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Esclerosis múltiple: primer fármaco para dos subtipos

Ya está disponible en España un medicamento que mejora la calidad de vida de los pacientes que sufren las formas remitente-recurrente y secundaria progresiva con brotes

La esclerosis múltiple es una enfermedad de adultos jóvenes / Infografía LA RAZÓN
La esclerosis múltiple es una enfermedad de adultos jóvenes / Infografía LA RAZÓNlarazon

Una buena noticia para los 47.000 pacientes españoles con esclerosis múltiple (EM): ya está disponible una nueva terapia que consigue frenar los síntomas de la patología en sus formas más comunes, como son la remitente-recurrente (EMRR), la secundaria progresiva con brotes (EMSP) y la primaria progresiva (EMPP). Este fármaco se administra vía intravenosa cada seis meses y permite elevar la calidad de vida para los pacientes.

¿Cómo lo consigue? El innovador mecanismo de acción de ocrelizumab (Ocrevus, comercializado por Roche) modifica el curso de la enfermedad al actuar de forma selectiva sobre un antígeno (de las células B, el CD20+) y eliminarlo. «Se puede emplear en los tres tipos de EM porque va dirigido a la parte común que comparten en su etiopatogenia. Por eso resulta eficaz en estos pacientes», explica Ángel Pérez Sempere, jefe de sección de Neurología del Hospital Universitario de Alicante.

Este nuevo medicamento, que está cubierto por el Sistema Nacional de Salud (SNS) y disponible desde enero de 2019, está indicado para los pacientes que presenten determinadas características en las pruebas clínicas y de imagen, que tengan alteraciones en el grado de discapacidad y tengan una actividad inflamatoria significativa. «En aquellos afectados en los que se vea que no tienen una buena respuesta al tratamiento que actualmente llevan, su neurólogo podrá valorar esta terapia», apunta Pérez Sempere.

Avales científicos

La autorización del fármaco se ha basado en los resultados de tres ensayos clínicos fase III del programa de investigación Orchestra, con la participación de 19 hospitales españoles, y en el que se ha evaluado a 2.388 pacientes que alcanzaron los objetivos marcados. Además, se unen a estos datos los procedentes de dos ensayos clínicos fase III idénticos en pacientes con EM con brotes (Opera I y Opera II), mostraron que este medicamento presenta una eficacia superior con alrededor de un 80% de pacientes libres de brotes y una progresión significativamente más lenta de la enfermedad en comparación con dosis altas de interferón β-1a durante el período de tratamiento controlado de 96 semanas.

Además, la molécula también incrementó significativamente la probabilidad relativa de los pacientes de alcanzar la ausencia de actividad de la enfermedad (NEDA) (lesiones cerebrales, brotes y progresión de la discapacidad) en un 64% en el estudio Opera I y en un 89% en el Opera II comparado con dosis altas de interferón β-1a. «Hay que destacar que hemos observado la evolución de la enfermedad (o la ausencia de ella) a través de las imágenes de resonancia magnética -que se hacían en los ensayos- y que se han centralizado en Canadá. Hemos recogido muchos datos sobre la actividad inflamatoria y volumen cerebral», añade Pérez Sempere.

Según el doctor Xavier Montalban, director del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña en el Hospital Universitario Vall d’Hebron en Barcelona, catedrático de la Universidad de Toronto, director de la División de Neurología de Toronto y del BarLo MS Centre, «el tratamiento de la EM llega, con ocrelizumab, a la mayoría de edad. Y lo hace, además, mediante una forma de administración que implica tan solo dos días al año. Esto permite a las personas que viven con EM llevar una vida laboral y familiar con mínima interferencia causada por la pauta terapéutica. El abanico de opciones de tratamientos para la EM, podemos afirmar, es ahora más completo para todos los perfiles de esta enfermedad de las mil caras, dando un sentido profundo al concepto de medicina personalizada».