Apagón

Un joven de Mallorca tras el apagón en Madrid: "Me da miedo coger hoy el tren y el metro, no me quiero quedar dentro"

El mallorquín cuenta que durante el día de ayer él y sus compañeros de piso estuvieron enganchados a la radio para estar informados en todo momento

Apagón generalizado en Madrid
Apagón generalizado en Madrid Alberto R. RoldánLa Razón

El apagón afectó ayer a estudiantes y trabajadores de Baleares que viven en la capital u otras ciudades españolas que se quedaron pasadas las 12.30 horas en la oscuridad más absoluta.

El mallorquín Arnau Palou, de Bunyola y residente en Madrid, fue uno de ellos. Estaba en la fábrica en la que trabaja cuando se esfumó de repente la luz: "Yo estoy en la planta vieja y es un sitio que cuando está en funcionamiento siempre está llena de ruidos, pues ayer daba miedo", cuenta el bunyolí. "Desde una de las salas podía escuchar las voces de todos mis compañeros, incluso de los que estaban en otros pisos", detalla.

El ambiente en la capital, relata el mallorquín, era generalmente tenso. De hecho, él y sus dos compañeros de piso, vieron desde la terraza de su vivienda cómo dos personas llegaban a las manos. "No tenía pinta de que estuvieran discutiendo por algo en concreto, sino que en la calle, el ambiente estaba más cargado de lo normal", asegura, "la gente estaba particularmente nerviosa".

Refuerzo de la seguridad

De hecho, en la estación de Atocha y en otros puntos de la capital donde la gente llegó desde otros lugares de España, hubo congregaciones de gente que no tenía, a la llegada de la noche, un lugar donde hospedarse.

Esto llevó a varias comunidades autónomas a reforzar la presencia de las fuerzas de seguridad para reducir la inseguridad que empezó a sentir la ciudadanía al anochecer, cuando en la mayoría de las vías aún no funcionaba el alumbrado público.

Por otro lado, ciudades como Barcelona habilitaron espacios para acoger a las personas que no contaran con un sitio en el que dormir.

Enganchados a la radio

Una de las cosas que hicieron Arnau y sus compañeros de piso después de percibir que el apagón iría para largo fue acercarse a un bazar de su zona para comprar varias cosas: un farolillo, una batería portátil y una baraja de cartas.

"En el establecimiento, la gente empezó a especular sobre las causas del apagón de manera muy loca", comenta Palou. También fueron al supermercado a adquirir productos básicos, por lo que pudiera suceder.

"Normalmente solemos hacer vidas separadas, pero nos pasamos la tarde juntos escuchando la radio", cuenta el mallorquín. Tenían, por otra parte, sensación de incertidumbre por ver cómo se desarrollaría la situación a lo largo del día de hoy.

En su caso, hoy no tiene que trasladarse hasta el trabajo pero sí hasta el instituto para reunirse con el tutor que le lleva las prácticas. "Me da un poco de miedo ir hasta allí, porque tengo que coger un tren y un metro y no me quiero quedar allí dentro", termina el joven.

Las telecomunicaciones, afectadas en Baleares

Aunque el apagón no afectó ayer a Baleares (ni tampoco a Canarias) por sus sistemas eléctricos independientes, sí tuvo repercusión en el funcionamiento de las telecomunicaciones, que se vieron interrumpidas sobre todo por la tarde.

El Govern activó ayer el nivel 1 del Plan de Emergencias y recomendó a la población mantenerse comunicada a través de conexión wifi y vía cable. Aunque esta mañana, pasadas las 10.30 horas, ha desactivado la alarma.