Debate en Andalucía

Espadas ejerce de altavoz de Sánchez

El rol como portavoz en el Senado centra su intervención, en la que critica al PP por «deshumanizar» al presidente del Gobierno

Espadas ejerce de altavoz de Sánchez
Espadas ejerce de altavoz de SánchezJOAQUÍN CORCHERO / PARLAMENTO DE ANDALUCÍA

Portavoz del PSOE en el Senado, secretario general del PSOE andaluz y líder de la oposición en Andalucía. Esos son los cargos que acumula Juan Espadas y por ese orden a la hora de desarrollar un discurso propio. Convertido en la voz del socialismo en la Cámara territorial en una legislatura que va a girar en torno a las reclamaciones y concesiones al independentismo catalán y vasco, Espadas tiene muy complicado elaborar un discurso propio en Andalucía y que sitúe a la comunidad con un planteamiento propio en el debate territorial. Esa circunstancia siempre ha sido el gran aval del socialismo en Andalucía y el hecho diferencial con respecto al Partido Popular. Ahora, la situación es inversa. Lejos quedan los tiempos en los que Manuel Chaves o José Antonio Griñán a la vez que presidían la Junta de Andalucía también eran presidentes del PSOE Federal, lo que les atribuía una autoridad ante cualquier debate de carácter nacional. La posición subalterna de Espadas ante Pedro Sánchez, que tampoco tuvo nunca Susana Díaz, le deja poco margen al PSOE y así se vio durante el Debate sobre el Estado de la Comunidad.

Trató Espadas de centrar su intervención en los problemas que «de verdad» afectan a los andaluces. Y es evidente que hay cuestiones que no están funcionando, especialmente en el ámbito sanitario, donde las listas de espera y los problemas de saturación en atención primaria no se solucionan. Pero cualquier intento de orientar el debate hacia una dirección concreta es rápidamente bloqueado con un argumento que también preocupa, y mucho, en la región: la quiebra de la igualdad de todos los españoles y los privilegios económicos que reclaman los independentistas y el Gobierno de España está dispuesto, pactos firmados mediante, a concederles. Sin ir más lejos, ayer mismo, la patronal andaluza de constructores de obra pública alertaban de un posible perjuicio a Andalucía en las inversiones del Estado para priorizar a otros territorios como Cataluña. Ni un líder de la oposición a tiempo completo ni los anunciados cambios en la estructura del Partido Socialista andaluz pueden rebatir con solvencia esos argumentos.

Espadas quiso atacar la imagen de moderación y de gestor de Moreno, pero el presidente andaluz recurrió a las comparaciones con los anteriores Gobiernos socialistas y a los acuerdos del Gobierno de España con los independentistas para mantener la distancia.

El secretario general del PSOE andaluz llamó a Moreno «encefalograma plano y mal gestor» y le acusó de vender una Andalucía «irreal» en la que solo se le baja los impuestos a los ricos y se falsean los datos. Pero su discurso volvía una y otra vez a la realidad nacional porque Moreno aprovechaba sus réplicas para preguntarle directamente por su posición ante los pactos nacionales de su partido y advertirle de que «sabemos positivamente que esto lo va a pagar Andalucía usted lo sabe. Cuanto una tira de la manta por un lado, el otro pasa frío».

Espadas no pudo obviar su posición como portavoz del Senado –«vocero de Sánchez», lo llamó Moreno, algo que no le gustó– e hizo una defensa acérrima del Gobierno de España porque «el dinero que ha llegado en los últimos cinco años a Andalucía como financiación extraordinaria es gracias a esa persona a la que deshumanizan, critican e injurian permanentemente», en referencia a Pedro Sánchez.

Lejos de admitir que está en riesgo la igualdad de los españoles, el portavoz del PSOE en el Senado reprochó al presidente de la Junta que «contribuye al enfrentamiento entre andaluces y catalanes» y le acusó de «generar crispación, hostigamiento y odio» porque «su problema es la frustración por no haber conseguido el Gobierno de España».

Ni el formato del debate –que no ha cambiado pero que deja más tiempo a los presidentes que al líder de la oposición– ni la situación política actual benefició a Espadas en el Parlamento andaluz ni lo hará en los próximos meses. Moreno le pidió que le «ayude» dada su cercanía a Sánchez y le solicitó recoger «el espíritu de Doñana» para alcanzar acuerdos entre todas las fuerzas políticas en Andalucía, empezando por la ley de Presupuestos andaluces de 2024 –que se aprobará con la mayoría absoluta del PP– y que ese mismo pacto también se traslade a los Presupuestos Generales del Estado de 2024 para que incluyan todas las demandas andaluzas. Entre ellas, la financiación, la lucha contra la sequía o las infraestructuras. Moreno se ha empeñado en romper el muro de Sánchez.