Sociedad

Una británica durante sus terceras vacaciones en Ibiza: "Las únicas que bailábamos en la discoteca éramos mi amiga y yo"

La joven, de origen pakistaní, lleva varias temporadas viajando a la isla desde Londres, donde vive, para disfrutar de un descanso, de las playas y los clubs de ocio nocturno, donde dice que "ya no es lo mismo"

Discotecas
Una imagen de una fiesta de la espuma en una discotecaCorbis

El 'postureo' ha arruinado las experiencias en algunos de los clubes de Ibiza y también del resto de la geografía. No es raro ver, durante los conciertos, fiestas o en cualquier lugar natural de belleza extraordinaria, a la gente sujetando en la mano su teléfono móvil para que no se le escape nunca el momento.

"Fuimos al opening de la fiesta de Calvin Harris, en Ushuaïa, el viernes, y nadie bailaba. Solo mi amiga y yo", dice juna joven londinense en su último día de vacaciones en la isla. No es la primera vez que la visita, sino la tercera.

Pero esta vez le sorprendió la actitud de los turistas que apenas se movían al ritmo de la música que pinchaba en el increíble recinto de Ushuaïa el dj y cantante escocés.

Un cambio de tendencia

La estampa más común ahora es ver a la gente bebiendo y a veces habiendo consumido otro tipo de sustancias también, enfocando con la cámara de su smartphone el escenario. Esta joven británica, de origen Pakistaní, dice que las otras veces que había venido a la isla, hace algunos años, no había notado tanto esta tendencia.

"Nos quedamos alucinando, porque realmente éramos las únicas que parecía que nos lo estábamos pasando bien de verdad", cuenta la turista. También añade que los rostros serios eran abundantes a pesar de estar en un entorno festivo.

Esto, la hizo reflexionar sobre el tipo de turismo que cada vez más reciben los sitios como Ibiza. Aunque a ella en concreto le gusta hospedarse en Sant Antoni (donde la mayoría de los visitantes son de Reino Unido) aprovecha para visitar durante su estancia playas que están un poco más alejadas.

A Ibiza solo de fiesta

En este sentido, se sorprende también de que haya gente que acude a la isla y se limita a hacer la ruta por todas las discotecas y deja de lado la naturaleza de las Baleares.

Otro de los aspectos que critica de los últimos años, es la subida estratosférica de los precios, sobre todo en estos locales de ocio nocturno. Lo dice el mismo fin de semana que el 'hyperclub' [UNVRS], en Sant Rafel, ha abierto sus puertas.

El nuevo proyecto de The Night League sirve, desde detrás de sus barras, copas por 25 euros y botellas de agua de medio litro por 15. Aunque no queda a mucha distancia de otros clubes de la isla como Pacha, donde la cerveza vale un precio módico de 16 euros.

Aún así, los clubbers de rostro serio los pagan para aguantar el tiempo máximo posible, ya que las entradas son otro de los gastos más elevados que contemplan los turistas durante sus vacaciones en Ibiza.

"Me da pena porque antes la gente parecía que bailaba más, se lo pasaba mejor", termina lamentando la visitante de origen pakistaní. Sobre todo, en una isla donde el libre albedrío y el goce en general se izaron como bandera a partir de los años 60 y desde entonces han consistido un poco en su marca.