Asturias puede presumir con orgullo de gastronomía y también de postres. Conocidísimos son algunos de sus manjares más dulces, que suelen aparecer en todas las cartas de los restaurantes, bares y casas de comidas, como son, por ejemplo, el arroz con leche, los frixuelos, la leche presa o requesón, los picatostes.... Pero hay uno que no vas a encontrar fácilmente pero que es uno de los postres más históricos y sabrosos de la región. ¿Conoces El Panchón?

El Panchón se caracteriza por su sabor dulce y su textura esponjosa. Se elabora principalmente con harina de escanda o de escanda y trigo mezcladas (también conocida como "maíz panchón"), leche, azúcar y manteca. A veces se le añade un toque de anís o licor para darle un aroma especial, eso es cosa de cada cocinero, y el punto que le da cada uno le da un aroma particular y diferentes. Ingredientes sencillos que bien trabajados dan lugar a una delicia que sabe a tradición, a pueblo y a cocina de leña.

Para hacerlo, lo que se hace es mezclar los ingredientes hasta obtener una masa homogénea, que luego se cuece al horno hasta que adquiere una consistencia firme pero tierna. El resultado es un postre con un sabor suave y dulce, ideal para acompañar con un café, como postre o incluso como desayuno.

Si eres de los que quiere darle un toque diferente, puedes acompañarlo con una bola de helado, la mezcla de las dos textura y el contraste del frio con las migas es pura fantasía para los sentidos.

Este postre es tradicional del concejo de Aller y podría definirse como unas migas dulces. Es de esos postres que no se conocen mucho, pero que si tienes la suerte de probarlo seguro que te enamora.

Su origen fue el aprovechamiento de los restos de harinas que quedaban por las casas, a las que se les daba un toque dulce para convertirlas en postre. Hoy es uno de esos platos reconocidos de la gastronomía asturiana y que se llevan la ovación de quienes lo prueban.

Mira bien siempre si lo hay en la carta y si es así, no dudes en pedirlo. Te va a gustar y mucho.