Opinión | El bloc

La mermada

En la Baja Andalucía, tierra fértil en eufemismos, a doña Engracia Rivera se la despacharía con un piadoso «está malita»

Engracia Rivera, secretaria general del PCA en la provincia de Sevilla, a la sazón diputada en Cortes por Sumar
Engracia Rivera, secretaria general del PCA en la provincia de Sevilla, a la sazón diputada en Cortes por SumarEP

Justo en la semana en la que PSOE y PP cierran el gran pacto de Estado para desterrar de la Constitución la palabra «disminuido», permitan que me descojone, la secretaria general del PCA en la provincia de Sevilla, a la sazón diputada en Cortes por Sumar, difundió un escrito en el que se tachaba de «subnormal» a un notorio adversario político. En la Baja Andalucía, tierra fértil en eufemismos, se describiría como «mermada» a doña Engracia Rivera, que así se llama la criatura, o se la despacharía con un piadoso «está malita», que era lo que se decía antaño de los tontos con papeles o de los locos con balcones a la calle. Uno de los personajes de la teleserie argentina «El encargado» se refiere a la chica del servicio por su nacionalidad, «la paraguaya», y pregunta airado tras serle reprochado el apelativo por el biempensante de guardia: «¿Y qué querés que diga? ¿Persona en situación de Paraguay?». A esta parlamentaria, o sea, podría denominársela «persona en situación de estupidez», aunque resultaría injurioso porque Su Señoría es una lista, vaya si lo es. Durante casi todo el año pasado, sin ir más lejos, cobró una suculenta nómina como vocal del Tribunal Económico Administrativo provincial sin firmar una sola resolución ni apenas participar en las deliberaciones, alegando un problema en un tobillo que no le impidió mitinear en la campaña electoral ni brincar en manifestaciones de repulsa del gobierno autonómico. Su jefa, Yolanda Díaz, diría que ese pie sufrió una lesión fija discontinua: a efectos de cotización, sólo computaba de lunes a viernes. Y, desde luego, no ha tenido secuelas ni reflejo en las extremidades superiores porque la buena mujer retuitea a la velocidad del relámpago: «Le di al botón sin darme cuenta», dice. Éste es el nivel.