Entrevista

«Putin es el testículo del anticristo»

En «El Cantar de Liébana», José María Pérez «Peridis» rinde homenaje al famoso monje, a su época y a los paisajes cántabros

José María Pérez "Peridis"
José María Pérez "Peridis"La RazónLa Razón

José María Pérez «Peridis» acaba de publicar una novela sobre el Beato de Liébana. Un personaje clave del que todos han oído hablar pero poco conocen de él. Por ejemplo, que era de Córdoba.

El susto que se llevaría Revilla cuando se enteraría de la procedencia del Santo Beato…

Yo creo que ya se lo temía (risas)... Sí, fue abad en Liébana pero de los escritos que se conservan se deduce que era de la escuela cordobesa.

La novela gira en torno a los beatos, los «tebeos» del siglo VIII. Hoy se diseña mucho pero se ilustra poco.

La imagen está en franco retroceso. No se ha vuelto a alcanzar ese esplendor de colorido, riqueza, luminosidad y fantasía que tienen esos cómics del románico.

Durante siglos «el románico en piedra y el libro en pergamino», hoy «lo hipermoderno en pantalla y el libro en tinta líquida». ¿Qué hemos avanzado y perdido en el camino?

Actualmente no tenemos los pies en la tierra y hemos puesto la cabeza en las nubes. Ahora todo es más frágil, digamos que más insustancial. Los pergaminos, entonces, aguantaron todo el manoseo de lo frailes durante muchos siglos. Rasgaban los ojos del demonio, pues lo creían tan real que pensaban que les podía hacer maleficio. Hoy todo muere rápido.

Para el Beato, el arte era una herramienta de combate. ¿Qué es para «Peridis» las viñetas?

Como el átomo, la forma de expresión más sencilla que existe. Pienso en imágenes antes que en palabras. Traduzco las letras en trazos como metáforas de la actualidad. Pero sin pontificar. Me sirvo del teatro para exponer un panorama con protagonistas que hacen o dicen cosas, y los coloco en diferentes planos. Así han aparecido Carrillo metido en un agujero, Suárez en la columna o Rajoy en una tumbona. Intentando traducir su personalidad de forma gráfica.

El Santo Beato nos habla del sentido del Apocalipsis, incluso profetizó el fin del mundo.

La pulsión de que el mundo se acaba ha existido a lo largo de toda la historia de la humanidad, por eso buscamos la inmortalidad. Pero eso solo está reservado a los dioses y no lo somos.

En esa época era Filipando. ¿Quién sería hoy el testículo del anticristo?

Es Putin porque plantea las cosas en el modo de «yo soy el bien y lo demás es el mal». Y busca el bien en su pasado, lo que él llama la gran patria rusa. No le interesa para nada conceptos como la igualdad o la libertad. No existe la Declaración de los Derechos del Hombre. No en su nombre y ni para los pueblos, incluido el suyo propio.

También es un canto precioso a la naturaleza, advirtiendo de que «es el modo en que Dios habla a los hombres» o les regaña.

Lo he hecho a través de Tiqui, una joven que ve cómo el mundo que le dejamos tiene una importante tara de destrucción medioambiental. Por eso contrapongo a Liébana como paraíso perdido al que hay que volver. Hay que parar, porque por primera vez el humano tiene la posibilidad de aniquilar todo lo que vive.

Igualmente, trata el fenómeno de la despoblación.

Sostengo que en Liébana nacen más osos que niños, y sin ellos no hay futuro. Deberíamos estar extraordinariamente protegidos, como los animales. No pueden estar los pueblos sin población, los valles sin habitantes. Urge hacer algo.

En la vida nunca es tarde para empezar algo de nuevo… O para hacer lo que te da la gana. ¿En qué trabaja ahora «Peridis»?

En leer, disfrutar de la vida y con ganas de vivir mis últimos años en plenitud. Y con uno de mis grandes descubrimientos: que nunca es tarde para escribir. Ni me jubilo ni renuncio al júbilo.

Pues nada, a seguir viviendo la vida con alegría y humor, «en el nombre de la Risa».