
Salud
Investigadores andaluces descubren dos moléculas que activan la regeneración del corazón
Los autores creen que mecanismos similares podrían estar presentes en humanos, lo que permitiría comprender mejor las malformaciones congénitas

Un equipo de las universidades de Jaén, Málaga y Granada ha descubierto dos microARNs que controlan la formación y movimiento de las células que recubren el corazón durante su desarrollo, un hallazgo podría abrir nuevas vías para la medicina regenerativa, como la reparación del tejido tras un infarto.
El hallazgo, publicado en la revista 'Cellular and Molecular Life Sciences' y difundido por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, abre nuevas vías para la medicina regenerativa y podría ayudar en el futuro a reparar el tejido dañado tras un infarto.
El estudio, financiado por la Junta de Andalucía y el Ministerio de Ciencia, ha permitido elaborar un mapa molecular detallado del proceso de formación del epicardio, revelando cómo estos microARNs actúan como "interruptores maestros" que controlan qué genes se activan o se bloquean.
Según ha explicado Estefanía Lozano, investigadora de la Universidad de Jaén y autora principal, "el corazón no solo se construye con genes que codifican proteínas", sino gracias a un diálogo constante entre moléculas pequeñas que "ajustan al detalle cada decisión celular".
Los científicos, que también pertenecen a la Fundación Medina, al Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y al CIBER de Enfermedades Cardiovasculares, demostraron que ambos microARNs están regulados por una proteína llamada Foxf1, una especie de "director de orquesta" que coordina el comportamiento de las células epicárdicas.
Los experimentos en modelos de ratón y líneas celulares confirman que esta red molecular es esencial para que las células se desplacen y se transformen correctamente durante el desarrollo cardíaco.
Aunque el trabajo se ha realizado en modelos animales, los autores creen que mecanismos similares podrían estar presentes en humanos, lo que permitiría comprender mejor las malformaciones congénitas y diseñar estrategias terapéuticas para regenerar el corazón tras una lesión.
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