Polémica

«Esto no es Suecia, no se puede cenar a las 18:00 a 43 grados»

Los hosteleros andaluces se revuelven contra la propuesta de Yolanda Díaz: «Aquí tenemos un clima y unas costumbres que no se pueden cambiar con una normativa»

Camarero en una terraza
Camarero en una terraza de MadridJesús G. FeriaLa Razón

La comunidad andaluza cuenta con unos 55.000 bares y restaurantes, que dan trabajo a 300.000 personas. La hostelería supone alrededor del 7% del PIB andaluz y es una parte fundamental del éxito turístico de Andalucía, el sector económico más importante de la región, con una aportación del 13%. Por eso, cuando la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, abrió la semana pasada el melón de adecuar el huso horario español al europeo y cerrar antes los bares para mejorar la conciliación, los hosteleros andaluces se revolvieron.

«No es razonable que un país tenga abiertos sus restaurantes hasta la una de la madrugada, es una locura seguir pretendiendo ampliar horarios hasta no sabemos qué hora», afirmó la ministra y líder de Sumar. Unas palabras que contaron con el beneplácito de los dos principales sindicatos de trabajadores, pero que han levantado polvareda en la patronal. «Ya nos tiene acostumbrados a declaraciones desacertadas y esta, desgraciadamente, es otro ejemplo», lamenta el presidente de la Federación de Hostelería de Andalucía, Javier Frutos, quien recuerda, además, que las competencias para la regulación del horario de los establecimientos hosteleros recae en la Junta de Andalucía y en los ayuntamientos, no en el Gobierno central.

El presidente de los hosteleros andaluces contesta a la ministra que «si hay bares abiertos a la una de la madrugada es porque tienen consumo» y avisa de que se poner en riesgo este modelo impactaría gravemente en el turismo. Según Frutos, esta nueva idea de Yolanda Díaz es una cortina de humo. «No entendemos por qué utiliza la hostelería para ocultar sus malos resultados electorales, pero el cargo en muchas ocasiones le viene grande», critica. «Es inaudito que una Ministra de Trabajo quiera reducir las jornadas laborales y, por ende, las contrataciones», subraya el presidente de la Federación de Hosteleros de Andalucía, quien pone en duda que se haya sentado a hablar con las distintas patronales relacionadas con el turismo, como asegura la ministra. «Desde luego con la confederación de hosteleros a nivel nacional y con la regional que presido no ha hablado», apostilla Frutos.

La medida que propone la vicepresidenta del Gobierno tendría un fuerte impacto en la facturación de la hostelería. El ejemplo más claro se vio con la pandemia, cuando las restricciones sanitarias obligaron a limitar el horario de los bares durante la desescalada. Según el informe de Hostelería de España del 2020, el sector hostelero andaluz perdió 8.000 millones de euros en facturación, situándose así en algo más de 10.000 millones, lo que supone el 3,5% de la riqueza regional frente al 6,5% prepandemia. Por no hablar de los puestos de trabajo: la hostelería pasó de emplear a 300.000 personas a poco más de 250.000. Afortunadamente, con el final de la crisis sanitaria, llegó la recuperación del sector. De hecho, en 2023 se recuperaron las cifras pre Covid, superando en la primera mitad del año todo lo facturado en 2019 debido a la fortaleza de la demanda nacional como de la extranjera.

Los hosteleros andaluces temen que, de nuevo, se pongan en riesgo esta buenas cifras y expresan también sus dudas sobre la viabilidad de adecuar el huso español al europeo. «En el caso concreto de Andalucía, hay muchos días en verano que no se puede salir antes de las 10 de la noche por el calor que hace y si nos obligan a cerrar tres horas después el negocio sería inviable», denuncia el presidente de la Asociación de Hostelería de Sevilla, Alfonso Maceda. Adaptarnos al horario europeo supondría «dar las cenas en Sevilla a las 18:00 de la tarde, con 43 grados en julio y agosto, es inviable», prosigue Maceda. «Esto no es Suecia, aquí a las 11 cenamos y allí hace tres horas que están durmiendo. En Andalucía tenemos un clima y unas costumbres que no se pueden modificar con una normativa deprisa y corriendo», prosigue.

El presidente de los hosteleros sevillanos afea que se les tenga siempre en el punto de mira y se relacione sistemáticamente hostelería con precariedad laboral. «Antiguamente era otra cosa, pero hoy en día nadie acepta sueldos basura. Tenemos problemas para encontrar personal y si a los camareros les pagan poco o les engañan se van a otro negocio, vamos a ser realistas», subraya Maceda. Reconoce que la hostelería es un trabajo duro, pero insiste en que en Sevilla al menos la mayoría de los bares «son microempresas y es el propio dueño quien hace más horas que un reloj». «No es solo duro para los empleados, también para el empresario», incide.