Cambio climático
Un otoño con más calor y con un 50% de posibilidades de que sea más seco de lo normal en Andalucía
“Tenemos una década muy cálida; ya fue cálido el comienzo del milenio y seguimos incrementando”, señalan desde la Aemet
Andalucía tendrá un otoño más cálido y más seco de lo normal, según ha señalado el delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Andalucía, Ceuta y Melilla, Juan de Dios del Pino, quien ha precisado que a nivel de temperaturas habrá “un 60 por ciento de probabilidades de que sea más caluroso”, mientras que en el caso de la precipitaciones “existe un 50 por ciento” de que sea más seco. Así lo ha detallado en rueda de prensa en Sevilla, en la que ha agregado que tan solo existe “un diez por ciento de posibilidades de que sea más frío de lo normal”, mientras que en el caso de las lluvias, “el 50 por ciento de los cálculos caen en que sea más seco de lo normal y un 20 por ciento más húmedo”, mientras que la parte del mediterráneo “es equiprobable, con un 33 por ciento en cada opción”.
Además, el delegado de la Aemet ha indicado que en las provincias como Almería, Granada y Jaén “están en esa incertidumbre” y en Sevilla, “la probabilidad de que el otoño sea más seco de lo normal es del 50%, frente a un 20% más húmedo y un 30% normal”.
En cuanto al verano, Del Pino ha destacado que “ha sido muy caluroso”, al tiempo que ha apuntado que la media nacional “ha estado muchas veces en una franja por encima del percentil del cinco por ciento, es decir, que la posibilidad de que eso ocurre es solo del cinco por ciento” y se han batido bastante récords.
En Andalucía, por su parte, el verano de 2022 “ha ocupado un discreto onceavo lugar de más de 60 datos” en cuanto a la media de toda la estación, ha asegurado, al tiempo que ha recordado que el más caluroso fue 2018, seguido de 2012, 2010, 2013 y ahora 2022. “Tenemos una década muy cálida; ya fue cálido el comienzo del milenio y seguimos incrementando”, ha manifestado, para destacar que ha habido olas de calor “bastante tempranas”.
De este modo, ha añadido que “julio ha sido el mes más caluroso del verano, ocupando el segundo lugar, junio el séptimo y agosto el lugar once”, y en relación a las provincias, “en Málaga ha sido la más calurosa en junio, con el tercer lugar dentro de su histórico, con Jaén en el cuarto, Almería en el quinto, Granada en el séptimo, Córdoba en el noveno, Sevilla en el diez y Cádiz, que ha tenido el junio menos caluroso, en el doceavo lugar”.
EL JULIO MÁS CALUROSO DE LOS ÚLTIMOS 60 AÑOS EN CUATRO PROVINCIAS
En cuanto a julio, en la comunidad andaluza ha sido el “segundo más caluroso, pero en Córdoba, Huelva, Jaén y Sevilla ha sido el julio más caluroso de los últimos 60 años”. Ya en agosto, ha añadido que las temperaturas bajan excepto en Jaén, donde “ha sido el agosto más caluroso de toda la serie histórica, mientras que el Huelva ha sido relativamente fresco en algún momento, con una anomalía negativa”.
Además, Del Pino ha informado de que, a nivel nacional, ha habido “4.663 defunciones atribuibles a la ola de calor: 830 en junio, 2.223 en julio y 1.610 en agosto”, aunque si lo comparamos con el verano de 2003, que fue histórico, hay menos ya que en aquel momento se registraron “15.090 fallecidos en un sola ola de calor” en el país.
El delegado de la Aemet también ha destacado que, por ejemplo, “en Sevilla los 40 grados suelen llegar la segunda decena de junio y ahora empiezan a llegar en mayo, pegando así un salto de un mes”, y que en Andalucía la ola “más importante llegó la tercera decena de julio”.
Sobre las precipitaciones, ha señalado que “no tiene trascendencia que el verano haya sido más seco de lo normal” porque el estío “aporta muy poco a lo que sería el cómputo anual”, para añadir que si nos referimos en el año agrícola, “llevamos nueve años en los que ha llovido menos de lo normal”. En Andalucía, las lluvias en esta periodo han sido “4.304,2 milímetros y debería haber caído 5.183, es decir, en esos nueve años faltan 878,9 milímetros, lo que significa que faltan año y medio de precipitaciones”.
Ha agregado, igualmente, que el agua que llega “no es lo que sería bueno para el campo”, porque son torrenciales. “No es la adecuada para que la tierra llegue a su nivel de saturación”, ha concluido.
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