
Mascotas
Cuidado si tienes gato: el peligro mortal que se esconde en una simple tapa de jamón
La alergia a los gatos puede esconder un riesgo inesperado en la dieta: el síndrome del cerdo-gato, una reacción cruzada que convierte el consumo de jamón o embutidos en un peligro potencial para algunos afectados

Para un reducido grupo de personas, el placer de una tapa de jamón serrano o de un buen lomo embuchado puede esconder un enemigo oculto en la despensa. Se trata del síndrome cerdo-gato, una reacción alérgica poco frecuente pero de consecuencias potencialmente graves que vincula de forma directa la alergia a los felinos con el consumo de carne de cerdo. La sorpresa para muchos es descubrir que su mascota puede ser la causa indirecta de una respuesta adversa a un alimento tan común en nuestra dieta.
De hecho, la raíz del problema se encuentra en la reactividad cruzada, un fenómeno donde el sistema inmunitario se confunde. La culpable es una proteína de la sangre de los gatos, la albúmina sérica Fel d 2, que presenta una asombrosa similitud estructural con su equivalente porcina. Esta semejanza provoca que las defensas de un alérgico a los gatos identifiquen erróneamente la carne de cerdo como una amenaza y desencadenen una respuesta alérgica.
Sin embargo, no todos los alérgicos a los gatos corren este riesgo, pues la incidencia es baja y se estima que afecta solo a entre un 1 % y un 3 % de ellos. Un factor crucial es la preparación del alimento: la proteína responsable es termolábil, lo que significa que el calor destruye el alérgeno. Por esta razón, un filete de cerdo bien cocinado suele ser seguro, mientras que los embutidos crudos o poco curados representan el verdadero peligro.
Del picor a la anafilaxia: cómo se manifiesta el síndrome
En cuanto al cuadro clínico, las manifestaciones van desde la urticaria y problemas digestivos, como dolor abdominal, hasta la anafilaxia, una emergencia médica que puede comprometer seriamente la vida. Este abanico de síntomas requiere una intervención sanitaria inmediata en sus formas más graves para evitar un desenlace fatal.
Por otro lado, el diagnóstico se confirma a través de la historia clínica del paciente, apoyada por pruebas cutáneas y análisis de sangre que detectan los anticuerpos específicos. Los especialistas también han identificado ciertos cofactores que pueden agravar o precipitar una reacción, como realizar ejercicio físico intenso o el consumo de antiinflamatorios poco antes o después de la ingesta del producto porcino.
Por todo ello, la recomendación de los expertos para los afectados es tajante e inequívoca. La única medida realmente eficaz para garantizar la seguridad del paciente y prevenir episodios peligrosos pasa por evitar por completo la carne de cerdo y todos sus derivados, prestando especial atención al etiquetado de alimentos procesados que puedan contenerla de forma oculta.
✕
Accede a tu cuenta para comentar