Tradición
El "oppidum" de Puente Tablas de Jaén recrea el rito ibero del equinoccio de otoño
Los rituales religiosos del mundo ibero, que rendían culto al sol y la luna, han sido siempre todo un enigma
El "oppidum" de Puente Tablas de Jaén, uno de los santuarios más emblemáticos de la cultura ibera, ha vuelto a recrear este fin de semana, coincidiendo con la entrada del otoño, el fenómeno solar del equinoccio, una ceremonia teatralizada inspirada en rituales iberos.
De la mano del catedrático emérito de Arqueología Manuel Molinos, los participantes en esta experiencia que se celebra desde hace más de una década, han recorrido el santuario al amanecer acompañando el paso de la luz por la mítica Puerta del Sol.
“Es un homenaje vivo a la espiritualidad ancestral y al paisaje sagrado del 'oppidum' de Puente Tablas”, ha manifestado a EFE Molinos, todo una referente en la investigación del mundo ibero y que ha dirigido durante muchos años el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica.
Este acontecimiento natural es el eje de una propuesta escénica única que funde arqueología, teatro y música (con instrumentos históricos) en directo en el santuario urbano conocido más grande de la cultura ibera.
La obra recrea una antigua ceremonia ibera de hierogamia -unión simbólica entre lo humano y lo divino- tal como pudo celebrarse entre los siglos V y IV a. C..
Se trata de un texto original del dramaturgo Tomás Afán, la dirección de Carmen Gámez de Teatro La Paca, los actores Pedro Jiménez y Bibiana Alcántara y el músico Óscar Martos.
El público participa como testigo en un recorrido a pie por el santuario, iluminado solo por luminarias individuales, en un rito que transcurre en penumbra y armonía con el paisaje.
Esta recreación del equinoccio, basada en investigaciones dirigidas por Manuel Molinos y el también profesor emérito Arturo Ruiz, lleva una década celebrando la espiritualidad ibera en su contexto original, respetando al máximo el entorno patrimonial.
“Es una experiencia íntima, simbólica y profundamente conectada con la tierra, el tiempo y la memoria”, ha manifestado Manuel Molinos.
Los rituales religiosos del mundo ibero, que rendían culto al sol y la luna, han sido siempre todo un enigma. Se trata de un ritual que propone un encuentro entre dos dioses de esta cultura.
Por un lado está la deidad femenina representada en la piedra, y por otro la divinidad masculina, el sol, que podría representar un encuentro místico en el que la diosa recibe la fuerza para bajar a los infiernos y resucitar al sol.
Las primeras luces del amanecer, atravesando el centro de la Puerta del Sol, son para la diosa, una figura antropomorfa de la misma hallada en 2012 en la que se puede ver unos brazos esculpidos sobre el vientre con marcas de una tiara y un manto, y que habría sostenido entre las manos un disco solar con el que recibiría la luz.
Y cuando esta se ensombrece, la luz llega al interior de una cueva del oppidum, situado a unos 40 metros, en un juego de sombras y luces que recrean un mito relacionado con la fecundidad de la naturaleza, la vida y la muerte, la riqueza y quizás el amor.
El santuario de la Puerta del Sol, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), pertenece al "oppidum" (lugar elevado) de Puente Tablas, un asentamiento de tipo medio, del siglo IV a.C., a unos tres kilómetros al noroeste de Jaén y en el que se conservan restos desde la Edad del Bronce hasta la época islámica.
Además del equinoccio de otoño cada año se celebra en el yacimiento de Puente Tablas la llegada de la primavera, reviviendo el ancestral ritual ibero del equinoccio primaveral una experiencia única para contemplar los mágicos efectos de la luz solar al amanecer sobre la Puerta del Sol.
El equinoccio de otoño forma parte del programa Resonancias Íberas 2025 con el que la Diputación de Jaén ofrece ocho experiencias singulares, concebidas para poner en valor el legado de la cultura íbera en la provincia alrededor del proyecto Viaje al tiempo de los iberos.