Sanlúcar de Barrameda
Helados Toni, premio Gastro&Cía a la "Trayectoria empresarial" de La Razón
La quinta generación de esta empresa familiar, de casi 130 años de historia, afronta un nuevo capítulo en el que la artesanía seguirá rigiendo el negocio
Desde los nevados paisajes del norte alicantino donde el abuelo Carlos recogía nieve para transformarla en barras de hielo, pasando por la peregrinación italiana donde se sumergió en el arte de la heladería, hasta la soleada Sanlúcar donde encontró el clima y el ambiente ideal para fundar su heladería. Helados Toni no es solo un negocio, es una tradición que ha trascendido de padres a hijos y que, en su 127 aniversario, encuentra su continuación en las manos de la quinta generación: Lorena Jordá y Rosana Jordá.
La Plaza del Cabildo en Sanlúcar de Barrameda ha sido testigo de la evolución de Helados Toni. Desde la apertura del primer establecimiento con el nombre «Neveria Valenciana», pasando por su renombrado título «Helados Toni» bajo el liderazgo de Toni Bornay, hasta la actualidad. Desde el principio se situó en la Plaza del Cabildo, aunque Rafael Jordá, propietario del establecimiento, recuerda que «no siempre se alquilaba el mismo local, aunque siempre era en el mismo sitio». En sus primeros años, los aromas de mantecao, leche merengada, turrón y chocolate inundaban las calles, plazas y playas gracias a los vendedores ambulantes que pregonaban con entusiasmo.
Cada generación ha aportado su esencia y ha sabido adaptarse a las circunstancias. Por otro lado, los ingredientes de primera calidad han sido siempre una prioridad. Aunque las normas sanitarias han evolucionado y se han abandonado algunas prácticas, la esencia sigue intacta: buscar los mejores ingredientes y tratarlos con el máximo cuidado, desde la pasteurización hasta la maduración. Mientras que algunos sabores como la vainilla —con su receta original del abuelo Carlos— se han mantenido, otros han ido sumándose a la oferta, reflejando la evolución de los gustos y tendencias, pero sin olvidar las raíces.
Ahora, en una Sanlúcar moderna, Helados Toni brilla con nueva luz tras su última renovación. La elegancia y luminosidad del local reflejan el compromiso de la quinta generación, las hijas de Rafael Jordá y María José Vilar Bornay, de mantener la tradición familiar, al mismo tiempo que aportan frescura y modernidad.
Lorena, con su formación en Veterinaria y su título de experta universitaria en Elaboración de Helados, y Rosana, licenciada en Administración de Empresas, toman el testigo con energía y preparación. Ambas, desde pequeñas, han estado sumergidas en el mundo del helado, conociendo cada esquina del negocio y poniendo en práctica el legado familiar. «Este año ha sido el momento en el que se decidió hacer el cambio generacional», explica Jordá, que destaca, además, «el cambio más transgresor y radical» que ha experimentado el local para seguir ofreciendo a los clientes todas las comodidades y el mejor servicio.
El premio Gastro&Cía a la «mejor trayectoria empresarial» no es solo un reconocimiento a la excelencia, es la culminación de casi 130 años de pasión, innovación y dedicación. Helados Toni es la viva imagen de una familia que ha sabido combinar tradición y calidad, adaptarse a los tiempos y, sobre todo, mantener viva la llama del amor por la heladería. A medida que se acercan a su 130 aniversario, el futuro parece brillante y dulce para Helados Toni, con Lorena y Rosana Jordá al mando y honrando el legado familiar. Al respecto, Jordá agradece el galardón, pero no tiene duda de que «el mejor reconocimiento es el público sanluqueño, que es el que viene todos los días a comprar su helado y sale con una sonrisa».
En tiempos donde lo artesanal a menudo se ve eclipsado por la producción en masa, Helados Toni se erige como una fortificación de autenticidad. Con una plantilla que abarca desde veteranos hasta jóvenes entusiastas, la producción de cada helado sigue siendo una mezcla de arte, sabor y ciencia.
Con vistas al futuro, aunque la dirección de la empresa puede seguir caminos innovadores bajo el liderazgo de la quinta generación, una cosa es segura: el compromiso de Helados Toni con la calidad, la tradición y la comunidad de Sanlúcar permanecerá inquebrantable. Es este compromiso el que seguramente garantizará que el legado de Helados Toni continúe endulzando la vida de las futuras generaciones.
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