Economía

Temores y propósitos tras la «fuga» de la ruta de la naviera Maersk

Carlos Fenoy, presidente de la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar, reclama culminar los proyectos de comunicación

Los buques Maersk Denver y Mary Maersk, en la terminal de APM, gestionada por Maerks, en el puerto de Algeciras (Cádiz)
Los buques Maersk Denver y Mary Maersk, en la terminal de APM, gestionada por Maerks, en el puerto de Algeciras (Cádiz)EPEP

Faltan días para que el Puerto de Algeciras y, con él, su extenso entramado empresarial, comience a padecer las consecuencias de la marcha a costas marroquíes, concretamente a Tánger-Med, de la ruta entre la India y Estados Unidos (MECL) de la naviera Maersk Line.

La entrada en vigor, desde la Unión Europea, de la nueva fase del régimen de comercio de derechos de emisión (ETS, Emissions Trading System), que comporta un coste adicional a los gases de efectos invernadero (dióxido de carbono) que generan los buques, y, también, los costes más bajos en materia laboral han hecho que la naviera danesa ponga sus ojos en Marruecos. Territorio vecino que, como en tantos otros ámbitos, se presenta como un auténtico paraíso para ‘sortear’ las exigencias europeas, en este caso en materia ambiental, y, de entrada, dañar los intereses del puerto europeo que, por su proximidad a Marruecos, se presenta como el más expuesto.

Aunque lejos de todo dramatismo, «no es el único ni será el último movimiento de este tipo al que vamos a asistir», señala Carlos Fenoy, presidente de la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar; todos, instituciones y empresarios, coinciden en, de un modo u otro, mostrar su incertidumbre y preocupación por esta nueva realidad, que hace que los puertos de Europa, a partir de ahora, jueguen con cartas diferentes al resto.

«Este nuevo contexto va a suponer que los puertos de Europa no vayan en la misma línea que el resto y, por tanto, nos estamos perjudicando», resalta Javier Sánchez Rojas, presidente de la Confederación de Empresarios de Cádiz, quien no duda en apuntar que, «si vamos a perder tráfico y liderazgo en el Puerto de Algeciras, lo vamos a perder en la provincia de Cádiz y España».

Frente a ello, el máximo representante de los empresarios gaditanos advierte de la necesidad de reaccionar, «algo en lo que estamos desde la CEC, aportando propuestas que ayuden a arreglar la situación», haciendo referencia a la Cádiz Investment Hub, impulsada en 2024 de la mano de la Diputación de Cádiz y cuyo objetivo, más allá de lo turístico, es promocionar Cádiz como un territorio ideal para realizar inversiones.

«El tema del ETS –señala Carlos Fenoy – es algo que la Unión Europea no ha calibrado bien. Nosotros, desde la Cámara y el propio Puerto de Algeciras, hemos estado muy pendientes desde el verano de 2021 y una de las cuestiones en la que, además de en la singularidad de nuestro puerto, hemos insistido es en la necesidad de que la propia Organización Marítima Internacional, que está trabajando en algo similar a esto, lo haga efectivo lo antes posible. Por un lado, porque avanzaríamos mucho más en el objetivo de reducir la huella de C02 y, por otro, porque el agravio de desventaja competitiva ya no se produciría. Cuestión en la que seguimos insistiendo con Bruselas».

Convencido de que, «como ha dicho Gerardo Landaluce, presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras, estamos propiciando paraísos fiscales de CO2», Carlos Fenoy tiene más claro que, «ahora más que nunca, se hace necesario que todos los proyectos de comunicación, ferroviaria y viaria, se culminen de una vez por todas. Se trata de herramientas fundamentales al servicio de la competitividad de las empresas españolas, no solo del Campo de Gibraltar». «El Puerto de Algeciras lleva años siendo destacado por Naciones Unidas como uno de los más eficaces del mundo y, sin lugar a dudas, el desarrollo de sus comunicaciones, en lo que estamos inmersos desde hace años, dimensionaría aún más su extraordinaria competitividad», destaca, al tiempo que remarca que «es necesario que, de una vez por todas, los responsables políticos se lo tomen en serio».

La directiva del Sistema de Comercio de Emisiones Europeo, en vigor desde el 1 de enero, obliga a los buques a pagar por la cantidad de toneladas de CO2 que emitan durante las travesías, al objeto de reducir estas emisiones con el paso del tiempo.

Esta afecta a todos los buques de más de 5.000 GT y se aplica al 100% de las emisiones que se emitan en las rutas que conecten diferentes puertos de la UE, así como el 50% de las líneas con entrada o salida de la Unión Europea.

La directiva EU ETS forma parte del plan Fit for 55 de la Unión Europea, cuyo objetivo es favorecer la transición energética de las compañías marítimas hacia la descarbonización. Esta persigue que se favorezca la construcción de barcos más eficientes y con consumos más sostenibles. De igual modo, pretende que las empresas contribuyan tanto a la investigación como al desarrollo de manera conjunta, para eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero.