
Opinión/Méritos e infamias
Cofradías sin turistas
"Recuerden: cuando se monta un circo no se organiza para las pulgas que saltan en la pista, sino para el público que llega para aplaudir"

Con las palmas del Domingo de Ramos estrenándose, los responsables de las cofradías de Sevilla, por no darles la calificación rimbombante que no se merecen, se sienten dolidos en su seno porque la Semana Santa que manejan ya no es la que era.
Una lástima, señores del Consejo sevillano, que ahora vean con estupor cómo los turistas se han apropiado de la celebración después de casi dos décadas de explotación integral de la celebración y vengan ahora a caerse del caballo en 2025. Diciendo, describiendo además, que la capital andaluza se basta y se sobra con su propia gente. Es cierto que la sociedad sevillana o mejor dicho la hispalense, especificando como dice el maestro Antonio Burgos, tiene más de caseta de feria que de lista del tramo del senatus. Existe la pretensión de que lo que sucede en la ciudad depende de la propiedad y el criterio de unos pocos, que además siempre son los mismos. Como los socios de las casetas, que se arrepienten de haber invitado a los amigos de fuera a que se pasen “por su casa en el real” y los tienen que aguantar con la papa hasta que se haga de día.
Ahora, después de años asistiendo a Fitur, promocionando la Semana Santa, aplaudiendo procesiones extraordinarias, pasando por el aro de los intereses económicos, haciendo caja con las sillas de la Carrera Oficial, de ésta y aquella manera; ahora tras décadas de perversión de las estaciones de penitencia nos damos cuenta de que los turistas sobran.
Estos lodos llegan porque las cofradías comenzaron a funcionar como empresas y fundaciones por una supuesta modernidad en la que incluso caben hasta cargos de comunicación institucional. Espacios y realidades ajenas a las hermandades y propios de los círculos del poder, el de verdad, a lo que no acceden ni pintan nada los responsables de las cofradías de Sevilla. +
Ahora, con una Semana Santa al borde de la extinción y después de convertirla en la sacra Tomatina les molesta que vengan de fuera a ver el espectáculo. Recuerden: cuando se monta un circo no se organiza para las pulgas que saltan en la pista, sino para el público que llega para aplaudir.
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