
Naturaleza
Muere la osa "Paca" símbolo de la conservación de la naturaleza en Asturias
Se le tuvo que aplicar la eutanasia para darle "el mejor final", asegura el presidente de la Fundación Oso de Asturias

Hoy es un día triste en Asturias, ha muerto la osa "Paca" a los 36 años, una edad muy avanzada, ya que los osos pardos que viven en la naturaleza no suelen sobrepasar los veinte o veinticinco años. El presidente de la Fundación Oso de Asturias, Pepin Tuñón, ha explicado en declaraciones a La Razón que "estas últimas semanas ya le vinimos notando que el proceso normal de envejecimiento se había ido acelerando, cada vez le costaba más desplazarse, tenía mucha artrosis, los informes veterinarios demostraron que no tenía buena calidad de vida y que no la iba a tener", concreta el experto. Si hacemos la comparativa con la edad humana, "Paca" ha muero con cien años de edad. "Paca" también había dejado de comer y se fue apagando como un vela.
Así, se decidió aplicarle la eutanasia para que dejase de sufrir. "Paca" vivía en el cercado de Santo Adriano, en un espacio que compartió junto a su hermana "Tola" hasta hace siete años, cuando su hermana falleció a los 29 años, concretamente en enero de 2018. Ahora, vivía con "Molina", otra osa que fue recuperada del medio natural y que tras ser tratada y recuperada no se logró que se reintrodujera el medio natural.
La muerte de "Paca" supone el fin de una era en Asturias. Las dos hermanas, "Paca" y "Tola" quedaron huérfanas en el monte en Tineo en el año 1989, después de que un furtivo matase a tiros a su madre. Las oseznas fueron rescatadas por miembros del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, tenían por aquel entonces cinco meses. En una primer momento fueron enviadas a Cataluña y Cuenca, y es en el año 1996 cuando regresan de nuevo a Asturias.
Su historia favoreció la recuperación de la especie
Como resultaba imposible que viviesen en libertad tras tanto tiempo en contacto con los humanos, se construyó un cercado para ellas, con el objetivo de que pudieran vivir en un espacio que fuese lo más parecido a un monte, es decir, a una vida en libertad. Así, la Fundación Oso de Asturias se hizo cargo de las dos oseznas, que han sido visitadas por miles y miles de personas en el cercado de Santo Adriano.
Su historia fue imprescindible para que se tomasen medidas en favor a la recuperación y conservación de la especie, y removieron conciencias, de tal modo que se puso en marcha en plan de recuperación de la especie. A día de hoy no se concibe pensar en Asturias sin pensar en el oso pardo cantábrico.
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