Monjas mañas

Hermanas al cuadrado con casi cien años: "A veces notas tu fragilidad, y dices, Señor, ¿qué hago aquí?", se sinceran

"Siempre hemos ido identificándonos con la época que nos ha tocado vivir, y en ese sentido hemos recibido mucha formación", comparten

Monja anónima
Monja anónimaPexels

Las hermanas Carmen y Teresa Sesma -99 años ambas- han recorrido un camino de fe y dedicación a la Iglesia que se extiende a lo largo de casi 80 años. Su vocación, inquebrantable, ha sido la guía de una vida marcada por la perseverancia y una constante adaptación a los cambios de la sociedad y la propia institución religiosa. A lo largo de su trayectoria, se han mantenido firmes en su propósito, al tiempo que han abrazado las evoluciones que les han tocado vivir.

Si hay un momento que Carmen recuerda con especial cariño es el Concilio Vaticano II, una cumbre de obispos católicos que convocó el papa Juan XXIII para actualizar la Iglesia. "Para mí fue… No lo sé explicar, como salir a la paz", señala en 'El Periódico de Aragón', describiendo el impacto que tuvo en su vida. Ambas hermanas concuerdan en que esta etapa supuso un impulso de renovación, donde "siempre hemos ido identificándonos con la época que nos ha tocado vivir, y en ese sentido hemos recibido mucha formación". Un compromiso con el progreso que, para ellas, nunca ha significado una renuncia a sus principios fundamentales, ya que “la esencia y la raíz, que es lo fundamental, permanece”.

Un legado de formación y liderazgo

El camino de cada una de las hermanas estuvo también marcado por experiencias personales únicas. En 1977, Carmen se marchó a Roma, donde no solo sirvió como consejera general, sino que también se dedicó a estudiar Derecho Canónico. "Es otra de las cosas que más me influyó en mi vida, la estancia en Roma. Descubrí la Iglesia Universal", comparte en el diario local, destacando la profunda huella que la ciudad eterna dejó en su comprensión de la fe y el mundo. Unos años más tarde, su hermana Teresa sería la elegida para asumir un rol de máxima responsabilidad dentro de su congregación.

Sería en 1983, siendo además reelegida para el cargo seis años después. A pesar de los importantes puestos que han ocupado, ambas hermanas comparten un recuerdo de su pasado con especial nostalgia. Su tiempo como profesoras en el colegio Escolapias de Zaragoza es un periodo que recuerdan con nostalgia. "Era una vida en equipo. Recuerdo mis primeras clases y mis primeras alumnas con un gozo…", dice Teresa, rememorando sus inicios en la docencia con una emoción que aún perdura.

"En cien años hay más momentos de flaqueza, muchos momentos de todo"

Aunque su vida ha estado marcada por la vocación, las hermanas Sesma no ocultan que ha habido momentos difíciles. Teresa recuerda otros momentos que la han enriquecido, como su tiempo de visitadora de monjas de clausura, y otros más dolorosos. "No llegué a tiempo al último momento de nuestra hermana Pilar. Yo iba a Zaragoza por la tarde y murió al mediodía", recuerda, con una profunda tristeza. Sin embargo confiesa que aunque "a veces notas tu fragilidad, y dices, Señor, ¿qué hago aquí?", nunca se han arrepentido de su elección de vida.

Más allá de esas reflexiones sobre su propia fe, las hermanas hacen un balance positivo de su centenario que se cumple ya el próximo 25 de mayo. "En cien años hay más momentos de flaqueza, muchos momentos de todo", se sincera Teresa en nombre de las dos.