Opinión: Méritos e infamias
Dinero en putas
Un buen hombre que en su plenitud de alto cargo de la Junta de Andalucía tuvo la debilidad de gastarse unos dineritos públicos en clubes de alterne
A la pobre María Jiménez le salía mejor la canción que Sabina le compuso a las señoras de la prostitución que al propio Joaquín, que sabe bien de putas y cariño pagado bajo luces rojas y amarillas. «Pórtate bien y frena», te recomienda si estás «más solo que la una»; casi nada para las frías vidas mundanas de aquellos dorados noventa cuando se gestó esta obra de arte del cancionero patrio.
En plena revolución de la sororidad nos llega la sentencia del Caso Faffe, que tanta gasolina le suministró a la entonces oposición «pepera» en los tiempos de las vacas gordas socialistas. Una historia como otra cualquiera, de un buen hombre que en su plenitud de alto cargo de la Junta tuvo la debilidad de gastarse unos dineritos públicos en aliviarse la tensión y el tedio con fiestecitas en clubes de alterne. A cualquiera le puede pasar algo así, si no fuera porque la roncha que dejó en la tarjeta de crédito ascendía a casi 40.000 euros. Bien está que no todo fueron caliqueños, no hay cuerpo que resista semejante gasto en fornicio, pues se añadieron los habituales vicios asociados a una de las mayores aficiones patrias Qué sabe nadie, lo que esconden esas cifras. Quien sí lo supo, y bien que se ha enterado es la también condenada responsable financiera de la Faffe.
La mujer se llevó la manos a la cabeza cuando observó el roto en las cuentas. «¿En qué se habrá gastado tanto dinero?», se preguntó. «En festivales, señora, que la vida está muy dura, muy tiesa». El pueblo bienpensante se llevó las manos a la cabeza porque un putero cazado deja de ser gracioso en cuanto sale el sol y políticamente sirvió para poner un clavo más, puede que el definitivo, en el ataúd de una trama corrupta vinculada a la gestión del partido socialista, porque siendo la cifra una birria en comparación con la de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) o los Cursos de Formación, al personal lo que le jodió fue que el dinero se lo gastara en putas. Y eso siempre es como el sexo, que cuenta doble.
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