Méritos e infamias

Moreno en su lustro

Visto por donde anda la oposición, huele a continuidad e imperio de los mil años

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, observa el nuevo acelerador lineal Halcyon, durante su visita al hospital Virgen del Rocío de Sevilla
El presidente de la Junta, Juanma Moreno, observa el nuevo acelerador lineal Halcyon, durante su visita al hospital Virgen del Rocío de SevillaEPEP

Antes de que Juanma Moreno mandara en San Telmo repetía a todo aquel que quisiera escucharlo que Andalucía era como un coche de F1 metido en un garaje. O algo así, viniendo a decir, más o menos, que la comunidad estaba «desaprovechaíta». Pasaron los años y no sabemos qué queda de aquel hombre que aspiraba a dar la campanada en las elecciones para regocijo del entonces aún poderoso PSOE y lamento de los muchos que no confiaban en él dentro de su propio partido. Los mismos que pasaron de afilar los cuchillos en Génova a aplaudir como locos cuando olieron la tajada que les tocaba. Así es la política de miserable, todos «camisas viejas» de la primera hora de Moreno, que si antes hablaba del bólido sin gasolina cinco años después reconoce que le gusta Andalucía porque funciona. Matices, grises y conciencias aterciopeladas que cambian según la dirección del trazo.

Decía que no sabemos lo que queda de aquel candidato porque hace un lustro Moreno era el señor cuestionado que sacó los peores resultados de la historia del PP-A, pero pudo gobernar. Con la llave de Cs y el empujón de VOX se abrieron las puertas de San Telmo y ahora ya arrasa gobernando con mayoría absoluta. Luego, ya no es lo que era. Se comió con patatas el «legado andalusí» que le dejó el «susanato», la pandemia, la disolución del PP de Casado… Es verdad que tampoco tiene nada que ver este segundo «gobierno del cambio» con aquella amalgama con Ciudadanos. El equipo naranja se llevó el aplauso del público y el juego del programa, nada queda de aquella aventura liberal a excepción del ubicuo Juan Marín.

Más que entender y deshilar este lustro, la cuestión matriz pasa por vislumbrar como serán los próximos años. Visto por donde anda la oposición, huele a continuidad e imperio de los mil años. Una estabilidad que si no se administra con inteligencia hará aguas por las mismas costuras por donde se desangró el gobierno socialista: la autocomplacencia.