnaval de Cádiz también se puede ‘morir’ por fuego amigo.
DE LAS CRÍTICAS DEL CARNAVAL NO SE LIBRA NADIE
Además de Kichi, otros muchos representantes institucionales han sido inspiración de coplas del Carnaval. Tanto es así que, también en la esfera municipal, la comparsa ‘Los trasnochadores’, con el actual alcalde de Cádiz entre sus integrantes, se dirigía a Teófila Martínez, entonces alcaldesa, señalando que no le encontraba su lado femenino. Críticas a la procedencia y la belleza de “la rubia” que también llegaron de parte de chirigotas tan aclamadas como ‘Los enteraos’, con un famoso cuplé a su físico.
Asimismo, la alcaldesa recibió el apodo de ‘Barbie’ o ‘Barbie Puerto’ del coro ‘¡Oh, Cádiz!’, de Antonio Segura y Adela del Moral, además de ser la protagonista de esa cuarteta en la que se le decía que “tú eres la hermana fea de Raffaella Carrà”.
Carlos Díaz y la propia alcaldesa fueron actores principales de una cuarteta de ‘Los agarraos’, chirigota de Francisco José Cárdenas Ruso y Ramón Peñalver Hoyos en 1996, que decía así: “Te echo de menos ¡ay, Carlos Díaz! por los catorce pasodobles que te hacía. No te enfadabas con tos tus motes: sepulturero, marioneta, carajote. Ahora tenemos una alcaldesa, pero no veo dónde está la diferencia. Es igual que Carlos Díaz, es impuestos y dar trabajo, pero el bigote lo tiene abajo. Te echo de menos ¡ay, Carlos Díaz! ¡Un carajo!”
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